Crimen perfecto



Al doctor Buscató se le hacía cada vez mas difícil notificar ese tipo de veredictos. Porque eso eran los diagnósticos cuando no había solución: un veredicto, con sentencia  de muerte. En España llevaba años abolida, pero algunos cánceres no se habían dado por aludidos. 
Su paciente de ahora era un hombre de negocios de la alta burguesía de la ciudad. Un hombre aun joven,  educado y simpático, a quien la vida acababa de jugar una mala pasada.
El doctor Buscató seguía considerando a la ciencia una necesidad filosófica, aunque hoy se hubiera convertido en un negocio, incluso para él. El cáncer, representaba como nadie, la lucha maniquea entre el bien y el mal y había sido disociado por el científico, para su gobierno,  en dos opuestos irreconciliables: demócratas y dictadores. Cuando el cáncer era un Kennedy todo iba bien. Pero el que padecía este hombre, por desgracia, era de los últimos. Un dictador fanático y feroz, un hitleriano asesino. Mas papista que el mismo papa. Un Himmler.
Le había pedido la verdad, por dura que fuera. “Tengo que dejar muchas cosas amarradas. Necesito toda la verdad, doctor”. Lo tenía aguardando en la sala de espera desde hacía un buen rato, no podía demorarse mas, aunque le doliera sobremanera la mala noticia que iba a comunicarle. Nunca se acostumbraba. Se sentía derrotado por la enfermedad y no era para  eso que llevaba treinta años investigando.
__Que fástic de malaltía__pensaba mientras abría la puerta para recibir a su paciente.


Aquel ultimo viernes de octubre, mientras degustaban cocochas en el mejor restaurante del puerto, los amigos pusieron el grito en el cielo, confiando en el fondo, que fuera otra mas de sus muchas excentricidades y que se lo acabaría pensando antes de seguir adelante con esa decisión tan visceral. Era un calentón comprensible teniendo en cuenta que su mujer lo abandonaba y que el sospechaba, tal vez  con fundamento, que la culpa de todo la tenía su socio, Rodolfo, amigo de la infancia para mas inri. No terminaban de creerse que la vida de un hombre tan inteligente y triunfador fuera a dar ese giro radical de ciento ochenta grados, por una mujer. “Con tantas como hay en el mundo y con la facilidad que tu tienes para ligar, tío”, le habían dicho tratando de hacerle entrar en razón.
__Que faena le hizo esa mosquita muerta. Cuanto mas mojigatas parecen mas putas son__fue el comentario de Nacho cuando se quedó a solas con Felipe.
 Felipe, por el contrario, no era de ese parecer. Conocía  bien a Joaquín y la decisión le pareció una cabronada  Estaba convencido de que algo oscuro se escondía tras ella. No compartía, en absoluto,  la opinión de los demás acerca de Susana_ una santa que le aguantó lo indecible, maltrato psicológico incluido- ni tampoco la teoría de Joaquín sobre la relación de ella con Rodolfo. Además se había demostrado hasta la saciedad: le había puesto varios detectives y todos concluyeron lo mismo: Susana no se veía con nadie y Rodolfo continuaba fiel su novia de siempre.
Joaquín era un hombre encantador en el trato con los demás. Un excelente relaciones publicas de si mismo. Se vendía tan bien, que era capaz de hacerte sentir lástima por el, mientras te clavaba un puñal por la espalda. Pero esto solamente lo pensaba Felipe. Al resto les parecía un hombre con un talante peculiar, encantador y listo como un lince. Por eso le había ido tan bien en la vida y por eso no comprendían la decisión que acababa de comunicarles.
 Nacho, fiel compañero en el consumo de sustancias diversas y sexo de lujo, fue de todos, el que puso mas empeño en disuadirle.
__Esto es puro stress, tío. Estas ofuscado. Vete un tiempo hasta que te calmes. Luego lo verás de otra manera, hazme caso. Los cambios tan radicales no son convenientes. Además ¿por qué vender la empresa?. Espera a ver como te va y mas adelante, cuando te encuentres mas tranquilo ya tomarás una determinación. No te precipites. Deja a Rodolfo con todo y ya se verá.
Ese era el problema: Rodolfo. Ni hablar de dejarle el control. Había tomado la decisión de vender su sesenta por ciento a una multinacional que sería quien dirigiera el negocio de ahora en adelante y punto. El socio si no estaba conforme tenía dos opciones: conformarse o vender.
__Pero el no quiere vender__ le observó Felipe__ No quiere en modo alguno.
__Es su  problema.
__¿Acaso no te importa? Ha sido el mejor socio que podías haber tenido, trabajador y entregado a la empresa y un buen amigo, además.
__No, no me importa. Que se vaya al carajo como todo.
__¿No seguirás pensando que ha tenido algo con tu mujer?.
__ Si, estoy convencido.
__¿No puedes admitir, por una vez, que te has equivocado?.
__Yo jamás me equivoco.
Ante afirmación tan rotunda los amigos decidieron dejarlo en paz. Nacho convencido de que así era, en efecto,  y Felipe seguro de que tramaba algo y que tras esa decisión tan visceral se solapaba una sorpresa siniestra, propia de una mente retorcida y sicopática como la de Joaquín. Tiempo al tiempo.


Joaquín Mestre se hallaba en ese momento, en el polo magnético de la mayor de las desolaciones. Descubrir el corto plazo que tienes de vida no es fácil de encajar. Contemplar cara a cara a la muerte sin mas asidero que la resignación es una putada de las gordas. Acostumbrado a ser un triunfador, no podía permitir que un estúpido mal dispusiera la fecha de su partida de este mundo en el que se encontraba tan a gusto, por otra parte.
Le faltaba tiempo.
No pensaba dejarse ver una vez que la enfermedad hubiera mostrado claramente sus estragos. En los escasos tres meses que le dio el doctor Buscató, necesitaba atar bien todos los cabos. No habría otra oportunidad. Todo tenía que encajar como un manguito, de lo contrario moriría para nada.
El ganaba siempre. Le habían educado para eso. Su padre le inculcó, incluso por las malas, un talante competitivo, agresivo si convenía y siempre vencedor al precio que fuera. Triunfar era la única meta. Ese fin justificaba de sobra cualesquiera medios.
Por ello, llevaba días dándole vueltas al guión de su puesta en escena final, sin grandes avances, cuando recordó aquella casa. Casualmente, la había descubierto en Internet hacía ya bastante tiempo; un lugar que ahora se tornaba ideal para sus propósitos. Se trataba de una histórica masía en un pueblo perdido en plena montaña, adonde no llegaba ni el viento El dueño acababa de morirse y sus sobrinos tenían prisa por vender, repartirse el dinero, regresar a Barcelona y no volver por allí nunca mas.
Todavía no existía rastro de la enfermedad, pero sin saber bien porqué guardó el anuncio y le puso un nombre premonitorio: Retiro. Rezó mentalmente para que no se hubiera vendido. Tuvo suerte: la masía le estaba esperando, como una esposa paciente. Además con la crisis, pudo adquirirla relativamente barata .
Cuando llegó el momento elegido para la partida, se negó rotundamente a que lo acompañaran. Solamente Nacho, compartidor de otros secretos, gozó del privilegio de conocer el lugar. Pero solo la fotografía. A todos, les llegó el día antes de la partida el siguiente mensaje. “Os invitaré a comer canelons el día de Sant Esteve. La mañana de Navidad os haré llegar la situación exacta del lugar. Tenéis que prometerme que acudiréis todos. Hasta ese momento no volveremos a tener contacto. Adeu”.
Antes del exilio, vendió su parte del negocio, dejando a su socio en una posición incómoda, canceló las cuentas conjuntas y las tarjetas de su todavía mujer y le dio un plazo de una semana para abandonar la casa en la que residieran hasta esa fecha, regalo de boda de los padres de él. Puso fin también, por descontado, al contrato de ella en la empresa. Fue la única condición que impuso a los compradores.
Contento consigo mismo, encantado de conocerse, se marchó a lo mas profundo de los Pirineos donde la muerte no tendría mas remedio que acudir a buscarle.

El desenlace la próxima semana...

4 comentarios:

Angel Luis dijo...

Esto promete...

Nieves dijo...

Que bien has entramado toda la historia Maria Jose, como siempre consigues hacerme llegar hasta el final sin pestañear y deseando saber qué ocurrirá despues, espero con impaciencia el desenlace de la historia, para ver qué se le habrá ocurrido a Joaquin. Un besin y disfruta de tu fin de semana,

Maria Jose Mallo dijo...

Hola Angel, esperemos no decepcionar con el desenlace...

Maria Jose Mallo dijo...

Hola Nieves: tejo la tela mejor que las arañas, ja, ja.
Te agradezco la fidelidad y la amabilidad y espero no decepcionar con el desenlace, que ya falta poco.
Tuve un buen finde, con fiesta del Corpus y playa.
Perdón por la tardanza en contestar.
Muchos besinos.