El renglón torcido


Capítulo V


Isabel llegó el sábado por la mañana increíblemente temprano, tanto que ni Aníbal ni Casimiro se habían levantado. La abuela estaba en la cocina preparando el café y conversando con García. Casi a la vez que Isabel llegó Elisa abuela. Entró como si la persiguiera el demonio y se plantó delante de García.
   __Están pasando cosas muy raras.
   __ ¿Cómo cuales?
  __Como que desaparece comida y ropa__ explicó mirando a Isabel abuela__ y además a Dolores le han robado las recetas de Indalecio.
   __ ¿Cómo que le han robado las recetas?
  __Pues eso, las recetas que tiene para la medicación del Inda, que le han desaparecido.
   __Puede haberlas perdido…
  __Podría, si Dolores fuera de otra manera que no es…más descuidada, quiero decir.
  __Con la preocupación puede haberse descuidado, tal vez las cambió de sitio y no lo recuerda.
  __Eso no le pasa a Dolores, tiene razón Elisa__ terció la abuela__ algo raro ocurre.
  __Vamos a ver, centrémonos: Alguien roba comida y las recetas del chico. Pues es ce cajón que ese alguien sabe dónde está el Inda como dicen ustedes.
  __A esa conclusión ya había llegado yo… Sabe una cosa__ Elisa se sentó frente a García con la cara desencajada__ creo que es mi nieta. Creo que ella roba la comida, lo que no puedo afirmar es que haya robado las recetas…
   __Tendrás que espiarla.
  __Ya lo hice y la veo levantarse a por comida a la nevera que luego lleva a su habitación…no puede ser que coma tanto. Lleva bastante comida. Y hay algo más: la madre de María también me dijo que su hija roba comida y que le falta ropa de su hijo mayor…Algo se traen entre las dos.
   __Pero si Elisa no sale de casa…
   __Pero la María si, viene todos los días a ver a Elisa, se encierran en su cuarto y nadie la ve cuando se va, yo estoy trajinando mis cosas y mi hija está en su trabajo.
   __Yo vigilaré__ aseguró Casimiro que había escuchado la conversación__ ¿a qué  hora viene la María de visita?
   __A media mañana la primera vez, luego vuelve por la tarde.
   __Queda tiempo. Abuela como huele ese café.
   __ ¿Y las recetas?
   __Todo a su tiempo. Voy a desayunar.

   Aníbal e Isabel bajaron de la habitación cuando ya todos se habían ido a sus quehaceres, en la casa permanecía solamente la abuela para darles noticia de las novedades.
   __Voy a salir al campo para ver si veo al cardenal.
   __ ¿A estas horas? Estará regresando si no lo hizo ya…Te  he hecho un bocadillo de jamón. Necesitarás reponer fuerzas.
  __Da igual solamente quiero conocerlo. Marcho ahora mismo. Gracias por el bocata abuela, todo un detalle. Adiós__ le dijo a Isabel dándole un beso de refilón.
   __No se para que he venido__ protestó.
  __Aníbal está aquí para trabajar en el caso que tenemos entre manos, no lo atosigues. ¿Has traído la información que te pidió? Déjame echarle un vistazo.

   Aníbal se dirigió a buen paso a los campos donde según la abuela cazaba monseñor. No se escuchaba ningún disparo, el soto bosque estaba lleno de trinar de pájaros, se notaba que nada perturbaba la calma. Hacía buen tiempo, sin calor excesivo, con una ligera brisa templada y olorosa. Llegaban aromas posiblemente de arbustos o hierbas que Aníbal, urbanita pertinaz, no era capaz de identificar. En ese momento de paz perfumada, casi balsámica, Aníbal pensó fugazmente, que le gustaba el campo. Cuando levantó la vista del suelo para asimilar mejor la panorámica purificante, algo rasgó el paisaje, como un tijeretazo. Alguien avanzaba en dirección a la espesura a toda carrera. Pero no era el cardenal. Era una mujer rubia con la melena ondulando al viento de la frenética galopada que la llevaba al bosque. El detective comenzó a trotar para poder seguirla.
   __Ni siquiera en el campo existe la calma completa__ pensó mientras la   seguía a la suficiente distancia para no ser visto.
   Tras un buen trecho, internados ya en una fronda más espesa, y varios metros por delante, la mujer comenzó a llamar: “Alejandro, Alejandro…Contéstame por favor”.
   __Llama al cardenal__ se dijo frenando el trote__ esto se va a poner interesante. ¿Quién será esta mujer? Tiene buena pinta.
   __Alejandro, se que estás aquí, responde, tengo que hablarte…
   De pronto unos metros tras ella, los suficientes para no errar el tiro, apareció un hombre alto vestido de campo con la escopeta en la zurda.
   __Buen cazador__ se dijo Aníbal__ la pieza está muerta.
   __ ¿Qué es lo que quieres Ana María?
   __ ¡Alejandro! Necesitaba verte y hablar contigo.
   __Pues aquí estoy. Pero te advierto que ya no hay nada que hablar.
   __Alejandro ¡llévame contigo a Roma!
   __ ¿Qué dices, estás loca?
   __Me voy de aquí. Ya no soporto ni a mi marido ni menos aun a mí suegra. Tras la muerte de Sofía mi vida aquí ya no tiene ningún sentido…
   __Haz lo que te parezca, pero a mí ni te acerques.
   Aníbal escondido, casi empotrado en una carrasca joven, escuchaba sin dificultad, y sin demasiada sorpresa, la conversación entre la esposa del señorito y el cardenal de la santa iglesia romana.
   __Alejandro no me dejes abandonada a mi suerte.
   Esta frase sonó más a amenaza que a súplica, pensó el detective, al que una culebra de buen tamaño le acababa de pasar sobre una bota, para ir a ponerse al sol unos metros más allá.
   __Montaré un escándalo, ahora ya no tengo nada que perder.
   __Ana María, te juro por Dios que si no sales de mi vida por las buenas te vas a arrepentir, y que cualquier daño que intentes hacerme a mi o a lo que represento, se volverá contra ti al ciento por uno. Y sabes que no miento.
   __! Alejandro, te lo ruego! Por nuestra hija.
   __ ¿Por nuestra hija?__ se dijo Aníbal__ esto se pone de lo más interesante.
   El cardenal se había acercado a la mujer del señorito, con la que por lo escuchado había tenido lo suyo, y la había cogido por el cuello para exponerle en la cara una última advertencia.
   __Que era mía la niña lo dices tú, a mi no me consta en absoluto y cuanta más basura quieras echar sobre la iglesia, peor para ti.
   __Porque la iglesia soy yo__ remató Aníbal__ yo y mi polla, claro…
   En ese momento la culebra regresó sobre sus pasos, es un decir, para descubrir a Aníbal. Sorprendidos ambos, se contemplaron sin moverse, hasta que el reptil estiró el cuello, también es un decir, y abrió las fauces enseñando su lengua bífida específica y amenazante, como la del cardenal. Aníbal retrocedió mecánicamente y perdió el equilibrio agarrándose a la carrasca, que se sacudió sorprendida por el tirón.
   __ ¡Mi marido, es mi marido, dispara, dispara!
   Todo sucedió de repente. Dos aves de buen tamaño, que Aníbal no supo identificar, salieron volando del arbusto, tras la sacudida, y pasaron sobre las cabezas del cardenal y de su amante.
   __Mira, tu marido se va con otra, volando además ja,ja,ja.
   __No tiene ninguna gracia.
   __Me voy para el pueblo. Te aconsejo que esperes un rato y te vuelvas tú también sin llamar la atención. Te lo advierto. No me obligues a tomar medidas contra ti.

   Aníbal se quedó esperando a que ambos se fueran para regresar el también. No había podido saludar al cardenal, pero lo visto y oído era mucho más interesante. Esperando a que la llamada Ana María se fuera a su casa o a donde le diera la gana, pero que se fuera, el detective rebobinó la película: la esposa del señorito había tenido más que amistad con el cardenal hasta el punto de poder ser el padre de la niña asesinada. Claro que en aquel tiempo Alejandro aun no era cardenal, sería arzobispo u obispo, pensó Aníbal. Además de por la mujer, aunque posiblemente el señorito esto no lo sabría o tal vez si, había que averiguar por qué otro motivo estaban enfrentados. Casimiro había mencionado algo de unas tierras, unas tierras con mala uva que aparentemente no valían nada pero que ambos se las disputaban. Hay que  tirar de ese hilo.




 Continuará...

Cuento de Navidad


Quiero desear a todos los lectores del Blog unas Navidades felices y un año próximo colmado de salud y felicidad.

Merry Christmas and happy new year 2017.






Viajaban hacinados en la bodega de un enorme carguero, vetusto y desvencijado que surcaba renqueante todos los océanos conocidos  y algún que otro mar por descubrir, con bandera de Panamá, capitán griego y tripulación coreana.
   Ella iba apretujada con sus hermanas sin moverse del sitio que les había correspondido, expectantes y temerosas ante el incierto futuro que les esperaba en Europa, el lugar de  destino. Sabían que el viaje terminaría para todas y cada una en alguna casa o en algún establecimiento, pero no sabían nada más. Desconocían la función que les correspondería, si es que tenían alguna, e ignoraban si serían bien o mal consideradas y por consiguiente bien o mal tratadas. El futuro era muy incierto, pero en China no había sitio para tantas.
   Habían nacido para emigrar.
   A él le pasaba exactamente lo mismo. Pero era decidido y práctico, así que para animarse un poco el viaje, decidió ligar. Y se fijó en ella, porque era un poco más alta y sobresalía del resto de las que le pillaban más cerca. Se dedicó a hacerle la corte con descaro. Ella se resistió al principio, pero al fin sucumbió a su insistencia y se dejo llevar.
   Fue un viaje inolvidable. Aunque navegaron un mes dando casi la vuelta al mundo, les sorprendió alguna galerna de cuidado, hubo un incendio a bordo y estuvieron a punto de ser apresados por piratas, el amor superó todos los tedios, todas las zozobras, todos los pánicos, todos los sobresaltos y cuando llegaron a buen puerto la certeza de la inevitable separación les causó el mayor dolor que jamás creyeron fueran capaces de experimentar. Nunca habían imaginado que se pudiera llegar a sufrir de ese modo.
   Trataron de pasar inadvertidos para conseguir continuar a bordo, aunque el futuro fuera más que incierto. Podía acontecer que al ser descubiertos la tripulación les arrojara por la borda en alta mar, sin miramientos. Pero, por lo menos morirían juntos. Era preferible a vivir separados sin volver a verse jamás.
   No hubo suerte. Fueron desembarcados como todos los demás, llevados a un lugar de espera y conducidos mas tarde a sus respectivos lugares de exposición donde serían elegidos por sus futuros dueños. Casi no tuvieron tiempo de despedirse. Ella evitó mirarle, mientras él la contemplaba, confiando en un postrer milagro, hasta que dejo de verla.




   Llegó diciembre. No había vuelto a tener noticias de ella. A su lado en la tienda estaban algunas de sus hermanas, pero ni rastro de su enamorada. A los pocos días, fue elegido, llevado a una casa y colocado en lo que parecía ser la estancia principal, justo al lado del Belén. En el barco había visto muchas figuritas como aquellas y había escuchado que el niño hacía milagros.
   __Encuéntrala y tráemela aquí. Haz algo por un compatriota. Tú estás con tus padres y con tus animales, pero yo estoy sólo y triste sin ella. Compadécete de mí. Al fin y al cabo somos chinos los dos.
   Llegó Nochebuena. El contemplaba en el salón, como terminaban de colocar a sus pies,  los regalos para la mañana siguiente.
    De pronto ¡oh milagro!, la dueña de la casa entró con ella en brazos y la colocó a su lado, sobre la mesa, retirándose unos pasos para comprobar el efecto. Precioso, se dijo, mientras salía de nuevo.
   Después de haberlo pedido tanto, no podía creérselo. Temblaba por la emoción y las manzanas de resina roja que le servían de adorno, tintineaban como campanillas.
   Se volvió hacia ella maravillado.
   __Soy yo, le dijo. Soy yo ¿no me reconoces?
   Ella miraba en derredor con curiosidad, cuando le escuchó preguntar. Ni siquiera le había visto.
   __ ¿Estás seguro?
   __Naturalmente.
   __No sé, es que…
   __ ¿Ya me has olvidado?__ preguntó con tristeza.
   __No. Es que te noto cambiado.
   __Claro. Es por todos estos adornos que me han puesto. Pero mira soy yo__ dijo tocándola__ pincho como siempre.
   Ella se sorprendió.
   __ ¿Cómo me has reconocido?


   __Tienes los pétalos más anchos y uno de cada tres tiene la punta doblada hacia abajo. He comprobado que el resto no. He visto muchas en todo este tiempo. Pero no hay otra Flor de Pascua de tela de plástico igual que tu.
   Ella se quedó pensativa. Tal vez fuera él. Tal vez, pero es que a ella todos los abetos le parecían iguales. De todos modos, iban a pasar mucho tiempo juntos, porque había escuchado decir a la dueña, que luego, nada de tirarlos, se iban al trastero y servirían de nuevo para el próximo año. Que había que ahorrar. Así que le sonrió y asintió sacudiendo sus rojas brácteas con sensualidad.
   El dio un respingo. Alguna manzana se vino al suelo. ¡Qué buena suerte habían  tenido después de todo!
   __Gracias, gracias__ le dijo al niño del Belén.
   El niño le guiñó un ojo con malicia.
   Ella suspiró resignada. Nunca más volvería a ver al Papa Nöel con el que había ligado en la tienda. Pero bueno, más vale algo que nada. A lo mejor el próximo año ella también tenía suerte…
   Miró al niño del Belén y recordó haber escuchado que hacia milagros.
   __Ya hablaré contigo más tarde__ le dijo resuelta, apuntándole con uno de sus pétalos sin doblar.
   __Vas lista__ se dijo el niño bostezando, harto ya de tanta cháchara.__ Aborrezco a Papa Nöel. No hay sitio aquí para los dos. Lo vas a tener jodido.
   Y se quedó dormido tan contento.


El renglón torcido

 Capítulo IV




Casimiro no obtuvo ninguna información relevante en Santirso, nada que los viejos no le hubieran dicho ya. Pedro hijo era un pedazo de crápula, con líos de faldas y deudas de juego y de todo tipo. Su mujer, la maestra, había amenazado con dejarle muchas veces, pero parece ser que, hasta la fecha, no había encontrado el momento. Los vecinos hablaban sin tapujos de peleas continuas por celos de ella, totalmente justificados, con amenazas de abandono que nunca cumplió, porque aunque algunas veces se había ido de casa por un tiempo, siempre regresaba como si tal cosa y le seguía fiel como un perrito. “Mamá que se ha puesto enferma” explicaba al vecindario sin que nadie le preguntara.
   __Tantas veces se ha puesto enferma la buena señora que es imposible que no se haya muerto ya__ le contó una vecina, mientras otra se moría por añadir__ Él no se inmuta, nunca la ha ido a buscar. Yo creo que si no volviera, mejor. Es un adicto al sexo.
   __ ¡No me diga!
   __Si le digo y al juego y quizá a las drogas…
   __No a las drogas, no__ terció la otra.
   __ ¿Por qué no, vamos a ver?
   __Porque para la coca hace falta pasta que yo lo sé y el no tiene. Se lo gasta todo en timbas y mujeres.
   __Hay otras drogas más baratas como el taxis, ese. Son unas pastillas que se compran en las discotecas__ añadió como explicación para todos.
   __Bueno, muchas gracias__ cortó Casimiro, antes de que la conversación se eternizara en divagaciones.
   En la cafetería donde desayunaba cada día, le contaron de muy buen grado, que Pedro, el marquesito, había tenido algunos problemas por conducir borracho y por montar peleas en los bares por el mismo motivo y muchos otros con maridos o novios o padres o hermanos, porque no tenía remilgos en abordar a una mujer que le gustara, aunque fuera menor o estuviera acompañada en ese momento.
   __O sea, que sería más propio que le pegaran un tiro a él, pero a las niñas no veo el porqué__ informó Casimiro.
­­   __Necesitaría conocer al cardenal__ afirmó Aníbal en ese punto.
   __ ¿Al cardenal? ¿Para qué?
   __Me gustaría echarle un vistazo.
   __Sale de caza cada amanecer.
   __ ¿De caza?
   __Si. Siempre ha sido cazador y es a lo que se dedica mayormente al amanecer cada vez que viene por aquí. En el Vaticano no creo que tenga mucha ocasión de pegar tiros.
   __ Allí las piezas se cobran de otro modo…
   __ ¿Que se caza aquí?
   __Ahora mismo liebres.
   __ ¿Quién podría prestarme una escopeta?
   __Hay una en la casa, de mi difunto. No sé cómo estará. Voy a por ella.
   Aníbal dedicó buena parte de la tarde en poner a punto la escopeta, mientras pensaba para sí o en voz alta con la abuela, adonde podría estar el bueno de Indalecio. Hablando de todo un poco, la abuela se había enterado de que Elisa y Sofía la hija del marqués, su media hermana en realidad, tenían cierta relación.
   __ ¿Ah sí? Pensaba que ni se hablarían.
   __Eso creía yo también, pero me dijo Elisa abuela que algunas veces las había visto hablar en la plaza y que cuando le preguntaba a su niña como era que hablaba con la marquesita, ésta le respondía que era una envidiosa y una acomplejada. ¿Y entonces por qué le hablas?__ insistía mi prima__ porque me da la gana. Que no me conteste si no quiere.
   __ ¿Envidiosa y acomplejada, por qué?
   __No lo sé. Elisa no suelta prenda. No quiere dar ninguna explicación acerca de esa opinión tan radical que tiene, bueno que tenía, de su media hermana. Y ¿Sabes otra cosa?
   Aníbal negó persistentemente con la cabeza.
   __Creo que doña Sofía tiene aprecio por Elisa. En realidad es su nieta también…
   __Todo son misterios__ terció Casimiro que acababa de regresar de tomar un café en el bar del pueblo.
   __ ¿Por qué lo dices?
   __Porque en el bar si preguntas alguna cosa acerca del crimen o de alguien relacionado con la violación de ¿cómo se llamaba?...
   __La Irene.
   __Esa, la Irene, todo el mundo levanta el vuelo. Es como decir las palabras mágicas y luego viene el camarero y te mira de aquella manera intimidatoria, como un portero de discoteca,  que me entraron ganas de darle una patada en los huevos…
   __ ¿Preguntaste por la violación y la gente se mosqueó?__ inquirió García, recién llegado de la siesta.
   __Si.
   __ ¿Qué preguntaste exactamente?
   __Pregunté si alguien había visto al novio disparar al violador, teniendo en cuenta que era de mañana, según consta en el informe que usted leyó inspector, y el pueblo madruga…
   __No, no hubo testigos__ intervino García__ pero piensa que el muchacho confesó, porque además el disparo se hizo con su escopeta, aunque debo decir que hay ciertas contradicciones entre la primera declaración y lo que refirió más tarde en el juicio…
   __ ¿Cómo se te ocurrió hacer esa pregunta?__ quiso saber Aníbal.
   __Porque estuve mirando las fotos que llenan las paredes, para ver si pillo algo, del enigma de la bruja, ya me entendéis…y vi los cazadores y las escopetas y tuve una asociación de ideas, creo…Entonces toda la parroquia salió por patas y me quedé como estaba. Quise saber también quien de todos era el cardenal.
   __El más alto__ respondieron Aníbal y García a dúo.
   __También pregunté si el novio homicida estaba en la foto.
   __ ¿Y?
   __Y nada, nadie me respondió a ninguna de las dos preguntas.

   Aníbal llamó a Isabel aquella noche un poco antes de lo acostumbrado. “Tiene remordimientos” pensó García. En realidad quería pedirle que le buscara varias cosas por Internet. La primera, información sobre el autismo y el síndrome de Asperger: características, conductas, costumbres, tratamientos, etc.
   __Una vez que lo hayas leído todo y hayas entrado en situación, hazme un resumen claro y piensa que harías si fueras autista y tuvieras mucho miedo de algo o de alguien.
   __Supongo que haría lo mismo que si no lo fuera.
   __No, piensa que tienes muchas dificultades de comunicación y que no tienes amigos y en este caso ni casi familia. Piensa, dale a esa cabecita.
   __Oye ¿hay alguna chica guapa en el pueblo?
   __ ¿Cómo quieres que lo sepa? Si no tengo tiempo para nada, si casi no duermo dándole vueltas a la cabeza.
   __ ¿Y la prima Elisa?
   __ ¿Cuál de todas?
   __La madre, ¿cuál va a ser? No te salgas por la tangente o pensaré mal.
   __Es un poco vulgar ¿no?
   __O sea, que la has mirado.
   __ ¿Cómo no la voy a mirar si he tenido que hablar con ella? Por favor Isabel búscame esa información que es muy importante y déjate de celos absurdos.
   __Iré el sábado por la mañana no lo olvides. Pobre de ti como pille alguna cosa entre tú y la puta esa…
   __Isabel…
   __Vale, te buscaré la info. Me pongo ahora. Dime algo guarro, anda…
   __Mujer que no estoy solo…
   __Que cortado eres cuando quieres. Sal al corral y dime algo guarro o no hay autismo que valga. Ya sabes que tengo el clítoris en el oído…
   __ ¿Por qué no esperamos al sábado?
   __ ¡ANIBAL!
   __Vale, vale ¿Qué quieres que te diga?
   __ Aníbal ¡por Dios!... ¿Has entrado en situación? ¿Cómo estas…?
   __Bien, estoy bien, creo….
   __ ¿Ya estas a puntito para meterte dentro? Dime algo, tío…
   __Isabel, ¿por qué no lo…?
   __ ¿Estás  preparado para invadirme con ese pene poderoso ardiendo de semen que adoro sentir entre mis piernas que están…¿Cómo están mis piernas?
   __Húmedas y sensuales y ardientes y…
   __ ¿Con quién hablas?
   __Isabel, está aquí tu abuela, te paso con ella. Es Isabel abuela, hable con ella un rato. Alto, háblele alto, que hoy está un poco sorda… No sé que se le ha metido en el oído.






 Continuará...

El renglón torcido


 Capitulo III




Durante la cena, Aníbal, Casimiro y García, pusieron sobre la mesa toda la información recopilada, que era extensa, pero que no les aclaraba nada, de momento. No había móvil, o si lo había era un poco peregrino. Porque las niñas eran hijas de don Pedro, vale. Y el otro hijo de don Pedro necesitaba dinero, de acuerdo, pero don Pedro no disponía de liquidez. Todo lo manejaba la bruja.
   __Lo único puede ser que el hijo, desesperado, hubiera amenazado al padre con matar a su hija y para que se creyera la amenaza, hubiera comenzado por la bastarda…Es una posibilidad, aunque remota; muy remota diría yo. Hay que indagar sobre la vida del hijo con certeza, porque lo que te han dicho los viejos puede no ser exacto.
   __Vale. Yo mañana voy a Santirso del Arroyo y pregunto.
   __Y luego está lo de la pistola de profesional.
   __Bueno no tanto, esa pistola la puede adquirir cualquiera por Internet, incluso. Y el tirador no era muy profesional. Un buen sicario no yerra dos veces….
   __Hay algo raro__ aseguró García__ La guardia civil ha obviado todo esto y anda buscando al nieto de la señora esta ¿Cómo se llama?
   __Dolores. Son muy espesos__ dijo la abuela.
   __No, no lo son. Aquí hay algo raro. Si realmente el arma era de un profesional, algo que comprobaré mañana, no pueden culpar al chico de ningún modo… Ese chico que apenas habla…que anda siempre por los caminos y… ¡Cojones claro! Ese pudo haber visto algo. Lo mismo hasta pudo haberlo visto todo.
   __Por eso lo buscan entonces, para quitarlo de en medio__ se alarmó la abuela__ Si no es el criminal, es el testigo. Y el criminal, entonces, es alguien gordo. Seguro.
   __Pero, el chico apenas habla.
   __Pero habla y un buen especialista puede obtener un relato claro de los hechos utilizando otros métodos. Ya se ha hecho otras veces. Hay incluso películas__ afirmó García, aficionado al cine como pocos.
   __Bueno, no nos precipitemos. Es una buena opción, solo eso, de momento. Abuela sería bueno saber a donde pudo ir el chico. Mañana vaya a hablar con Dolores y que le cuente todas sus sospechas, o sus certezas. Hágale ver que nosotros somos su única oportunidad. Sé que lo hará muy bien__ afirmó Aníbal poniéndolo una mano sobre el hombro.
   __Okey.
   __Yo iré a la capital del municipio y ¿vosotros?
   __Es hora de conocer al padre de las niñas y sobre todo a la abuela.
   __La bruja__ afirmó García.
   __Esa misma. Doña Sofía de Sierra.
   __Abuela estos callos están de muerte.
   __Os los ha preparado la Elisa.
   __ ¿La abuela? Guisa de puta madre, como usted. Debe ser de familia.
   __Nooo que va. La Elisa, hija__ respondió la abuela mirando a Aníbal__ Le habéis hecho muy buena impresión.
   __¡Ay la virgen!__ masculló Casimiro con la boca llena.

   Don Pedro de la Sierra y Sierra tenía buena pinta y era apuesto, como diría la abuela, un poco amanerado para Aníbal y con aspecto pusilánime para García. Demasiado atildado. Para ser un picha brava, no respondía al patrón, por lo menos no al patrón que tenían Aníbal y García. Muy amable, bajó a la planta baja para hablar con ambos, porque el edificio no tenía ascensor y en consecuencia García y su silla no podían subir.
   __No, no tengo relación con los que afirman ser mis hijos también…
   __ ¿Ni siquiera con su hija del pueblo?
   __No me consta que sea mi hija…
   __El ADN no deja lugar a dudas. Pero vayamos al grano ¿Por qué cree que mataron a su hija? Tendrá alguna teoría.
   __No tengo ni idea. No tengo enemigos…Por lo menos no hasta ese punto__ rectificó al observar la cara de incredulidad de Aníbal y García__ Si, mi relación con la gente es normal. De verdad que no tenemos conflictos serios con nadie. Se me escapa el motivo.
   __Tengo entendido__ intervino García__ que aunque afirma no tratarlo, su hijo mayor vino a verlo para pedirle dinero.
   __Eso son habladurías del pueblo. Mi…bueno, ese chico y yo no tenemos ningún trato, ninguno.
   __ ¿Nunca vino a verlo?
   __Nunca.
   __ ¿No le conoce ni de vista?
   __De vista sí, porque es veterinario y vino por aquí a vacunar alguna res cuando no estaba el nuestro. Estaba enfermo en aquel momento… yo no hablé con él. Esos asuntos los lleva el mayoral. Pero le vi de lejos, claro…
   __Dicen que son como dos gotas de agua…__sugirió Aníbal, pero don Pedro no se dio por aludido.
   __ ¿Su madre, la…la señora Sierra, tampoco conoce a sus otros nietos?
   __Les agradecería que no insistieran en el apelativo nietos. Para ella su única nieta era Sofía, mi pobre Sofía__ sollozó don Pedro, para asombro de Aníbal y no tanto de García que se lo esperaba.__ Mi esposa morirá de pena. Quiere abandonar el pueblo. Va a dejarme solo…con mi madre…Va a dejarnos solos__ rectificó mirándolos con sus ojos grises de aristócrata llenos de agua.
   __Uyuyuy.__ García y Aníbal se miraron de reojo.__  esto se complica.
   __ ¿A dónde piensa ir?
   __No lo sé. A la capital. Tiene allí familia. Mi vida se acaba…Sin ellas__ añadió tras un largo silencio.
   __ ¿Sería posible hablar con ella?
   __No.
   __ ¿Y con su madre, la…señora Sierra?
   __Tampoco. ¿Para qué? Ellas no saben nada, están peor que yo. Hagan ustedes algo, ya que han venido y busquen a ese chico, al que la mató.
   __ ¿Usted cree eso? ¿Cree que ese infeliz es el asesino?
   __Eso dicen los guardias. Ese muchacho siempre andaba por ahí merodeando, espiando a las mujeres…
   __ ¿No cree que tal vez pudiera haber visto algo? Haber visto al criminal, por ejemplo.
   __Eso dice mi madre. Sin embargo mi esposa opina lo contrario. Como yo.
   Aníbal y García se fueron desencantados. No avanzaban. Les gustaría poder interrogar a la esposa, la que pensaba irse. Tal vez por ese lado averiguaran algo. Caminaron en silencio por la calle principal del pueblo, la que llevaba a la iglesia y al bar. Los dos lugares de reunión. A aquellas horas estaba vacío. Se instalaron en una mesa al lado de la puerta y pidieron dos cervezas.
   Las paredes estaban llenas de fotografías de hombres pescando, posando con la pesca, cazando, posando con la caza menor y no tanto, boxeando, corriendo delante de unas vaquillas, haciendo una paella, vendimiando…
   __Muy deportistas en el pueblo__ comentó Aníbal al camarero cuando trajo las birras.
   __Si.
   __ ¿Está el cardenal entre ellos?__ preguntó García__ Es que no veo sotanas__ se disculpó cuando el otro lo miró de través, como si hubiera soltado una gilipollez.
   __Si, está.
   __¿Dónde?
   __Ahí. En esa.
   __ ¿En cuál, en esta? ¿La de los cazadores? ¿Quién de ellos es?
   __El más alto.
   __Ah, claro, claro. El más alto. ¿Y los otros quiénes son?
   __ ¿Qué más le da si no conocen a nadie? Si son forasteros, no te jode.
Tomaron las cervezas con calma, conscientes del recelo y la antipatía que despertaban en el camarero, sin motivo aparente para ello, porque habían sido muy educados y muy corteses. Salieron del bar cuando vieron pasar a Elisa madre con su típico contoneo caderil. Aníbal la llamó de lejos y ella se volvió apresurada al reconocer la voz del detective.
   __¡Qué casualidad!
   __Estábamos tomando algo__ explicó Aníbal.
   __¿Como está la niña?__ preguntó García.
   __Sigue rara. Se acuesta tarde y se levanta temprano. Apenas habla y come a deshora. No termina la comida del plato y por la noche coge comida de la nevera. Tiene como un caos en su cabeza.
   __Es bastante normal, teniendo en cuenta estos hechos de ahora, más los vividos de niña, de los que no se recuperó totalmente, según ustedes. Todo es cuestión de tiempo.
   __Y de que encontréis al asesino__ dijo Elisa mirando y tuteando a Aníbal.
   __Lo haremos, ten la seguridad__ respondió él, manteniendo el tuteo.
   __Esto se pone feo__ pensó García que quería mucho a Isabel__ Nos vamos que tenemos prisa.
   __Vete tú hacia la casa mientras yo acompaño a Elisa, por si acaso.
   __ ¿Por si acaso se pierde?
   __Por si acaso ocurre alguna cosa. Ahora mismo voy.
   __Verás__ se dijo el inspector que conocía a Manero como si lo hubiera parido.


   La abuela había sido, con diferencia, la que más suerte había tenido en sus pesquisas después de todo. Aunque había sido por casualidad, como sucede las más de las veces.
   __Pues la Dolores no tiene ni idea de adonde pudo ir el chico, porque han buscado por todas partes, incluso ha venido un helicóptero y todo y no han encontrado nada y ella dice que el muchacho nunca iba a ningún sitio en concreto. Simplemente merodeaba. Se llegaba hasta el río, donde su madre lavaba a veces algunas prendas y se quedaba allí durante horas, como si la esperara.
   __Los viejos del tilo dicen que pregunta por ella.
   __¡Pobrecito!
   __Estoy cada vez más convencido de que vio algo importante__ afirmó García.
   __Lo mismo piensa doña Sofía. Me lo ha dicho.
Aníbal y García miraron a la abuela con cara de sorpresa.
   __ ¿Ha visto a la bruja?
   __Me la he encontrado, si, y me ha preguntado por Dolores. La compadece. Dolores fue en tiempos cocinera en la casona y doña Sofía la aprecia. Cree que el muchacho no solo sabe algo del crimen, sino qué sabe todo de todos. Está convencida de que él es el hilo que llevaría, no sólo a ese ovillo sino a otros muchos. Doña Sofía cree que no le buscan para cargarle el crimen, como dejan que creamos, si no para interrogarlo acerca de muchas cuestiones. Que el sargento no es tonto ni nada parecido. Que en el pueblo hay muchos nudos gordianos, desde tiempo atrás y que el chico sabe mucho y que el criminal lo sabe y que puede que también lo busque y que reza para que lo encuentre el sargento o nosotros.
   __ ¿Tiene alguna idea de quién mató a su nieta?
   __Si.
   __ ¿Y?__ apremiaron todos.
   __No me lo ha querido decir. Pero me ha dicho algo que parece un enigma…
   __Diga abuela__ apremió Casimiro.
   __Me ha dicho que os diga que en las fotos del bar está la respuesta.




Continuará…

El renglón torcido


Capítulo II




La casa familiar de Isabel y su abuela estaba al lado de la iglesia. Se veía diminuta, insignificante a la sombra del torreón con espadaña, que resultaba absurdamente ostentoso en su altura, casi amenazante. Cerrando la plaza por la izquierda, perpendicular a la iglesia, estaba la Rectoral. Tenía razón la abuela, parecía un palacio florentino. Desentonaba bastante del entorno de casas bajas y humildes de arquitectura típicamente rural.
   __Mi pobre casa__ suspiró la abuela__ parece una pulga.
   Sin embargo no estaba mal; era suficientemente amplia, un poco laberíntica, lo típico de las casas de pueblo a las que se van añadiendo estancias según necesidades, sin mucho orden ni concierto, pero acogedora, “con encanto”, aseveró García, al que instalaron en la única habitación de la planta baja, dado que con la silla de ruedas era complicado subir y bajar escaleras.
   __Sólo hay un aseo con ducha en esta planta__ se lamentó la abuela con el antiguo inspector__ pero por lo menos tiene la ventaja de no tener que compartirlo. Nosotros tres nos repartiremos el baño de arriba.
   __No se preocupe abuela__ terció Casimiro__ haremos turnos por la mañana y listo.
   __No hará falta conmigo, yo me bañaré una vez que vosotros os hayáis ido a investigar y mis necesidades las haré en el corral como cuando era niña. Me rejuvenecerá. Ahora vendrá un operario a instalar lo que necesite__ le dijo a García__ Mi prima ya lo avisó.
   __Perfecto doña Isabel. No se preocupe tanto por mí.
   __ Lo hago encantada, inspector.
   Habían traído suministros de comida suficientes para empezar, pero la prima Elisa les había llenado la nevera que todavía funcionaba para sorpresa de la abuela.
   __No hay máquinas como las de antes. Esta tiene, por lo menos, veinticinco años. Ahora duran dos o tres, hasta que se acaba la garantía.
   __Que razón tiene abuela__ remató Casimiro que se había puesto a catar los chorizos.


   Aníbal quiso hablar con Elisa niña en su casa, “porque será menos traumático para ella, en su entorno”. García le acompañaría, pero la abuela no, porque tanta gente extraña sería ya demasiado intimidatoria.
   __Yo soy su tía abuela.
   __Si pero la niña apenas la conoce.
   __Pero me conoce y a vosotros no. Debería interrogarla yo.
   __Lo haremos nosotros abuela, en principio. Después ya veremos __dijo Aníbal conciliador.
   Casimiro daría una vuelta por el vecindario conociendo al personal y enterándose de todo lo que pudiera con respecto al señorito y su familia y al hijo mayor del señorito y su posible coartada y sobre todo al porqué de la insistencia _según la abuela_ de cargar el muerto al tonto del pueblo.
   La casa de Elisa estaba a cien metros, más o menos, en dirección a los campos. Era algo más grande que la de la abuela y también laberíntica, aunque “con menos encanto” según García. Elisa madre fue quien abrió la puerta; era una casi cuarentona de muy buen ver en opinión de Aníbal y de García, por la cara de satisfacción que pusieron los dos y la mirada de soslayo que se dirigieron. Iba vestida un poco llamativamente, “enseñando demasiada pechuga, y muy pintada para la ocasión, lo cual no era para nada necesario”, habría dicho la abuela. “Era un interrogatorio ¡por Dios! no era el día del Patrón”.
   Elisa niña se parecía a la madre, pero mucho más tímida. Se sentó donde le indicaron, frente a ellos, mirando al suelo y casi temblando. Aníbal y García supieron de inmediato que no iba a soltar prenda. Pues va a tener que hablar con ella la abuela después de todo, pensó Aníbal. No obstante trataron de entablar conversación con naturalidad.
   __Hola Elisa, me llamo Aníbal Manero y soy el novio de tu prima Isabel, la de la capital. ¿La recuerdas?
   Elisa negó con la cabeza mirando al suelo.
   __Si la recuerdas__ terció Elisa madre__ estuvimos en su casa en la ciudad cuando la abuela tuvo que ir al especialista. Te llevó al cine y a la playa.
   La niña continuó en silencio.
   __Me gustaría que me contaras como te heriste en el brazo. Cuéntame cómo fue. ¿Ibas a casa de una amiga, verdad?
   Elisa asintió con la cabeza.
   __ ¿Escuchaste un tiro?
   Elisa volvió a asentir.
   __Y, entonces el perro del pastor te atacó….
   La niña se mantuvo en silencio un buen rato. Elisa madre iba a intervenir, pero una seña de García la detuvo. Elisa hija levantó ¡por fin! la cabeza y miró a Aníbal.
   __No, no fue el perro del pastor. El perro del pastor se llama Trosky y es un mastín muy bueno. Este era un perro de caza como los que tiene mi padre, bueno ese…
   __Al atacarte el perro te caíste…
   __No, no me caí. Me agaché para espantarlo y la bici zigzagueó__ respondió haciendo el movimiento con la mano__ fue cuando algo me  quemó el brazo. Entonces salí a toda velocidad hasta la casa de María.
   __El hermano mayor de María escucho el disparo y salió a ver y se encontró con Elisa sangrando y muerta de miedo.
   __No tenía miedo. Me quemaba el brazo.
   __¿No te habías cruzado con nadie, ni visto a nadie desconocido o sospechoso?
   La chica negó con la cabeza.
   __ ¿No habías notado que nadie te siguiera en los días anteriores?
Elisa volvió a negar.
   __ ¿Tienen relación con el cardenal. Ha venido a saludarlas?__ Preguntó García, como si lo hubiera inspirado el Espíritu Santo.
   __ ¿Nosotras? No que va…mi madre tiene mucha confianza en don Antonio, el párroco, el tío del cardenal, pero nosotras no.
   Elisa hija comenzó a sudar y se puso colorada como una amapola. Aníbal y García supieron que algo estaba pasando.
   __ ¿Tu tampoco conoces al cardenal? ¿No ha ido a veros al colegio o algo así?
   Elisa negó con la cabeza cada vez más inquieta.
   __Alejandro, el cardenal, apenas de relaciona con la gente. Dice misa el domingo temprano y eso es todo. Sale de caza y pasea con su secretario y ya…
   __ ¿Nunca has hablado con él?
   Elisa volvió a negar con la cabeza, con vehemencia.
   __ ¿Querrías acompañarnos al lugar exacto donde te dispararon?
   Elisa hija asintió otra vez mirando al suelo y Elisa madre se levanto, diligente, para acompañarles.

    Entre tanto Casimiro había entablado conversación, bajo un tilo solitario en medio de una plaza en la trasera de la iglesia, con un grupo de campesinos jubilados sin otra cosa que hacer que dar charlas sobre el crimen de la niña a cualquiera que se dejara, porque entre ellos ya estaba todo dicho y la llegada del cardenal ya andaba amortizada, con creces, a estas alturas.
   __ ¿Nadie vio nada aquella tarde?
   __ ¿Acuala tarde paisano? Porque hubo dos tardes. Una cuando casi matan a la Elisa y otra cuando mataron a la Sofía.
   __Cualquiera de las dos.
   __La primera oímos el disparo y la segunda pues lo mismo. Este es un pueblo pequeño y silencioso a no ser que pase la cosechadora del Isidro, que ahora no es el caso porque no es tiempo de cosechar. Nusotros estábamos aquí, de casualidad ¿eh vusotros? Y oímos el tiro primero y el tiro segundo. El primer día pensamos: ya están esos cabrones matando gatos y nos equivocamos, y el segundo dijimos ¿a que le han pegao otro tiro a la Elisa? Pa´ rematarla mayormente. Raro dijo este; éste que le señalo es el Honorino, y dijo esto: otro tiro no le han pegao a la Elisa, porque no sale de casa. Son los cabrones otra vez. Pero se equivocó, era otro cabrón que había matao a la Sofía. La nieta de la bruja.
   __ ¿Es bruja la abuela de la niña?
   __Es un modo de hablar. Es la dueña de medio pueblo. Ella por un lao y el cura por el otro. Don Antonio, bueno, el sobrino, el cardenal ese, han comprado todas las tierras de la herencia de los Ayalas y andan a la gresca por unas viñas que encima son malas, con mala uva quiero decir. Esta es tierra de cereal y las vides de aquí dan un vino peleón. Pero andan a la gresca como si de la uva fuera a salir vino Sabañón, de ese.
   __ ¿No pensarán que han matado a la niña por ese motivo?
   __No lo creo, porque si no, no le hubieran disparado a la Elisa.
   __Puede ser para despistar__ aseveró otro contertulio.
   __Es el Jacinto__ indicó el que hablaba desde el principio.
   __O pudo ser un aviso: disparamos a tu hija mayor y luego vamos a por la otra…__volvió a aseverar el Jacinto poniendo voz de misterio.
   __Y quien las mató entonces ¿el cura? ¿el cardenal?
   Los  cinco jubilados se encogieron de hombros a la vez.
   __Mire usted, don Antonio está en la cama malísimo de unas fiebres o algo raro que nusotros creemos le contagiaron en el lupanar de Santirso del Arroyo, porque para siempre allí cada vez que viaja a la ciudad. Aunque ya está muy viejo y yo creo que es imposible que se le levante, pero él para siempre, ya le digo…
   Casimiro estaba cada vez más asombrado y divertido. Aquellos viejos eran la hostia.
   __Continúe, cuéntemelo todo, por favor, estoy muy interesado.
   __Pues eso, que no pudo ser él y el cardenal… ¿Cuál era la cortada que no me acuerdo?
   __Estaba diciendo misa. Estaba en la iglesia rodeado de beatas, cuando mataron a la Sofía.
   “Como Michele Corleone, si” aseguró García más tarde cuando Casimiro narró la conversación con los vejetes.
   __Y ¿la tarde que dispararon  a la Elisa?
   __Don Antonio, malísimo ya en la cama y el cardenal aun no había llegado. Trascurrió casi una semana entre los dos tiros.
   __ ¿Conocen al hijo varón del señorito? ¿Cómo se llama?
   __Se llaman igual los dos: Pedro. El señorito es don Pedro de la Sierra y Sierra. Los padres eran primos segundos. En los pueblos hay mucha bigamia entre los ricos.
   __ Enogamia__ corrigió otro.
   __ ¿Eso no es lo del vino?__ pregunto el corregido con cierta suficiencia.
   __Bueno da lo mismo, les he entendido perfectamente__ terció Casimiro__ Me decían que conocen al hijo…
   __Siiii, menuda pieza. Como el padre  o peor.
   El resto de viejos aseveró a coro con la cabeza.
   __ ¿A que se refieren?
   __ ¿A qué va a ser?
   __Yo no les conozco. Díganmelo ustedes.
   __A las mujeres, carajo. El hijo es un faldero compasivo…
   __Compulsivo; nada, no me haga caso, continúe.
   __Tiene una novia aquí y otra allá, incluso casadas. Ya tuvo problemas, ya… Acordaros de lo del notario de Santirso. Menudo escándalo. Además tiene deudas de juego, creo. Vino por aquí hecho un energúmeno, para que el padre le adelantara la herencia. El padre que le va adelantar… si no maneja un duro. Su madre, la bruja, le tiene cogido por los huevos. Les tiene a raya a los dos: a él y a la mujer. Porque a ella también le gusta el gasto, uf que si le gusta, pero la vieja es una roñosa de cuidado. Debería de haberla matado a ella…quiero decir, si lo que quería era heredar… el hijo de don Pedro…Usted me ha preguntado.
   __Si, sí, yo le he preguntado, calma. ¿Dónde vive, Pedro hijo?
   __En Santirso. Es el veterinario del municipio.
   __ ¿Vive sólo?
   __ ¡Qué va! Está casado con la maestra.
   __ ¿Tienen hijos?
   __No, creo que ella es esmeril.
   __Y él tampoco tiene hijos por ahí, como el padre…
   __No, que nusotros sepamos…
   __No los tiene entonces. Y… este chico al que buscan ¿Cómo se llama?
   __ ¿El Indalecio? Buuuu, eso es un cabezonada del sargento que es una mula parda. Es buen paisano, pero anda justo de nuronas, lo dice mi nieto.
   __Eso es una orden superior, lo que yo te diga.
   __Es el Nemesio__ presentó el de siempre__ Tiene razón. Aquí hay algo raro.
   __Porque el Indalecio no es capaz ni de matar una mosca__ insistió Casimiro.
   __¡Qué va! Se ve que usted no lo conoce. Anda por ahí observando y huye cuando le hablas. Pero ese es un alma de Dios. Incapaz de matar.
   __Dicen que observa a las mujeres detrás de las zarzas…
   __Mire ¿sabe lo que pasa? Perdió  a su madre y anda esperando que regrese. No se da cuenta que ha muerto y no va a volver. Observa a las mujeres para ver si está su madre, inclusive cuando se atreve les pregunta por ella. A la Petra con la que tiene más confianza, le pregunta a menudo, aunque se erpresa con dificultad. No sé cómo se les ha ocurrido culpale a él…
   __Anda desaparecido ¿no?
   __Si desde el mismo día que mataron a la Sofía. En vez de buscarlo por si le ha ocurrido algo, no, le buscan para cargarle la muerta…Iba a venir un teniente de la USO, pero ¡quiá! ¿Pa`que? Si ya está todo dicho…Andan aun haciendo batidas buscándole como a un lobo. No hay derecho. Porque hay algo más ¿sabe usté?
   __Yo no sé nada.
   Los viejos se cerraron en corro sobre Casimiro y el que llevaba la voz desde el principio, le informó casi al oído:

   __A las niñas les dispararon con una pistola como las de usa el Jamesbon ese de las películas, mi nieto lo escuchó en el cuartel. No deja casquillos. Era un profesional.


Continuará...