Doña Urraca, la Asturiana

Restos de la Torre de Soto de Aller, donde nació doña Urraca.







Era hija de Alfonso VII el Emperador y de una joven oriunda de Aller, llamada doña Gontrodo.
Parece ser que el encuentro entre ambos se produjo hacia el año 1132, poco antes de la sublevación del conde Gonzalo Peláez . El motivo fue la asistencia de don Alfonso a la Curia Regia celebrada en Oviedo con ocasión del pleito que sostenían los padres de doña Gontrodo con el monasterio de San Pedro de Eslonza, por la propiedad de otro monasterio: el de San Juan de Verbio.
Según la Chrónica Adefonsi Imperatori, los padres de la joven fueron don Pedro Didaz o Díaz y doña María Ordoniz. Don Pedro, descendía por línea directa de Alfonso I y pertenecía a una de las familias mas influyentes en Asturias en el siglo XII. Es probable que fuera hermano de Jimena Díaz, la que fue esposa del Cid.

Pues bien, el Emperador se prendó de la hija de don Pedro (“se aficionó tiernamente de la doncella”) y se olvidó por completo de su esposa doña Berenguela. Tuvieron un tórrido romance veraniego (“ los verdes prados de Corigos fueron testigos de su cortejo y colchones para su pasión”) y naturalmente doña Gontrodo quedó embarazada. Ni que decir tiene que el famoso pleito fue ganado por don Pedro y doña María.
El retoño fue una niña: Urraca.
Alfonso VII, que era hijo de doña Urraca I de León y Castilla, la reina guerrera, y de su primer marido Raimundo de Borgoña, quiso llamar a su primogénita igual que su madre. El Emperador tuvo siempre especial afecto a la infanta, quien fue apartada de la familia materna y educada en palacio por su tía doña Sancha, conviviendo con sus hermanos Sancho y Fernando, nacidos varios años después.

Cuando aún era niña , Alfonso concertó su boda con García Ramirez, el Restaurador, rey de Navarra y nieto del Cid, para asegurar la paz entre ambos reinos. El matrimonio se celebró unos años mas tarde en León con gran brillantez, asistiendo invitados de todos los reinos cristianos peninsulares y una nutrida representación de la nobleza astur. La novia recibió como dote varios territorios sitos en el interior del reino de Navarra.

Su reinado dicen que fue solitario y triste, pues su marido se hallaba ocupado siempre en empresas guerreras contra Aragón y contra las plazas musulmanas de Almería y Córdoba. Volviendo de una de estas incursiones recibe un golpe a consecuencia del cual, fallece cerca de Estella. Había tenido dos hijas con doña Urraca: Margarita y Sancha.
Una vez viuda, regresa a Asturias donde su madre doña Gontrodo vive retirada, favorecida por varias donaciones del Emperador, dedicada a fines religiosos. Alfonso VII quiso que conservara el titulo de reina de modo efectivo sobre el territorio asturiano. El statu quo, se mantuvo también durante el reinado de su hermano Fernando.

Doña Urraca gobernaba asesorada por un consejo de eclesiásticos y nobles y disponía de una cancillería propia, aunque los diplomas que expedía dicho organismo, necesitaban ser confirmados por la Curia Regia y sellados por la Cancillería real.
En el año 1161, la Asturiana, se casa con el caballero palentino Alvaro Roderici. Esta unión parece ser que da origen al apellido Alvarez de las Asturias.

Un año después de su matrimonio protagonizaron un intento de secesión claramente reflejado en un documento de Otero de las Dueñas que está fechado así: "cuando la reina doña Urraca y don Alvaro Roderici quisieron que el rey Fernando II perdiese Asturias".
Tras el intento fallido probablemente fue desterrada a Palencia. A partir de ese momento es su hermano don Fernando el que aparece en todos los documentos como rey de Asturias.
Tuvo dos hijos fruto de su segundo matrimonio: Pedro y Fernando.
Sus últimos años son un misterio. Hay quien dice que fallece en Palencia al año siguiente de su destierro. Otros en cambio sostienen que siguió con su marido hasta que enviudó en 1179 y luego se hizo monja con su madre en Santa María de la Vega muriendo en 1189. Lo que parece claro es que está enterrada en la catedral de Palencia, ya que hay constancia escrita al menos desde el siglo XIV.

El extraño caso de mi suegra Carmen


Mi suegra es un caso raro de no envejecimiento. Ella nunca quiso cumplir años y juraba tener 60 desde hacía lo menos diez, con lo cual se iba a dar el caso de que los hijos, en poco tiempo, serían mas viejos que la madre. Lo cierto es que su edad se ha detenido ahí ( físicamente está igual que cuando yo la conocí) y no sabemos si se debe a un fenómeno raro, producto quizá, del cambio climático, a quien echamos la culpa de todo, o a que cierto día que no regresaba y después de buscarla por todos los sitios, cuando ya estábamos a punto de llamar a la policía apareció tan tranquila y nos contó con el mayor desparpajo, que la había abducido un OVNI. “No, no me miréis con esa cara, ya sabía que no me ibais a creer”.
Mientras los mayores sentíamos ganas de estrangularla, los nietos la cosieron a preguntas sobre los supuestos extraterrestres. Ella dijo siempre lo mismo:
__Descendió un rayo luminoso y de pronto me vi en una extraña nave con unos seres altísimos que irradiaban una luz que los hacía transparentes. Uno se acercó y me observó durante mucho rato.
__¿ No les tenias miedo abuela?.
__No, sentía mucha paz. Ese ser que os cuento, después de observarme, me tocó con uno de sus dedos
__¿Con cual?.
__Con el índice, y me dijo: “serás eternamente joven”…

Su hijo mayor, mi marido, es médico y se preocupó bastante por su salud mental.
__Esto puede ser un principio de Parkinson o algún otro deterioro neurológico.
__Lo que le pasa a tu madre es que no quiere envejecer y ha cogido una neura, de mucho cuidado…
Ella no quiso de ninguna manera acudir a consulta alguna, con lo cual todos nos convertimos en observadores, atentos a la mas minima alteración en la conducta diaria. No le perdíamos detalle. Nunca hizo nada raro. Estaba como una rosa y perfectamente cuerda, (si exceptuamos lo del OVNI). Siguió con sus costumbres de siempre, pero eso si, el pelo no le siguió blanqueando, no surgió ninguna arruga nueva y mientra sus contemporáneas iban a menos, ella parecía cada vez mas joven. Tuvo que cambiar de amigas y menos mal que era viuda, porque de lo contrario, cambiaría también de marido.
La gente se asombraba :“¿ esta mujer no envejece?”. Llegaron a ponerse tan pesados que tuvimos que decir que se había hecho varios lifting. Pero, no sólo era el aspecto, estaba cada día, mas ágil y activa. En eso, no sólo no envejeció, es que pareció rejuvenecer. Hacía footing, iba a clase de bailes de salón, viajaba… Un día nos dijo que había vuelto a encontrar el amor. Como, a estas alturas, ya no nos sorprendía nada, esperábamos cualquier cosa, así que no nos asombró lo mas mínimo el novio que trajo a casa: un tío de unos cincuenta en la línea George Clooney, que a las mujeres de la familia nos puso los dientes larguísimos.
__Oye Carmen, ¿por donde se te apareció el OVNI?__, le preguntábamos las nueras.
__Menos cachondeo nenas, y nos se os ocurra coquetear con mi chico, que he visto como lo miráis. Que estáis casadas, no lo olvidéis.
Bueno. Nos queda la esperanza de que, una vez viudas, nos abduzcan los marcianos….

Excepto a los hijos, a toda la familia nos hizo mucha gracia el rejuvenecimiento de Carmen. Tampoco le dimos mas importancia. Hay mucha gente que llega a una edad y parece que el reloj biológico se le detiene. Bueno, pues eso es lo que le pasó a mi suegra, por suerte para ella. Que se debe a un proceso hormonal, enzimático o neurológico o lo que sea , que mas da; lo importante es que estaba como una chiquilla, rejuvenecida, feliz y además, enamorada.
Ella, ajena a todo, continuó su relación con Clooney, mientras sus dos retoños, pero sobre todo Luis, mi marido, se devanaban la sesera tratando de comprender que extraño fenómeno paracientífico o quizá paranormal estaba sufriendo su madre. Leía todas las revistas médicas habidas y por haber, entró en contacto con universidades y laboratorios…No tenía tiempo ni para dormir, ni para nada.
Llegó a una conclusión el mismo día que ella me llamó para decirme que se iba a Suecia con un hombre que había conocido en IBiza.
__¿Y Clooney?__Le pregunté.
__Ese era un egoísta, que sólo quería disfrutar él.
No pregunté a que clase de disfrute se refería, aunque me lo imaginaba.

Hacía tiempo que Carmen se había distanciado de la familia. Yo culpaba a Luis, que con su afición de encontrar una explicación médica, no la dejaba en paz. Así que cansada de que todo el mundo la viera como a un bicho raro, había decidido vivir su vida lejos de todos nosotros, lo cual yo lamentaba, porque siempre la quise de verdad.
El mismo día de la llamada de Carmen, su hijo me dijo a la hora de comer:
__Tengo la explicación: Telomerasa
__¿Que?
__La explicación a lo de mi madre: la enzima de la telomerasa. Se acaba de descubrir. Verás: es una enzima que hace que las células se dividan sin límites, convirtiéndolas en inmortales. Pero tienen un problema, la célula que produzca telomerasa, generará cáncer. Así que mi madre puede morir de cáncer en cualquier momento.
__Tu madre está como una rosa. Además hace unos diez años de lo del OVNI. Ya tendría que estar muerta.
__No todos los procesos avanzan igual. Llámala, tu que sabes siempre donde está y que regrese que hay que tomar medidas.
__Se ha ido a Escandinavia.
__¿Que?
__Lo que oyes. Mira yo creo que debes de dejarla en paz. Que disfrute el momento y después ya veremos…
__Tu eres una inconsciente lo mismo que ella, por eso os lleváis tan bien. Voy a explicarte el proceso. Todas las células adultas se multiplican, pero para protegerse del cáncer llegan hasta un límite preestablecido (80 divisiones) y se mueren. La telomerasa interfiere con este proceso y las células no son capaces de mantener este registro. Entonces lo que hay que hacer es interferir a su vez con la telomerasa, para que no extienda la vida de las células. ¿Lo estás entendiendo?
__Claro, tonta no soy…
Luis hizo un movimiento con la cabeza, que preferí pasar por alto.
__ Un laboratorio ha desarrollado una vacuna que enseña al sistema inmunológico a atacar a la telomerasa. Tenemos que localizar a mamá y ponerle la vacuna. Ya me he puesto en contacto con los laboratorios.
__Es que tu madre ya te digo, se fue a Suecia con un ligue
__¿Como con un ligue y Clooney?. Bueno, si no da señales de vida, nos pondremos en contacto con la Embajada en Estocolmo y la localizaremos.

La Embajada no tenía ninguna noticia de que Carmen estuviera en Suecia. En el aeropuerto de Ibiza no constaba que hubiera tomado ningún vuelo, en aquellos días, ni nunca. En el de Palma, tampoco. Ni aparecía en las imágenes de las cámaras de seguridad, ni ninguna compañía aérea la contaba entre sus viajeros. No la pudimos localizar en ningún país del Norte de Europa. Ni en ningún otro sitio.
Luis se desesperaba.
Estuvimos cinco años sin saber nada de ella. Un día mi hijo Marcos, su favorito, enfermó de bronquitis con principio de neumonía. Tenía una fiebre altísima. Al poco de salir mi marido para la consulta, llamaron a la puerta. Me quedé muda. Era Carmen, tan joven y tan guapa…no representaba mas de cuarenta. Según mis cálculos tendría en ese momento cerca de 75. Nos abrazamos.
__¿Donde has estado?. Tu hijo quiere verte, tiene una explicación para lo tuyo…
__Luego hablaremos. He venido para ver a Marcos. Le he traído el tocinillo de cielo que le hacía siempre cuando estaba enfermo.
__Pero ¿Cómo lo has sabido?.
No me respondió, ya se había encaminado a la habitación del nieto.

Cuando, después de la visita, nos sentamos en la cocina a tomar café, le conté las conclusiones de Luis. Ella se rió.
__Mira, es posible que realmente sea la telomerasa, pero esta gente ha aprendido a usar esa enzima o cualquier otra, para prolongar la vida y poder viajar de galaxia en galaxia. ¿Sabes cuantos años se tarda en hacer un viaje intergaláctico?, por lo menos 80 y otros tantos en regresar. Si esta gente no conociera el secreto de la eterna juventud, sería imposible. ¿Comprendes?
__Entonces ¿es cierto lo del OVNI?.
__¿Todavía lo dudas?. Mira esta gente hace siglos que anda por aquí. Cuando llegan a un planeta, buscan determinadas personas para convertirlas en inmortales y que sean la memoria viva de ese mundo. Somos un compendio de información viviente de los planetas que van conociendo. Como una enciclopedia. He visto gente que convivió con Jesucristo. Somos muchos de distintas épocas y de distintas partes. Así cada uno conoce a la perfección su área geográfica y recuerda cada cosa de relevancia que sucedió. Hay personas de todos los campos: medicina, ingeniería, deporte, arte…y amas de casa como yo. Tiene que haber de todo. Cada punto de vista interesa.
No me lo podía creer. __¿Sería cierto como afirma Luis que el cáncer la ha invadido y ya tiene mal el cerebro?. Pero su aspecto es fantástico y no parece que haya ningún problema.
__¿No me crees verdad?__me preguntó como si leyera mis pensamientos.__Es natural yo tampoco lo creería, si le hubiera pasado a otra. Tengo que irme. Posiblemente tardaremos en volver a vernos. Es mejor que no le digas nada a Luis, sólo te serviría para problemas.
__Pero ¿a donde vas?.
__A donde ellos decidan.
__¿A que ellos te refieres?.
__A esos que tu sabes de sobra.
__¿Eres feliz Carmen?
__Al principio si, ahora ya no lo se. Tengo un poco de miedo. Vivir eternamente es cansado y no he hecho mas que empezar…
Volvimos a abrazarnos. Cuando ya se iba me dijo:
__Se me olvidaba. Antes de acompañarlos a su mundo, nos llevan a todos después de un tiempo, he pactado con ellos que me dejen cuidaros a cada uno de vosotros, nietos incluidos, cuando estéis en trance de muerte. Una vez que os hayáis ido todos, yo también me iré. Mientras tanto, no te preocupes y procura ser feliz tu también.

Después que se marchó, me sentí fatal. Mientras estaba con el nieto, debía haber llamado a Luis y decirle lo que estaba ocurriendo, pero en ese momento, no se me pasó por la imaginación.
Cuando regresó mi marido, Marcos le contó la visita de la abuela. Yo debería de haberlo negado y argumentar que todo era consecuencia de la fiebre. Pero no pude y como vaticinó Carmen, su hijo y yo tuvimos graves problemas de convivencia que terminaron con nuestra separación, cuando la situación entre nosotros se hizo insoportable para mi, ya que Luis me culpaba de la mas que posible muerte de su madre.
__Si no fueras tan crédula, mi madre estaría vacunada y la telomerasa controlada y todo volvería a la normalidad. Pero la señora que escribe cuentos que nadie lee, prefiere creer en OVNIS..
__Piensa por un momento que es verdad.
__¿Como nadie en su sano juicio va a creer una cosa así, mujer, excepto tú?.
__Piensa que la vacuna no le hace efecto, porque lleva muchos años así y el cáncer no ha aparecido, entonces ¿qué?.
__Si la vacuna no le hiciera efecto, habría que estudiar el tipo de alteración que no se sabe por que circunstancias, sufre mi madre.
__O sea, que la encerrarías en algún sitio para estudiarla como si fuera un alienígena.
__¡Y dale con los marcianos!.
Pensé que fuera lo que fuese lo que le había ocurrido a Carmen, hice bien en ponerme de su parte, aunque me costara un buen disgusto.
Mi cuñado pensaba igual que Luis. No podía soportar que en el barrio la gente murmurara sobre la desaparición de su madre. Había todo tipo de comentarios.
“Que se había ido con un jovencito y los hijos no querían saber nada de ella”
“Que se había muerto por esos mundos abandonada por la familia”.
“Que la habíamos recluido en un psiquiátrico…”
Un día no pudo mas y se largó con su familia fuera de España.
Me hicieron sentir totalmente culpable. Sufrí una terrible depresión, que aún arrastro y la vida no volvió a ser la misma para ninguno de nosotros.

Con los años mi ex marido falleció de cáncer.¡Que paradoja!. El día que fui a visitarlo al hospital, casi obligada por mis hijos, lo encontré consumido pero con cara de total felicidad.
__Es la morfina__me comentó la enfermera.
Cuando me reconoció, tardó un rato, me cogió la mano y me dijo, con un hilo de voz apenas audible:
__Ha estado mi madre cuidándome por las noches. Está como siempre.
Después de una larga pausa continuó__No se ha muerto.
Luego, me miró y me dijo:
__Per-do-na-me…
Pregunté a las enfermeras. Parecían reacias a contarme nada. Tras mucho insistir una me comentó que había permanecido con él una mujer que suponían sería su esposa, aunque había mucha diferencia de edad. Ella no tendría mas de cuarenta…
Saqué una foto de mi suegra hecha el día que la vi por última vez. ¡Si, es esa!, dijeron con mucha extrañeza por que yo tuviera una foto de la que, suponían, era la mujer de mi ex.
__¡Carmen!. Después de tantos años estaba igual.
Cuando mi cuñado, que vivía aún en el extranjero, regresó para el entierro de Luis, le comenté lo de Carmen en el hospital. Pensé que le alegraría saberlo. Me equivoqué.
__Mira, no quiero volver a oírte hablar de mi madre. Si hubieras hecho lo que debías aquel día, la vida para todos hubiera sido de otra manera.

Unos años mas tarde, Víctor regresó a España, ya jubilado. Le acompañaba su mujer y la hija pequeña, veinteañera. Lo supe por mis hijos a los que llamó su prima.
No hace falta decir que no mantuvimos ningún contacto. Un día mi hija llegó con la noticia de que Eva, mi sobrina, había sufrido un accidente de moto.
__Está en coma, mamá.
Yo rezaba por ella, pero no se me ocurrió presentarme en el hospital, porque ya sabía lo que me esperaba.
Una mañana, llamaron a la puerta. Era Víctor, mi cuñado.
__Me gustaría hablar contigo.
__Mira, si no vienes en son de paz, no tenemos nada que decirnos…
__Es sobre mi madre__Yo hice ademán de cerrar la puerta__Tenias razón.
__Pasa.
Me contó que cuando estaba en la habitación con la niña, alguien le tocó en el hombro y al volverse vio a su madre, exactamente igual que hace treinta años. Le dijo que se fuera a casa a descansar que ella cuidaría a Eva, quien por cierto se despertó y está mejorando. Me dijo, también, que vendría a cuidar de cada uno de nosotros y me recriminó haber sido tan injustos contigo, me hizo ver que te habíamos culpabilizado sin motivo y te habíamos arruinado la vida.
__¿Te dijo algo de cómo se entera cuando alguno de la familia enferma?
__Siempre pensamos que tú la avisabas, pero ella me contó que “ellos” se lo hacen saber y la transportan desde donde se encuentra, que por cierto, se negó a revelarme cual es ese sitio. Mira, hace noches que no duermo. Porque si el motivo de su eterna juventud son las dichosas enzimas, tenía que haberse muerto de cáncer y esta mas saludable que yo, con diferencia. Pero lo del OVNI, cuesta creerlo, de verdad. Sin embargo ahí sigue, igual que entonces. Por favor, quiero que nos perdones, porque ya no aguanto mas, estoy a punto de volverme loco.
Les perdoné,¿ para que guardar rencor?. Eso no hace mas que añadir amarguras. Comenzamos a relacionarnos de nuevo, pero no demasiado, por que ya nada podía ser como antes.

Ha pasado mucho tiempo. Hoy encontré unas notas que había tomado para escribir un cuento sobre el caso de mi suegra. Comenzaba así: “mi suegra es un caso raro de no envejecimiento”…Había dejado por completo de escribir, sin embargo desde hace unos días vuelvo a sentir la necesidad de hacerlo. Ya se han muerto Víctor y mi cuñada. Carmen vino a cuidarlos como prometió. Es agradable volver a tener madre cuando ya eres viejo. Supongo que la próxima en morir seré yo. Lo supongo y lo deseo. No quiero que mueran antes ni mis hijos ni mis sobrinos.
Voy a continuar la historia del no envejecimiento de mi suegra; cuando ya no escriba mas, es que habrá llegado mi hora. No me asusta, de verdad. Además tengo muchas ganas de volver a ver a Carmen…

Egilona



Fue la esposa de don Rodrigo, el último rey visigodo de Toledo. Egilona nació y murió en Sevilla (659-718).

Cuando muere Witiza (hay quien dice que asesinado por Rodrigo), sus partidarios nombran rey a su hijo Agila de 10 años. Pero el resto de la nobleza visigoda, temerosa de que el niño sea manipulado por sus parientes, se reúne en el Aula Regia y elige rey a don Rodrigo, duque de la Bética. ( Como se ve la monarquía era entonces electiva). El otro bando se levanta en armas y se inicia una nueva guerra.
Entre tanto don Rodrigo casado con Egilona, dama bellísima, a la ponía los cuernos constantemente, se encapricha de la hija del conde don Julián, Florinda, a la que su padre gobernador de Ceuta, había enviado a Toledo para que se educara en la corte.
Ceuta pertenecía al imperio Bizantino, pero mantenía excelentes relaciones con la monarquía visigoda para contener el avance arabe.

Don Rodrigo acosa a la joven Florinda, quien no le hizo ningún caso, hasta que un día el rey desesperado, “abusa torpemente de su honestidad”. O sea, que la viola.
Don Julián monta en cólera, no es para menos, y propicia la invasión musulmana de la Península, poniendo sus barcos a disposición del gobernador Muza, para cruzar el Estrecho.
Egilona estaba al corriente de los hechos, pero no pudo darle su merecido, ya que aunque exigió venganza, los acontecimientos se precipitaron y el rey muere en la batalla de Guadalete. Supongo que previamente a la invasión, la reina habría tenido tiempo de cantarle las cuarenta y darle con la corona en los morros o tirársela a la cabeza o lo que hicieran en aquellos años las reinas con sus consortes machistas.
Tras la muerte del rey, Egilona se refugia en Magacela, reinando sobre una fiel corte.
Su intención era llegar a Asturias, pero el rápido avance no le dio ocasión.

"….No cures llorar mi muerte,
No cures llorar tu estado
Procúrate de esconder
Allá en lo mas apartado,
Vete luego a las montañas
De aquel reino asturiano….
"

Resiste valientemente el empuje musulmán hasta que se ve obligada a entregar las llaves del castillo al emir Abb al Aziz Ibn Muza, quien se enamora de ella y le propone matrimonio, tratando de atraer con ello, además, a la nobleza visigoda. Egilona acepta tras prometerle el emir que respetará sus creencias religiosas. Se casan en el 712.
Abb al Aziz cumplió su promesa y cesaron las persecuciones a los cristianos. Este modo de proceder despertó las sospechas de algunos árabes fanáticos que le fueron con el cuento al califa Soleimán, insinuando que, probablemente, el emir planeara convertirse al cristianismo.
El califa envió a Sevilla a cinco oficiales dispuestos a acabar con la vida de Abb al Aziz. Se enteró Egilona por una confidencia y rogó a su marido esconderse hasta poder reunir un ejercito y hacer frente a los descontentos y persecutores. El emir no quiso hacer caso del peligro y los sicarios le decapitan, enviando su cabeza al sultán cubierta de sal. Sólo hacía dos años que se había casado con Egilona.

Doña Jimena, infanta de Asturias


Fue hermana de Alfonso II, llamado El Casto en aquel tiempo, hoy lo llamarían otra cosa. Aunque en el Oviedo de la época estaban empeñados en decir que se había casado en secreto con una hermana de Carlomagno, lo cierto es que se obstinó en mantenerse “single”, casto y supongo, que puro. Esta dinastía tuvo una cierta obstinación con el celibato, tanto en clérigos( lo que les costó no pocos disgustos), como en reyes.

Doña Jimena nació en Cangas de Onis. Hija del rey Fruela y de la vascona Munia. Cuando los nobles asesinan a su padre, su tía Adosinda, la envía junto con Alfonso al monasterio lucense de San Julián de Samos, donde recibe protección y educación.

Dicen que siempre demostró inclinación religiosa o al menos eso pretendía hacer creer, ya que en cuanto tuvo ocasión se lió la manta a la cabeza y se enrolló con el conde de Saldaña, Sancho Díaz, que era, siempre según los gustos de la época, guapo mozo.
Alfonso desconocía la relación a pesar de que habían llegado a desposarse en secreto y tenido un hijo ( “ De las veces que se vieron__la infanta quedó preñada”).

Un pretendiente rechazado y despechado pone en aviso al rey, quien con un ataque de cólera, irrumpe en los aposentos de Jimena y la sorprende con el conde en pleno acto amatorio. El rey casto irritadísimo, encierra de por vida a Sancho en el castillo de Luna en León, después de ordenar sacarle los ojos. ¿?. A Jimena, no podía ser de otra manera, la obliga a profesar en el convento de las benedictinas de Avilés del que fue abadesa.

Prohíja al niño, sin saber que era hijo de su hermana y lo cría en la Corte, dándole una esmeradísima educación.
El rey casto, sin hijos, alimentaba planes de sucesión a través de su hermana y su deshora con el conde Sancho dio al traste con ellos; por eso lo pagaron tan caro.

Alfonso tenia buen rollo con Carlomagno. Ambos libraban escaramuzas continuas con los musulmanes y apoyaban el Tratado Apologético de Beato de Liébana contra el adopcionismo de Elipando de Toledo ( resumidamente: Cristo es como Dios, hijo del Padre y como hombre, hijo adoptivo de Dios). Alfonso pretendía, con el visto bueno del francés, romper con la iglesia toledana y convertir a Oviedo en la única sede hispana reconocida por Roma. Esto añadiría al poder político, autoridad religiosa que se vería reforzada cuando se descubre el sepulcro del Apóstol Santiago.

No obstante Alfonso no fue tan permisivo con su hermana como dicen que lo era Carlomagno con sus hijas, a las que no permitió casarse para que no hubiera subramas dinásticas, pero a las que si toleraba concubinos a los que honraba, lo mismo que apreciaba a sus hijos bastardos. Dicen que había bastante desenfreno en la corte carolingia. Su hijo Luis, cuando llegó al trono las hizo profesar a todas ( que manía).

Cuando creció Bernardo y se enteró de quien era hijo, rogó a su tío que liberase a su padre. Para ello el rey le somete, a semejanza de Hércules, a numerosas pruebas guerreras. Pero Alfonso había jurado meterlo en prisión de por vida y no podía faltar a su juramento, por lo que el conde Sancho muere en la cárcel leonesa.
Asi que Bernardo del Carpio harto ya y buscando la muerte, se rebela contra su tío y contra Carlomagno, aliándose con los moros y derrotando a los franceses en la mítica batalla de Roncesvalles. Esto ya no se sabe muy bien si es leyenda o realidad….Lo que se sabe es que no consiguió su propósito suicida, ya que murió a los 88 años, que para la época era una longevidad record.
Reinando Alfonso III negocia con él, para que libere a su padre a cambio de entregarle las llaves de su castillo, con traición incluida por parte del rey. Pero el conde Sancho ya había muerto. En consecuencia, Bernardo, manda traer a su madre del convento y la desposa con el cadáver del conde. Estaba muy rebotado porque siempre le llamaron bastardo.

Supongo que Jimena estaría de acuerdo. De lo contrario y ante semejante truculencia pensaría ¿ pero que hice yo para merecer este hermano y este hijo?.

El termitero invasor





Había mucha agitación en el termitero. Los exploradores acababan de regresar y traían buenas noticias. Aunque no era visible desde la colonia, a no demasiada distancia se levantaba una mansión con entramado de madera como las de antes (desde que los edificios se construían con vigueria de forja, puertas y ventanas de aluminio y muebles de acero, las termitas de la zona comenzaron a pasar hambre, sin excepción, y algunas comunidades habían desaparecido). Enviaban exploradores que regresaban desanimados o no regresaban. Pero esta vez era diferente.
No habían sabido disimular la alegría y casi todo el termitero lo supo antes que la reina. Esta lo comprendió. A pesar de que, dadas las circunstancias, había tenido que tomar decisiones duras y difíciles, era bastante benévola y comprensiva.
__¿Que habéis encontrado?
__Un caserón como los de antes, majestad.
__¿Estáis seguros?
__Completamente, señora. Hemos probado las vigas y las puertas y los suelos….
__¡Hay suelos de madera, hay suelos de madera!__dijo el termitero a coro.
__Callaros, callaros, dejadlos que continúen.
__Además la casa tiene una cosa…__dijo uno de los exploradores, con rebuscado misterio.
__Venga dilo, venga dilo___Exclamó el termitero otra vez a coro.
__Habla, por favor, no nos tengas en ascuas__apremió la reina
__Hay…. una biblioteca inmensa. Varios niveles de libros. De todos los estilos y de todas las épocas.
Se hizo un silencio expectante, seguido de una explosión de alegría. Toda la colonia comenzó a saltar y a gritar a al vez, provocando que las paredes del termitero casi se vinieran abajo.
__Libros, libros, libros, libros….
__Un momento, __dijo la reina__un momento. ¿ Quien vive en la casa?. No será un sitio de esos en los que los humanos van a leer en silencio, porque se nos oye comer y eso significa nuestra muerte segura.
__Lo hemos comprobado. Por eso hemos tardado en regresar. Solamente vive un humano. Está poco tiempo en casa. Cierra y se va durante días. La casa esta calentita y húmeda….
__¡Calor y humedad, calor y humedad!
__!Silencio de una vez!. ¿Estáis seguros?
__Segurísimos
__Muy bien__dijo la reina__General, proceda.
__Con su permiso, majestad. Capitán, disponga una avanzada para confirmar que están en lo cierto. Después procederemos al traslado.
La estructura militar termitera era simple: general, capitán y el resto, tropa.
Un escuadrón de termitas, formado por obreros y soldados, que avanzaban en los flancos por si se encontraban con hormigas, se deslizó por el túnel que habían excavado los exploradores, llegó a la casa y comprobó, punto por punto todo lo que éstos habían referido. Los suelos estaban riquísimos, pero lo mejor eran los libros ¡qué libros, que buena pinta!. Con el hambre que habían pasado ahora se iban a resarcir de sobra.
Los obreros ampliaron los túneles y toda la colonia, constituida por tres millones de individuos voraces y hambrientos, se trasladó a la casa.
Deberían de haber comenzado por las vigas y las puertas pero tenían tanta hambre que se fueron directas a la biblioteca. La reina se lo consintió. Había tantos libros…
__¿Que estás comiendo?__preguntó una termita a su compañera.
__Literatura moderna.
__Déjala. Yo he encontrado libros de hace siglos. Estos si que saben bien.
Uno de los soldados las vio alejarse y se fue tras ellas.
__¿Que es eso que estáis comiendo?
__Incunables
__¿Incunables?. ¡No des ni un mordisco mas!
Se fue y regresó al poco con el general. Este se dirigió a las dos termitas
__LOS INCUNABLES SON PARA LA REINA. Escupe aquí lo que tienes en la boca. ¡Escúpelo!
Capitán: despliegue alrededor un batallón de soldados; que nadie toque los incunables.
__Señor, una colonia de polillas pide permiso para comer también. Han tenido muchas bajas por el hambre…
__Muy bien. Deje que coman algo. Mire a ver si hay literatura centroeuropea o rusa. Nosotros no la digerimos bien. Póngalas a comer ahí.
__A sus ordenes.
El general se dirigió a llevar la selecta comida a la reina.
__Majestad, mire lo que hemos encontrado
__Oh, incunables. Cuanto tiempo…. Que amables los humanos, nos dejan la comida almacenada y el ambiente ideal para nosotras. No se por que les tenemos manía….
__Cuanta ingenuidad, parece mentira que sea la reina__pensó el general mientra se retiraba para ver que estaba haciendo la tropa, de la que no se fiaba ni un pelo.

El eco del bosque


Era la morada perfecta para mi. Separada varios kilómetros del pueblo mas cercano y en plena naturaleza. En concreto en las lindes de un bosque selvático, reserva de la biosfera, donde no esperaba ser molestada por nada ni por nadie.

La casa era una cabaña de piedra muy bien restaurada, a la que se accedía por una carretera de montaña bastante sinuosa, con una finca alrededor que llegaba hasta el bosque. Sin cobertura para el móvil. Genial.
Allí me instalé en el otoño con mi perro y mis dos gatos, dispuesta a pintar sin descanso y tener todo a punto en la primavera, para la gran exposición de Nueva York. Contraté en el pueblo los servicios de un lugareño para aprovisionar a la cabaña de leña y para tener el prado, por el que yo pensaba dar largos paseos, segado y limpio.

Los primeros días no pinté en absoluto; prefería contemplar la naturaleza que se mostraba en mi horizonte con toda su generosidad y plenitud. Rebaños de corzos, venían por la tarde a pastar en mi prado, unos zorros aparecían por la noche y se paseaban tranquilamente por el porche. Vi jabalíes, oí aullar lobos, contemplé volar águilas, en fin pensé, va a ser imposible trabajar aquí.

Poco a poco y con bastante esfuerzo, conseguí empezar mi trabajo y organizarme. Así tuve tiempo para todo.
Con la sinfonía nº nueve de Dvorak como mi eterna música de fondo, el pincel se deslizaba al compás de las notas, del mismo modo que la orquesta obedece a la batuta del director.
Algunos críticos, los de muy mala baba, afirman que mis cuadros son siempre la sinfonía repetida con distintos colores y que los herederos de Dvorak debería cobrarme derechos de autor. Ignorantes y cabrones. Eso es lo que son.

Mi perro disfrutaba como yo, correteaba todo el día libremente y acababa la jornada rendido. Le gustaba internarse en el bosque, cosa que me preocupó en principio, pero luego comprobé como dentro de un rato regresaba sin ningún problema. Así que me calmé y disfruté.
Esto es lo mas parecido al Paraíso. Pienso repetir cada año. Que suerte he tenido encontrando este sitio.

Un mal día Thor no volvió. Vino la noche pero él no había regresado del bosque. Salí a llamarlo. Hasta ese día no me había acercado a la espesa selva que me rodeaba. Penetrabas unos metros y comenzaba a rodearte una niebla espesa, mayor cuanto mas avanzabas y de pronto, la oscuridad se volvía absoluta.
Daba miedo.
Llamé al perro. No obtuve respuesta.
La humedad y el frío se hacían sentir enseguida.
Escuché con atención, por si lo oía ladrar o quejarse. Nada. Retrocedí hasta casi el límite y volví a llamar: Thor, Thor, Thoooor. Parecía oírse, muy débil, una especie de eco. Que raro. No es mi voz.
Avancé unos pasos y volví a llamar: Thor, Thooooor. Entonces se oyó con mas claridad, aunque muy lejano, mientra notaba moverse las copas de los árboles. Era como un coro de voces susurrantes:
Si, Thor.
Pensé que había alguien en el bosque mofándose de mi y me pareció de mal gusto e incluso peligroso, así que corrí hacia la casa. Llamé y recogí a los gatos y atranqué las puertas. Esa noche no logré dormir.
El perro jamás regresó.
Al día siguiente se lo comenté al lugareño de nombre Fermín.
Hay muchos animales en el bosque, es lo mas normal que no volviera. Del asunto del eco se rió abiertamente. ¡Ay, esta gente de ciudad!.
Pasó una semana y no conseguía olvidarme de mi perro. Mira que si anda perdido por la espesura. Deduje que en ese tiempo ya algún animal salvaje habría dado buena cuenta de él. Los ojos se me llenaron de lágrimas. ¡Pobre Thor!. Confío en que no haya sufrido.

Después de siete días de tranquilidad, en las dos noches siguientes desaparecieron los gatos. Ni rastro de ellos. Nunca volvieron.
No se preocupe, esto está lleno de alimañas. Yo creo que duraron demasiado.
Así me consolaba Fermín.
Ya había segado el prado y traído un par de cargas de leña con el tractor, pero quiso ir a por una tercera.
El invierno va a ser muy frío. Vendrá bien la leña.
Estuvo toda la tarde en el bosque. Se hizo de noche y no volvió.
Llamé a los guardas. Vinieron, se adentraron y lo llamaron. El silencio era total. El bosque a esas horas no tenía ni un sonido. Es extraño, porque yo he oído berrear a los corzos, aullar a los lobos, ladrar a los zorros, silbar a los búhos…
Ni rastro, tampoco del tractor.
Se habrá despistado. Volveremos mañana en cuanto amanezca.
Volvieron reforzados por la guardia civil. Yo quise acompañarles. Uno de los guardias me permitió ir con él.
Llegamos hasta donde se espesa el bosque. Allí llamamos: Fermín, Fermín, Fermiiiiiiiin.
Pareció escucharse un eco muy lejano. ¿No ha oído?. Lo mismo es él.
Si es él, los otros le escucharán. No se preocupe. Están acostumbrados a buscar gente perdida por ahí.
No lo encontraron. Ni ese día, ni al siguiente que vinieron con mas efectivos. Ni una pista, ni del tractor tampoco.
No parecieron extrañarse mucho, lo cual me resultó chocante. Pero como la policía nunca es muy explícita, quedó dentro de lo razonable.

Pasaron unos días. Yo, todas las mañanas lo primero que hacía nada mas levantarme era mirar, para ver si había regresado, herido quizá.
Esa mañana el corazón se me puso a mil.
Estaba el tractor.
Justo en la linde del bosque. Me acerqué corriendo. De Fermín ni trazas.
No tiene gracia, no tiene ninguna gracia, dije a voz en grito como una loca.
Después de mirar hasta debajo del tractor y luego de dudarlo bastante, me interné en la selva hasta la espesura y allí llamé de nuevo:
Fermín, por favor. Fermín, Fermiiiiiiin.
Lo volví a oír. Igual que con Thor. Un eco, como un coro muy lejano, mientra las copas se agitaban, repetía ahogadamente:
Si, Fermín.
Con el pelo de punta, eché a correr hasta la casa, cerré y llamé a la guardia civil.

Empolvaron el tractor buscando huellas. Estaban las de Fermín, las de su mujer, las mías y ninguna mas.
Se lo llevaron. Fermín no apareció.
Ya en la casa, el teniente me sugirió instalarme en el pueblo para pasar el invierno.
Ni lo sueñe. Voy a quedarme aquí. No pienso pisar el bosque, no se preocupe.
¿Tiene un arma?.
Si, en la casa hay una escopeta de caza.
¿ Sabe utilizarla?.
Si, uno de mis maridos era cazador. Con él aprendí.
Ponga unas luces sensibles en el perímetro de la casa. Si aparece algo, se encenderán y estará prevenida.
De acuerdo.
Instalé unas, bastante altas, con célula fotoeléctrica y sensor de movimiento y calor. La luz se encendía al anochecer a un nivel bajo y, si detectaba movimiento o calor, aumentaba la intensidad a su máximo nivel.
El instalador sugirió colocar el sensor al mínimo.
Si ponemos mas, un simple zorro hará que aumenten la intensidad. Tiene que acercarse algo mas grande para que funcionen.
Al teniente le pareció demasiado poco, pero lo pusimos así.
Busqué la escopeta. Era un modelo artesanal y caro Holland & Holland, de doble seguro.

Comenzó a nevar. Nevó todo el día y toda la noche, hasta alcanzar un espesor considerable. Tenía las estufas de leña a tope. Había suficiente combustible. Fermín había traído de sobra. ¡ Pobre Fermín!. Pensaba mucho en su mujer. Sin saber que habría sido de él. Sin haber podido recuperar ni siquiera el cuerpo.

Bastante elevadas sobre la nieve, las luces cumplían su función. Hasta ahora habían permanecido en su nivel bajo. Tanto fue así que me olvidé de ellas.
Seguía pintando a muy buen ritmo. La vida volvió a la normalidad. Lo sucedido habían sido unos desgraciados accidentes y el eco del bosque, una ilusión acústica imposible de explicar por mi, que, como decía uno de mis ex, sólo se pintar y gracias.

Una noche, estaba sentada en el salón tomando café al lado de la estufa y con la luz apagada, cuando me dí cuenta que las luces brillaban con toda intensidad.
Dejé la taza , cogí la escopeta y me acerqué a la ventana . No vi a nadie. Observé bien sobre la nieve. Nada, pero las luces estaban a tope. De pronto, bajaron.
Tenía el corazón en la garganta. Esperé un buen rato atenta al menor rumor. El silencio era total. No vi ni oí absolutamente nada.
Me quedé dormida recostada en el sofá. Por la mañana me dolía todo el cuerpo. Salí y miré la capa de nieve. Era imposible que hubiera huellas. Estaba nevando copiosamente.
Pasaron varias noches mas sin que las luces aumentaran su brillo.
Faltaba poco para Navidad.
La víspera de Nochebuena hubo una tormenta como nunca he visto otra. La noche estuvo ininterrumpidamente iluminada. Los relámpagos y los rayos eran azules y continuos. Como si dos bandos opuestos estuvieran tenazmente ocupados en una batalla de colores y explosiones.
Se fue la luz y lo peor: el teléfono.
Ni una y otro se recuperaron para la siguiente noche. Preparé velas y busqué mas munición, por si acaso.
Revolviendo en las gavetas de la vieja cómoda donde encontré los anteriores cartuchos, una cosa llamó mi atención.
Era algo parecido a un diario. Estaba debajo de una caja de Habanos sin abrir. Lo saqué y me dispuse a hojearlo.
Si, era un diario, pero todas las hojas estaban arrancadas.
Que extraño.
Cuando me disponía a regresarlo a su sitio, distinguí algo escrito a lápiz en una esquina del interior de la tapa posterior. Estaba muy borroso. Decía algo así:
“Cuidado con el eco del bosque. Si lo escuchas sal de aquí inmediatamente. Aunque haya tres metros de nieve. Llama al 112 y di que te estás muriendo. Que envíen un helicóptero. TE LO RUEGO: NO LO OLVIDES.”
Se me encogió el corazón y el estómago. Me temblaban las piernas. Me aproximé a la vela y lo volví a leer.
Así que no he sido la única que lo oyó. Existe el eco del bosque. Y por lo visto no presagia nada bueno.
Intenté sacar conclusiones: lo escuché cuando Thor desapareció y con Fermín. Ninguno volvió. El perro puede explicarse: se internó demasiado, posiblemente siguiendo algo, y una alimaña lo atrapó. Pero ¿y Fermín? que nació y se crió aquí y conoce el bosque como su casa. ¿ Y, quien devolvió el tractor?
Pensé en hacer caso de la advertencia del diario. Dadas las circunstancias, ya no me pareció mala idea irme al pueblo. Pero hoy va a ser imposible. No hay manera de llamar a nadie.
En cuanto arreglen el teléfono lo haré. Avisaré y haré que vengan a buscarme.
No obstante, seguía muy inquieta.
Pensar en coger el auto y conducir era un suicidio. Claro que si yo no podía salir, del mismo modo, nadie podría acercarse. Eso me tranquilizó un poco.
Llegó la noche. Cené sopa caliente y me dispuse a acostarme. No podía hacer nada mas.

Antes de irme a la cama, eché un último vistazo. Estaba de pie junto a la ventana cuando, de pronto, se encendieron las luces. Di un salto hacia atrás. Por fin volvió la luz, me dije mas tranquila, mientras iba directa al interruptor.
No, no había luz.
Pero, ¿Cómo demonios…?. Apreté varias veces la llave, nada. Fui a la de la cocina. Nada tampoco.
Sin embargo las de afuera brillaban con su máxima intensidad. Al poco, se apagaron. No disminuyeron de nivel, se apagaron.
Me acerqué corriendo a la ventana.
Las luces se encendieron de nuevo, deslumbrándome. Esperé un rato….Siguieron encendidas. Escudriñé la noche y no vi absolutamente nada ni nadie.
Cogí el rifle y me senté en una silla al lado de la ventana.
Las luces se apagaron.
Cuando acerqué mi cara al cristal, se encendieron sobresaltándome.
De pronto, comenzaron a encenderse y apagarse alternativamente. Primero con pausas largas y luego a toda velocidad, como si se hubieran vuelto locas. A la vez, se oía un ruido procedente del bosque, un rumor creciente, como un viento fuerte.
Me levanté de un salto. Creí distinguir unas sombras que se movían, muchas, muchas sombras…parecían árboles que pasaban por delante de las luces a gran velocidad, en todas direcciones. O se está moviendo el bosque o se mueve la casa…
Me estoy volviendo loca. Dios, tengo alucinaciones.
¿Quien esta ahí?. Me puse a gritar. Hagan el favor de dejarme en paz.
¿Me oyen?. Déjenme en paz.
Las luces seguían con su frenética intermitencia.
Por fin se apagaron. Desaparecieron las sombras. También cesó el ruido.
Mientras apuntaba hacia la nada, comencé a gritar de nuevo.
Déjenme en paz. Déjenme en paz. Déjenme en paaaaaaaaaaz…

Lo último que escuché fue un murmullo, justo a mis espaldas, mientras una brisa movía las cortinas y hacia tintinear las lámparas.
Algo parecido a un eco de voces susurrantes repitió ahogadamente:
Si, en paz.

La leyenda de los cementerios


Siempre que viajo a Galicia, una de las cosas que me fascinan del viaje, son dos cementerios barrocos prácticamente iguales que están situados a muy poca distancia uno del otro y en distintos lados de la carretera en la provincia de Lugo, poco antes de llegar a Villalba.
Son pequeños y sobre las tapias sobresalen los pináculos de las tumbas, rematados con una cruz, igual que encajes de piedra.
Pura filigrana, delicada tracería digna de la mejor catedral.( La foto esta hecha desde el coche y no les hace justicia).

Siempre me pregunto por qué tan cerca dos cementerios iguales. Buscando una respuesta, dí con la leyenda.
Es posible que me la inventara. No recuerdo bien.


Corría el siglo XVII.
En dos pueblos vecinos de la provincia de Lugo dos hidalgos estaban enfrentados, como casi siempre pasa, por las tierras.
Además en aquel siglo se inició en Galicia una autentica “ fiebre del oro”. Se había corrido el rumor de que en las mámoas (monumentos megalíticos funerarios, llamados así por su parecido con un pecho femenino), existía oro y plata como en las tumbas de America. El origen fue el permiso concedido por Felipe III a un clérigo amigo, llegado de América, para excavar dichos monumentos en busca de oro, tan necesario para la corona en aquellos momentos, quien se iba a beneficiar de la mayor parte de lo hallado.

Entre las tierras de los dos señores había varias mámoas.
Uno de ellos don Mencio, se puso manos a la obra, mientras su vecino don Ferrán, mas prudente y menos avaricioso, decidió que aunque hubiera oro, cosa que dudaba, hay que dejar a los muertos descansar en paz ; si se han enterrado con sus tesoros, así deben permanecer por los siglos de los siglos. Nunca le pareció bien que la corona lo autorizara, ni mucho menos que se intentara aprovechar de las supuestas riquezas, que nunca aparecieron.
Lo único que se consiguió fue destruir material prehistórico.

Don Ferrán tenia una hija, Griselda, melosa, rubia y delicada, que estaba enamorada y era correspondida por el hijo de don Mencio, quien se oponía a esta relación,__ con esa paliducha__, porque quería casar a su hijo con la heredera de un mercader de Ribadeo, muy adinerado, de quién se decía en la mariña que era un pirata moro. Los jóvenes se veían, con la complicidad de ambas madres, que habían sido amigas, de niñas, y soñaban con que sus hijos se unieran en matrimonio y tener nietos en común.

En poco tiempo, fue tan grande la expoliación de mámoas, con peleas y asesinatos incluidos, que el rey decidió poner horcas al lado de ellas para detener su violación, ya que cada tumba excavada por lugareños, suponía una merma para las arcas reales, tan maltrechas después de que al rey y a su valido, el duque de Lerma, se les hubiera ocurrido la genialidad de expulsar a los moriscos.
Como no sirvió de mucho, Felipe III amenazó a los responsables judiciales con encarcelarlos a ellos si no detenían, de una vez por todas, a los culpables, lo cual desató una serie de denuncias falsas, que dieron lugar a miles de procesos .
Mas que la caza de brujas de la Inquisición.
Mucho mas.
No debe existir pueblo en Galicia donde no haya permanecido por los siglos, noticia de esto.
Don Mencio, sobornando a diestro y siniestro y matando si era menester, no dejó mámoa intacta. Como estaba en connivencia con la autoridad, y necesitando un culpable denunciaron a don Ferrán. ¿Que mejor cabeza de turco, si además, había criticado abiertamente al rey?. Fue apresado y llevado a la Corte, para servir de escarmiento, dada su posición, y allí fue juzgado y condenado a morir en la horca . Atendiendo a su linaje se conmutó la muerte por ahorcamiento por el degollamiento, mas rápido y menos plebeyo.

Su hija, emprendió varios viajes a la Corte para implorar perdón y tratar de ver a su padre. Tarea muy difícil, ya que el rey había extremado los castigos, al resultar imposible detener las excavaciones. Y eso que era un monarca sin carácter…
En uno de estos viajes encontró la muchacha la muerte a manos de unos salteadores de caminos. El hijo de don Mencio huyó de casa para acompañarla y fue muy mal herido en la reyerta donde Griselda perdió la vida.
La madre, desesperada, mandó construir un cementerio nuevo para ella, de lo que se encargó un cantero venido de Italia que traía las nuevas técnicas del Barroco.

Es el primero de los dos que encontramos de camino a Santiago.

Pasados unos meses el hijo de don Mencio, a quien su padre fue a recoger malherido a una venta de Castilla, se quitó la vida, ya que no quería desposar a la hija del moro. Quiso correr la misma suerte que Griselda de la que seguía enamorado.
Rogó a su padre que lo enterraran junto a ella.
Este ignoró tal deseo y aunque ambas madres le suplicaron muchas veces que accediera a que reposaran juntos, fue en vano.

Uno de los brujos que tenía contratados para esconxurar las excavaciones, sobornado por la madre del muchacho, le advirtió que debería acceder a que su hijo tuviera la misma tumba que su amada. Entonces don Mencio, interpretando la advertencia a su manera, mandó construir otro cementerio idéntico en su pueblo, para enterrar a su hijo en “la misma tumba”.

Es el otro cementerio.

Se dice en la Galicia rural de aquellos contornos tan verde y recogida, tan mágica y misteriosa, que cuando por las noches la neblina y la llovizna, envuelven el paraje en un húmedo abrazo, el amante va a la tumba de la amada y se le ve por la carretera flotando entre la bruma con un resplandor especial.
Yo nunca lo vi.
Pero me gustaría mucho verlo.
Si alguno lo veis cuando vais a Galicia, hacedme el favor de contarlo aquí.

No tiene pérdida. Lleva ropajes del siglo XVII.

Paranoia



Hoy sale de la cárcel esa estúpida. Le cayeron pocos años para lo que me hizo. Y dice que prefiere mil veces la cárcel a vivir conmigo y que lo volvería a hacer una y mil veces mas…
Si no hubiera sido por mi, se moriría de hambre, esa inútil. Sería una vieja puta con un montón de secuelas de los años de oficio, pudriéndose entre la mugre.
Puta.
Gracias a que yo me casé con ella pudo vivir mejor de lo que nunca se había imaginado. Y así me lo agradeció.
Toda la vida pasó quejándose.
Primero, porque yo no quise tener hijos.
¿Para que?. Para tener que trabajar como un cabrón y alimentar a unos mocosos que luego te salen, ellos maricones y ellas putas. Tener que vivir avergonzado por culpa de esos cretinos después de haberlos criado. Bueno, sólo se le ocurre a una ignorante como ella.
Luego, porque no la dejé trabajar. Ya tienes bastante trabajo en casa si lo quieres hacer.
Lloriqueando toda la vida: que no estudié una carrera para estar todo el día metida en casa. No, fuiste a la Universidad para ver si pescabas algún incauto, como hacéis todas. Bueno, pues ya lo pescaste. Listo.
Después, que no podía ir a ver a su madre.
Tu madre tiene mas hijos. Que la visiten ellos. Tu obligación es atenderme a mí.
Mas tarde, porque no quería estar todo el día ayudándome a resolver mis dudas legales.


Verán: yo tengo la teoría de que siempre estamos bordeando la ley. Un descuido mínimo y ya estás del otro lado.
No se, cualquier tontería.
Alguien te pide un favor y te mete en un lío. A veces será sin querer, pero las mas, es a conciencia, porque la gente es dañina por naturaleza y anda mirando siempre como sorprenderte en tu buena fe, para joderte.
Comprenderán que yo no puedo vivir así con esas dudas, yo tengo que saber que alegar en el juicio.
¿En cual juicio?. Están igual que ella. Pues en el juicio que tendré si me denuncian esos cabrones.
¿Que, que cabrones?. Esos, los que siempre están al acecho para denunciarte

Entonces, yo le expongo los cargos que hay contra mi y ella debe razonar como lo haría mi abogado defensor. Yo siempre asumo el papel del abogado de la parte contraria, porque tengo que saber todo lo que piensa alegar contra mi.
Así puedo pasarme días, semanas y hasta meses; sufriendo, preocupado, porque una vez expuestos los razonamientos de ambos letrados, no se que va a sentenciar el juez. Hay que atar bien todos los cabos y luego ponerse en su lugar, para poder deducir cual será el veredicto.
Y esta imbécil llorando, histérica, porque no sabe argumentar, “ porque yo no soy abogado, porque yo no soy juez….no se leyes”.
No, tú sólo sabes llorar.
No hace falta saber leyes. Hay que tener sentido común, que desde luego, es algo que tú no tienes.
Y claro, como es una ignorante y no sabe usar el cerebro, el poco que tiene, tengo que acabar por acudir a un abogado,¡ con lo que cobran ¡…
¡ No saben el trabajo que cuesta que comprendan el caso ¡. Siempre comienzan diciendo que no ven delito. Tengo que explicarles hasta la extenuación todas las posibilidades de denuncia, que ellos no ven así de buenas a primeras.
Parece mentira que ejerzan y no conozcan bien el código penal. Después de muchas vueltas, muy pocos acaban admitiendo la posibilidad de delito. Otros me miran como si estuviera loco y alguno me aconseja olvidarme de juicios y vivir tranquilo. ¡Capullos!. Yo viviría muy tranquilo si me dejaran.

Tiene que acompañarme, que siempre se resiste, porque necesito que aprenda de memoria los argumentos del letrado, debido a que yo no soy capaz de recordar y tengo la necesidad de que me los repita en casa varias veces, para yo poder afianzar mis argumentos contra el abogado de la acusación ( a estas alturas ya tengo que hacer los dos papeles ¿no es para matarla? ) y hacer que pierda el caso. Es preciso tener los temas bien hilvanados y que no haya sorpresas.
Solamente tiene que recordar una sencilla argumentación, solamente eso, e írmela diciendo según la voy necesitando y todas las veces que sea preciso. Y un día me dice una cosa y al siguiente otra; es para volverse loco; así no se puede vivir, con esa sin substancia. Que falta de consideración. Que falta de delicadeza. Que falta de cabeza…

Y encima, llora desesperada, para sacarme de quicio; porque ella no es una grabadora, porque le duele la cabeza, porque quiere salir “a que le de el aire”. Lo que quiere es que los albañiles de la obra de al lado, le digan groserías desde el andamio.
¿Que ya tienes 65 años, que qué te van a decir?. A esos salidos les vale cualquier cosa. No reparan en la edad.
No son como yo. A mi sólo me van las jovencitas. Pero las jovencitas con curvas, no esas anoréxicas que se ven a veces por ahí.
Con un buen culo y un buen par de tetas. Como debe ser.

Bueno, sigamos con lo mío. ¿Qué va a sentenciar el juez?. Y me contesta la muy imbécil que el juez dirá que soy inocente, porque ella no ve ningún delito, que todo son paranoias mías. Delirios sin pies ni cabeza.
Que sin delito no puede haber ni juicio. Que hemos estado perdiendo el tiempo, como tantas y tantas veces a lo largo de los cuarenta años que llevamos casados. Que lo que tengo que hacer es ir al psiquiatra de una vez, y dejarme de jueces y de abogados.

Y, además se enfurece como una loca, porque la llamo inútil y puta.
Con la cantidad de veces que la he llamado inútil y puta y se enfada hoy, precisamente.
Cuando acaba de coger la tabla de la cocina y sin pensarlo dos veces, se gira en redondo con ella asida con las dos manos, gritando como una histérica, y me da en plena frente con toda su fuerza, la muy pu…
Así de esta manera tan tonta me provoca un traumatismo craneoencefálico.
Y naturalmente, me mata.

Después de cientos de miles de veces de llamarla puta, y de celebrar juicios imaginarios y de no dejarla salir, porque tiene que estar a mi servicio, que para eso me casé con ella, va y me mata hoy, por nada, esta impresentable.

Adosinda, reina de Asturias




 Genealogía de la reina.

Por parte de madre era nieta de Pelayo el primer rey de Asturias. Aquel de la mítica batalla de Covadonga.
Pelayo casó con Gaudiosa. Tuvieron varios hijos, no se sabe cuantos ni sus nombres. Citaremos los tres conocidos: Freiluba, Favila y Ermesinda, madre de Adosinda.


Linaje del padre: El abuelo fue Pedro, duque de Cantabria y primo de Pelayo. Desconocemos con quien casó. Tuvo dos hijos del matrimonio Alfonso y Fruela.
Alfonso caso con Emersinda y es por tanto, que sepamos, el padre de Adosinda, Fruela y Vimarano, ( éste asesinado por su hermano Fruela ), y de otro nacido de una relación con Sisalda, una esclava musulmana: Mauregato ( quien como la mayoría los hijos bastardos de reyes, jugará un papel importante mas adelante ).

Situado el linaje, vamos a ver como llegó a reina.

A Pelayo ( 718-737 ) le sucede su hijo Favila, ( 737-739 ) que, como vemos reinó sólo dos años. Murió, según dicen, despedazado por un oso.

Muerto Favila le sucede el marido de su hermana Emersenda, primo y yerno de Pelayo. Ya se ve que las mujeres no heredaban.

Fue Alfonso I el Católico ( 739-757). Luchó sin descanso contra los musulmanes.

A su muerte le sucede su hijo Fruela ( 757- 768 ) quien caso con Munia, prisionera de los vascones e hija del galo Eudo. Son los padres de Alfonso II, de Aurelio y de Jimena, madre de Bernardo del Carpio, el de la canción de Roldán.
Cuando muere asesinado Fruela, Adosinda temiendo por la vida de su sobrino Alfonso, lo envía al monasterio de San Julián de Samos en Lugo, para darle protección y formación cultural.

A Fruela, le sucede Aurelio ( 768-774 ). Se sabe que vivió en paz con los musulmanes. Protegió a Adosinda a quien mantuvo en la corte.

Muerto Aurelio, le sucede Silo (774-783 ), marido de Adosinda, con quien se había casado por amor, cosa rara en aquel tiempo.
Como vemos estábamos igual que ahora, reinaban sólo los hombres. El trono le correspondía a ella por linaje, pero el rey fue su marido y el linaje cambió.

Silo era hijo de Fruela el hermano de Alfonso I, por lo que los esposos eran primos.
El nuevo rey trasladó la corte desde Cangas de Onis, a Pravia la antigua Flavium Avia de los romanos.
La situación estratégica y defensiva de Pravia era mucho mejor, ya que era un centro de comunicaciones de las antiguas vías romanas. Por ella pasaba La Mesa que conducia a Astúrica ( Astorga) y posibilitaba una buena comunicación con el resto de los territorios.
Vivió en paz con los musulmanes, pero tuvo que luchar contra los gallegos.
Por Silo esta firmado el primer documento que se conserva de esa época.
El matrimonio no tuvo hijos varones.
A la muerte de Silo, la reina Adosinda lucha para hacer rey a su sobrino Alfonso, el hijo de Fruela, lo cual intenta lograr con mucho empeño y la ayuda de los nobles. Pero la mayoría se resisten, temiendo represalias de éste por la muerte de su padre.
Aprovecha la circunstancia su hermanastro Mauregato, quien pactando con el emir Abderramán, al que promete pagar cada año un tributo de cien doncellas, ¿ leyenda ?, cincuenta nobles y cincuenta plebeyas, se hace con el trono. Destierra a Alfonso a Alava, donde tuvo que huir a uña de caballo, y obliga a Adosinda a ingresar en un convento, concretamente en Santianes de Pravia ( foto), en el que profesa el 26 de noviembre de 785 y en el que residió, hasta su muerte, con su hija Maria y sus damas.

Como se ve, la reina Adosinda vivó en una época muy difícil sobre todo para las mujeres, relegadas a consortes o a monjas.

No llegó a ver en el trono a su sobrino Alfonso quien reinó como Alfonso II el Casto y trasladó la Corte a Oviedo. Con el se extingue esta rama de la dinastía .

Piedra laberintica del rey Silo. La original era una piedra con unas dimensiones de 52,96 cm. de largo por 42,15 de ancho y un espesor de 12 cm formada por 19 columnas y 15 filas, con 285 letras talladas en capital romana formando la frase «SILO PRINCEPS FECIT» partiendo de la S central ( La combinación de las letras de columnas y filas dan un resultado total de 45.760 repeticiones de la frase ).
La piedra actual está situada sobre el dintel de la puerta de entrada de Santianes en el mismo lugar que la original, de la que se conserva un trozo.

El misterio de los fuegos



Estábamos muy preocupados con el asunto de los fuegos.
Comenzaron ardiendo montones de heno, pero luego siguieron cobertizos, pajares, coches y ahora un hórreo.
Mucha gente en el pueblo estaban seguros de que era el chico de los gitanos y todo porque una vez roció con gasolina y prendió fuego al perro del alcalde, que lo había mordido; el perro, no el alcalde. Aunque si el perro mordía era porque el amo lo había enseñado a ello ( cuando un perro te muerde es como si lo hiciera el amo).
La guardia civil lo llevó al cuartel y lo interrogó en presencia del patriarca del clan. Llegaron a la conclusión de que el chico nada tenía que ver con los fuegos.
No obstante, el pueblo casi entero pensó lo contrario y les hicieron la vida imposible hasta lograr echarlos, la noche en la que ardió la cuadra de la tía Cilicia. Todo el personal masculino y alguna fémina exaltada fueron derechos a la casa de los Heredia provistos de gasolina y lo que es peor : de escopetas. Menos mal que la casa estaba muy en las afueras y dio tiempo a que llegara la guardia civil, avisada por mi.

La siguiente noche (los fuegos ocurrían siempre de noche), todo el mundo se relajó. Mal hecho porque esa noche ardió una casa por primera vez.
Han sido los Heredia.
Pero como van a ser si se han ido.
Alguno volvió por la noche. Hicimos mal en descuidarnos.

La siguiente noche, hubo guardia en los dos accesos al pueblo. Ardió un pajar. A la otra, todos los vecinos mas la guardia civil, rodearon el pueblo en círculo. Era imposible que pasara nadie. Ardió una cabaña y un tractor.
El pirómano estaba dentro.
Un retén de bomberos venia en cuanto anochecía, para ganar tiempo, y esperaba preparado a que se iniciara un fuego.



Varios meses atrás, estaba yo asomada al balcón, cuando vi una cosa que me sorprendió: una lagartija, tranquilamente al sol, con una alas membranosas desplegadas, tan grandes como las de un murciélago. En vez de hacerle una foto desde el balcón, me pudo mas la curiosidad y bajé corriendo para verla de cerca. Ni que decir tiene que en cuanto me vio, porque giró hacia mi la cabeza y me miró, plegó las alas y se metió en el primer agujero que encontró. Nunca mas la volví a ver. Pensé avisar al SEPRONA, pero sin una foto era imposible que me creyeran. Busqué en Internet a ver si en algún lugar del mundo existía una especie de lagartija con alas. Hoy en día la gente compra animales exóticos y luego los suelta por ahí, cuando se cansa de ellos. No encontré ninguna. ESTOY SEGURA DE HABERLA VISTO.
Eran las doce del mediodía.
Estaba bien despierta.



La guardia civil, pidió ayuda a la policía nacional. Siguieron los fuegos. Vino el CSIC. Lo mismo. Por último vino el ejército.

La noche del día que vinieron los del CSIC, estaba yo de guardia en mi casa ( en cada casa había siempre alguien de guardia, con un extintor y una manguera conectada a la toma de agua), sentada en el patio, cuando vi un pájaro enorme, mucho mayor que una lechuza, mayor incluso, que una gaviota. Apareció por detrás de la casa, sobrevoló el tejado y al pasar por encima de la farola del alumbrado público, noté con muchísimo asombro que era una lagartija enorme con unas alas membranosas, exactamente igual que la que había visto pequeña unos meses atrás. Pero hubo mas: unos metros mas allá, lanzó una llamarada por la boca alcanzando a un laurel, que aunque verde, ardió como yesca. Salí corriendo a avisar, y nada mas dejar mi casa, me tropecé con uno de los hombres de negro, que me tapó la boca, para que me callara y me metió para dentro a empujones.
Una vez dentro, me explicó con mejores modos, que no debía decir nada para que no cundiera el pánico.
Pero el pánico hacía ya tiempo que había cundido y bastante.
No pareció extrañarse del asunto de la lagartija y no me dijo eso de “esta usted loca como va a ser una lagartija volando y echando fuego por la boca”. Por lo que deduje que ya sabían de sobra que era lo que producía los fuegos y que alguien mas, incluso ellos, había visto el dragón o los dragones.

Al día siguiente, llegó el ejercito, rodeó el pueblo y ninguno de nosotros pudo volver a salir de casa.
Literalmente.
Ni siquiera para hablar con el vecino. Ni a trabajar, ni a comprar, ni los niños al colegio. Teníamos que hacer una lista de lo que necesitábamos y ellos nos lo traían a casa. Si alguno se ponía enfermo un médico militar lo atendía. Si había que internar a alguien unas mujeres soldado, en turnos de doce horas, permanecían a su lado en el hospital.

Hicieron batidas. Registraron el monte árbol a árbol. Nada.
Miraron en todas las cuevas que había en el pueblo y alrededores, que eran decenas. No encontraron nada.
Buscaron en las alcantarillas.
Trajeron buzos para rastrear el río, desde mas arriba del pueblo hasta la desembocadura. Inútil.
Entraron en la vieja mina abandonada, en los túneles del ferrocarril ya en desuso.
Miraron hasta en las trincheras de la guerra. Ni rastro.
Suprimieron el tráfico aéreo, porque el aeropuerto esta muy cerca .
Situaron alrededor del pueblo varios helicópteros. Alguno acabó ardiendo, también.
Se decía que en el aeropuerto esperaban varios caza preparados para entrar en acción …¡contra lagartijas aladas e incendiarias!.

Por último, nos sacaron de noche en autobuses, con las persianas bajadas y custodiados por militares armados y nos trajeron , después de un viaje larguísimo, a este cuartel militar en medio de la nada. Aquí vivimos en barracones: los hombres en un sitio y las mujeres y los niños en otro.
También trajeron a los bomberos del retén con sus familias.
Y a los Heredia.
Nos quitaron los móviles. No tenemos televisión, ni radio, ni prensa. Una vez por semana nos ponen una película.
Bastante malas, por cierto.

Nos preguntamos si seremos los únicos que vieron los dragones o si habrá mas casos.

Tienen una oficina con ordenador. Por las noches hay dos guardias de vigilancia. Esta noche a uno le dio un infarto.
Aprovechando el revuelo lo decidimos sobre la marcha.
Una vecina muy sexy distrajo al otro ( aquí estamos todos a palo seco ) y entre tanto yo le puse dos orfidales, de los que nos dan para dormir, en la cerveza. Mientras está roncando, estoy colgando esto en la red, por si alguien en alguna parte, ve como yo, una lagartija con alas.

POR FAVOR HAZLE UNA FOTO Y CUÉLGALA EN LA RED.
No lo dudes, si no quieres acabar como nosotros: en un campo de concentración.

El pura sangre inglés

Dedicado a un amigo de Huelva que, al descubrirme el barrio inglés, me dió escrito el cuento.

Para ti, Antonio, con mi admiración.



A pesar de que el barrio inglés tenía incluso garitas con guardias, unos cuantos niños de Huelva, de un barrio cercano, se las ingeniaban para colarse dentro y disfrutar de los columpios, balancines y toboganes del parque infantil. Y eso que, al ser descubiertos y al grito de: Eh, boys what are you doing here? ¡out, out!, eran perseguidos sin tregua hasta dar alcance a alguno, que se llevaba la bofetada del día.

Había un niño entre todos al que no le interesaba demasiado el parque. Estaba fascinado con otra cosa que tenían los ingleses: los caballos. En concreto un pura sangre inglés con una estrella en la frente. Así que, él iba directo a las caballerizas, que también llamaban su atención por su magnífico suelo de Pino Rija. Al niño, instintivamente, le gustaba todo lo que fuera de madera.

Podía pasarse tardes enteras, sentado sobre la tarima, hablándole a su amigo “Morning Star”, que así llamaban los ingleses de la Rio Tinto Company Limited al hermoso ejemplar. Muchas veces se escondía para observar como una guapa mujer rubia vistiendo traje de amazona entraba y se llevaba a Morning a dar un paseo por las marismas del Odiel. Ya se había acostumbrado, a que unos minutos mas tarde, un español joven (había algunos en el barrio) hiciera lo mismo con otro caballo. Siempre igual.
Podrían ir juntos, pensaba el chico.

Era una tarde calurosa de julio. Iban los muchachos hacía el lugar por el cual se colaban en el barrio, cuando un automóvil a gran velocidad, conduciendo por la izquierda y levantando una nube de polvo, casi los arrolla. ¿Donde irá este mister con tanta prisa?.
Una vez dentro, el resto de los chicos se quedaban en el parque mientras él iba directo a las caballerizas
¡Que pena hoy no está “Morning”!.
Pero se quedó igual contemplando a los otros caballos y acariciando el suelo de tablas, aunque ninguno tenia el porte y la elegancia del pura sangre de la estrella en la frente.
De pronto, se oyó un trote y apareció el caballo, ensillado, pero sin amazona, resoplando nervioso y dirigiéndose a su sitio, mientas él lo seguía, llamándolo con suavidad. Acto seguido entró el otro caballo, de la misma manera.
Que raro…

Apenas tuvo tiempo de esconderse cuando sintió el frenazo en seco de un coche, del que se apeó un inglés, que sin ni siquiera apagar el motor, entró en la caballeriza a toda prisa, empuñando un revolver y disparó a “Morning Star”.
El niño cerró los ojos y se tapó los oídos, pero aún así pudo oír el disparo y sentir el ruido del cuerpo del caballo al desplomarse, muerto.
En seguida comenzaron a llegar ingleses gritando.¡ Oh my God!. What did you do?
El chico, aún con los ojos cerrados, salió corriendo tropezando, sin que nadie le prestara atención.
¡ Oh my God!. Where is Susan?.

Corriendo, pasó de largo por el parque donde estaban sus amigos. Siguió por una de tantas calles paralelas, atravesó una plaza, continuó por otra calle, se tropezó con los guardias de las garitas, que ni se fijaron en él y salió del barrio por la puerta principal, por primera vez en su vida.

Era ya de noche, cuando los otros niños le contaron que, después de un gran revuelo y de mucho ir y venir hacia las marismas y de que muchas mujeres le dijeran “kiler”, “kiler”, aparecieron unos policías vestidos con traje, ¡con este calor!, y se llevaron esposado al inglés que mató al caballo; como en las películas, oye, igual, igual.
El chico no les prestaba atención.
Sus amigos no comprendían porqué lloraba, tan desconsoladamente, con la cabeza sobre las rodillas.
Ni él ni ellos comprendieron tampoco, porqué de pronto, levantó la cabeza y se puso a gritar: Un día me llevaré las tablas de las caballerizas, para hacer algo bueno con ellas.

Hasta que llegó ese día, aquel niño nunca mas había vuelto a pisar el barrio inglés.

El callejón




¿Por que dejas el coche en ese callejón? . ¿No te da miedo?. Está muy solitario a estas horas, no tiene apenas luz….
¿No crees que puede haber alguien escondido con malas intenciones?
No se,… detrás del portaron de la huerta del marqués.
Que está cerrado con una cadena y un candado. Ya…
Alguien te puede salir por el lateral del Ayuntamiento….
Que lo verías de sobra y te daría tiempo de salir corriendo. Que la calle Alonso Quijano está ahí mismo. Ya….
Y ¿detrás de los contenedores?. Son muy altos, alguien puede esconderse y esperar.
¿Para qué?. Para hacerte algo desagradable, desde luego
Ah, que los contenedores se ven desde “El Bien Beber”. Ya, Ya…

Es tardísimo hoy y con esta niebla. Es como estar en medio de la nada, sin saber si hay alguien mas, acechando...¿ no tienes miedo?.
¿No te asusta este silencio?
No, nunca pasó nada, pero ya sabes, un día pasa…
¿Que Avia es un sitio tranquilo?, igual no tanto, no creas
¿Qué es eso?. ¿No has oído?. Es como un rumor, unos pasos casi de puntillas... ¿No sientes que alguien se ha colocado detrás de ti?
Oye, por cierto, desde “El Bien Beber” no se ven los contenedores. Porque los del almacén de materiales de construcción dejan el camión aparcado en la esquina y oculta el final del callejón…

¿Quién te tapa la boca?. Ves, no lo has oido llegar...
¿No puedes moverte?. Tiene mucha fuerza.
¿Qué?. ¿Qué algo te está quemando?
No te quema. Es una hoja de acero. Te han clavado un cuchillo en el abdomen, de abajo hacía arriba…
No lo has visto porque al taparte al boca, te ha girado la cabeza. La hoja te ha llegado al hígado, ha atravesado el diafragma y la base del pulmón.

Te ha dejado caer y se ha ido. Estas de rodillas, pero te vas a desplomar…
No intentes gritar, no puedes… Aunque te esfuerzes, ya no lo puedes ver...
Si, te estás desangrando….
No, no hay nadie. De sobra sabes que por aqui no pasa nadie a estas horas.
Mañana te encontrarán. Pero, ya será inútil....

…….. Estarás muerto.