Los crímenes de las cuatro estaciones

Un sospechoso




A la mañana siguiente, Virtudes sirvió el desayuno. Chocolate con leche, panecillos caseros de harina de trigo, azúcar y aceite de oliva, queso de cabra y fruta en abundancia. Siempre el desayuno de palacio  era generoso en fruta fresca de temporada, fuera la que fuera, porque el marqués padecía estreñimiento crónico. Jacinto había madrugado y se encontraba ya en el huerto ayudando a Carlota, la sobrina. Josefo tuvo que dejar la reprimenda para más tarde.
   Don Nuño estaba deseando comenzar las pesquisas. Ya tenía una teoría y se moría de ganas de compartirla con alguien que no fuera don Gonzalo.
   __Como os decía ayer, los crímenes son obra de un solo hombre.
   __¿Como podéis afirmar eso?
  __Veréis, voy a referiros un suceso del que fui testigo en Italia. Cuando estaba en Sicilia, varios asesinatos de frailes tenían asombrada y aterrada a  la isla y no digamos a los frailes. Iban cayendo como moscas y había opiniones para todos los gustos. La más peregrina manifestaba que eran obra del demonio, que había vuelto a la tierra para terminar con los siervos de Dios y había comenzado por el sur de Italia, tierra ardiente y pecaminosa en la cual el diablo tenía predicamento, al parecer. Ya lo decía San Pablo: todos los que viven en islas son malos, pero los sicilianos son los peores. Sentencia que no comparto en absoluto. Bien, pues como además, pasaba el tiempo y no se hallaba a los culpables esta tesis tomó fuerza. Según los sicilianos, el diablo ascendía a la superficie, mataba y regresaba al infierno. Cuando lo tenía a bien repetía y vuelta a empezar. Era imposible darle caza, porque aparte de listo, tiene poderes que los humanos ni imaginamos.  Las autoridades no sabían qué camino seguir. La teoría del diablo les pareció descabellada en principio, aunque tras varios años de asesinatos constantes, pensaron que tal vez el maligno se sirviera de algún brazo ejecutor al que habría comprado o poseído y al que ayudara a escabullirse y a pasar inadvertido porque de otro modo no se entiende como no habían dado con el criminal en todos estos años, cuando, además, asesinaba en pleno día y dentro de las iglesias. No le dije como los mataba ¿Verdad?.
   __No.
  __Morían casi siempre de un certero golpe en la cabeza, pero luego el cadáver aparecía con la cruz de la victima clavada en el corazón. Eso alimentó la teoría de que era cosa del demonio. Hubo algún crimen, creo que dos o tres, en los que, siendo el muerto igualmente dominico,  no apareció la cruz no se sabe si porque el criminal no tuvo tiempo de incrustarla en su sitio habitual o porque fueron crímenes puntuales y no obra del asesino múltiple.
   Pasaron años, durante los cuales los frailes de la comarca vivieron su calvario particular hasta que un día apareció una buena pista de modo casual como suele suceder las más de las veces. Una tarde alguien vio salir a un monje muy apresurado de la iglesia de un convento, poco antes de que unas devotas encontraran muerto a otro con la misma escenografía de siempre. Fue fácil de identificar porque tenía una ostensible y personal cojera. Se registraron uno por uno todos los cenobios de la isla sin hallar rastro ni memoria del fraile cojo. Entonces el investigador, un hombre inteligente al que yo conocí en unos baños romanos que ambos frecuentábamos y donde solíamos conversar, afirmó sin lugar a  dudas que el asesino iba disfrazado de fraile para matar y lo que durante algún tiempo fue mera teoría de odio a los monjes por algún oscuro motivo, cobró entonces certeza. Repasó episodios de actuaciones dudosas de la inquisición- recordad que los frailes eran dominicos-encontrando algunas pistas. No se equivocaba y tras algunos descartes apareció el cabo correcto que habría de conducirle al centro de la madeja y aunque le llevó su tiempo en el que volvió a actuar de nuevo el asesino, al final dio su fruto y le permitió llegar al verdadero culpable.
   Cuando le prendió la justicia, tras varias sesiones de interrogatorio, usted ya me entiende, se derrumbó y confesó: los mataba porque de niño había visto como dos dominicos torturaban a su padre hasta la muerte. Por lo visto alguien le denunció como homosexual. Una mujer despechada, creo. Entonces, la inquisición le aplicó la sierra sin miramientos.
   __¿La sierra?
   __Pero, ¿de dónde salís vos?¡ Que escritor tan poco informado! La sierra es una forma de tortura y ejecución a la vez, para este tipo de acusados. ¿Queréis que os la describa?
   __Por supuesto.
  __Pues veréis: cuelgan a la victima boca abajo y la cortan por la mitad, partiendo de la ingle, con una sierra muy afilada. El pobre hombre padece todo el proceso hasta que la sierra va más o menos por el ombligo ¿comprendéis ? En ese momento el reo muere. Cuando le parten el hígado en dos mitades.
   __¡Por Dios!
   __Si, es terrible. Como le decía, al hijo le descubrieron mirando y trataron de impedir que escapara. Cuando estaba a punto de huir por un ventanuco, le dieron alcance, y mientras uno le sujetó por los tobillos, el otro intentó seccionarle las piernas con la misma sierra con la que acababan de matar al padre. Entre que la postura era difícil, la sierra estaba demasiado ensangrentada para cumplir bien sus funciones y que el chico era ágil y fuerte y logró escabullirse a patada limpia, no pudieron cumplir su propósito. El muchacho pudo escapar a duras penas, comprenderá que aterrado después de lo presenciado y lo vivido y con graves heridas en ambas piernas.
   Un viejo curandero que vivía escondido en la montaña lo encontró yaciendo en el bosque, casi desangrado. Lo llevó a su guarida y logró que sobreviviera sin perder las extremidades, aunque con la movilidad muy mermada, como es natural. Desde ese día, el muchacho juró no dejar, en cuanto tuviera capacidad para ello, un dominico vivo.
El viejo le respondió que así hablan los hombres y que él le ayudaría en todo lo que pudiera. No pudo mucho porque antes de que el otro iniciara su particular cruzada contra los frailes, estos echaron el guante al brujo, no dando  tiempo siquiera a que ardiera en la hoguera puesto que se les murió en los interrogatorios. Esto renovó el odio del muchacho, caso de que necesitara renovación, que volvió a jurar no dejar un dominico con vida en la isla y le insufló el coraje suficiente para comenzar la venganza de una vez por todas.
   Cumplió con largueza. Hasta que lo cogieron asesinó veintiocho. Se disfrazaba de fraile para no levantar sospechas. A nadie le extrañaba ver un monje entrar o salir de los conventos. ¿Comprendéis a donde quiero llegar? Mataba frailes porque tenía un motivo para ello, hubo un desencadenante, como si dijéramos. Bueno pues yo creo que a nuestro asesino le pasó algo extraño con  las mujeres y me atrevería a jurar que con los frailes.
    __No lo entiendo.
  __Pues es muy fácil. Asesina mujeres y antes o después del crimen se ve un fraile por los alrededores. Pasó en el anterior y en este también. Unas vecinas de la última víctima lo vieron.
   __Si vieron un fraile ¿Por qué me prendieron a mí?
  __Ah, eso son  cosas del alguacil. El sale a la calle y prende lo primero que encuentra que no estuviera antes ¿comprende? No le importa lo que manifiesten los testigos. ¿Sigue mi teoría?
   __Desde luego señor marqués.
   __Prefiero que me llame don Nuño.
   __Muy bien.
   __De  acuerdo, pues le diré más. Estoy convencido que, como en Sicilia, es un falso fraile.
   __¿Y eso?
  __A todo el que lo vio le extraña que calce medias y finos zapatos de caballero. O sea, que se disfraza para matar. Aquí no es para pasar inadvertido en las iglesias puesto que no asesina monjes así que podía disfrazarse de cualquier otra cosa: de cuadrillero, de pastor, de cura…pero no, lo hace de fraile. Algo muy extraño…
   __El hábito cubre más. Con la capucha no se le ve la cara.
   Don Nuño pasó por alto la observación.
   __Tengo otra teoría, es alguien que vive en la ciudad desde después de entrado el invierno.
   __¿ En que se basa vuestra merced?
  __Pues en lo siguiente: asesina en los cambios de estación, primavera, verano. ¿Por qué no mató en invierno? Sencillamente porque no estaba aquí. Esta idea se le ocurrió a don Gonzalo ayer noche__ dijo señalando a su amigo de hierro.
  __Ah, don Gonzalo. ¿No toma chocolate?__ preguntó Josefo desconcertado.
  __No sea majadero, no ve que es una armadura.
 Josefo no sabía muy bien a esas alturas si la salud mental del marqués estaba completa, excentricidades aparte,  o le faltaba un trozo, como a su entrepierna. Para disimular el pensamiento se atrevió a argumentar.
 __Veamos, también podría ser que hubiera dos asesinos diferentes que hubieran matado también por motivos diferentes. Despecho, rencillas… que se yo.
 __Poca imaginación tenéis para ser escritor__ don Nuño no llevaba bien que le fueran a la contra__ Lo que tenemos que hacer es enterarnos de cuantos caballeros han venido a vivir a  Saláceres desde las Navidades hasta marzo más o menos. La ciudad es pequeña, casi todos nos conocemos. Será fácil saber cuánta gente principal hay nueva. Después investigaremos su pasado inmediato. Nos bastará con saber si en el lugar anterior de residencia o en los alrededores murieron mujeres asesinadas al inicio de cada estación.
   __Sin intención de llevaros la contraria, don Nuño. ¿No puede ser que lo del inicio de estación sea una casualidad?
  __Pudiera ser, pero no lo creo. Pienso que todo guarda relación. Estos asesinos múltiples son minuciosos.
   __Caso de que sea un asesino múltiple como decís vos.
   __Lo es, sin duda. Además tengo un sospechoso.
   __Puedo saber quién.
  __Desde luego: El médico, don Antero. Lo es también del hospital, por lo que pudo coger un hábito.
   __ ¿ Era un fraile negro lo que vieron los testigos?
   __Si.
   Don Nuño recapituló:__Es un fraile que no es fraile, alto y distinguido “con muy buen porte” en eso coinciden los testimonios, calza finos zapatos y mata mujeres al inicio de cada estación. El médico llegó en Navidad, antes estuvo en una pequeña villa de la provincia de Salamanca en España. Iremos allí y averiguaremos si murieron mujeres asesinadas y en que época. Yo creo que será muy fácil cogerle.
   __Don Antero, no tiene buen porte__ sentenció Virtudes que había entrado a recoger el servicio         __Además ese día estuvo atendiendo a la mujer del boticario.
   __Tiene coartada, un tanto sólida para el primer crimen, pero no para el segundo. Y don Antero es alto y tiene buena planta.
   __Pero no tiene un caminar distinguido, se mece como una cuna. Y casi siempre lleva borceguíes de cuero. No calza zapatos__ volvió a replicar con su áspera voz.
   __No opines de lo que desconoces, ama.__Exclamó el marqués bastante contrariado.
Ella hizo ademán de cerrarse la boca con llave y se fue.
   __Creo que vuestra merced tiene cierto empeño en que sea el médico.
   __Y ustedes también en que no lo sea.
   __Hay que ser objetivos.
   __Según mis conjeturas es hoy el candidato mas idóneo. Nos acercaremos al anterior pueblo donde ejerció y ya veremos si estoy o no en lo cierto.
   __¿Cuando iremos?

   __Mañana. No hay tiempo que perder, el otoño regresará pronto.

Continuará...

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