El renglón torcido


 Capitulo III




Durante la cena, Aníbal, Casimiro y García, pusieron sobre la mesa toda la información recopilada, que era extensa, pero que no les aclaraba nada, de momento. No había móvil, o si lo había era un poco peregrino. Porque las niñas eran hijas de don Pedro, vale. Y el otro hijo de don Pedro necesitaba dinero, de acuerdo, pero don Pedro no disponía de liquidez. Todo lo manejaba la bruja.
   __Lo único puede ser que el hijo, desesperado, hubiera amenazado al padre con matar a su hija y para que se creyera la amenaza, hubiera comenzado por la bastarda…Es una posibilidad, aunque remota; muy remota diría yo. Hay que indagar sobre la vida del hijo con certeza, porque lo que te han dicho los viejos puede no ser exacto.
   __Vale. Yo mañana voy a Santirso del Arroyo y pregunto.
   __Y luego está lo de la pistola de profesional.
   __Bueno no tanto, esa pistola la puede adquirir cualquiera por Internet, incluso. Y el tirador no era muy profesional. Un buen sicario no yerra dos veces….
   __Hay algo raro__ aseguró García__ La guardia civil ha obviado todo esto y anda buscando al nieto de la señora esta ¿Cómo se llama?
   __Dolores. Son muy espesos__ dijo la abuela.
   __No, no lo son. Aquí hay algo raro. Si realmente el arma era de un profesional, algo que comprobaré mañana, no pueden culpar al chico de ningún modo… Ese chico que apenas habla…que anda siempre por los caminos y… ¡Cojones claro! Ese pudo haber visto algo. Lo mismo hasta pudo haberlo visto todo.
   __Por eso lo buscan entonces, para quitarlo de en medio__ se alarmó la abuela__ Si no es el criminal, es el testigo. Y el criminal, entonces, es alguien gordo. Seguro.
   __Pero, el chico apenas habla.
   __Pero habla y un buen especialista puede obtener un relato claro de los hechos utilizando otros métodos. Ya se ha hecho otras veces. Hay incluso películas__ afirmó García, aficionado al cine como pocos.
   __Bueno, no nos precipitemos. Es una buena opción, solo eso, de momento. Abuela sería bueno saber a donde pudo ir el chico. Mañana vaya a hablar con Dolores y que le cuente todas sus sospechas, o sus certezas. Hágale ver que nosotros somos su única oportunidad. Sé que lo hará muy bien__ afirmó Aníbal poniéndolo una mano sobre el hombro.
   __Okey.
   __Yo iré a la capital del municipio y ¿vosotros?
   __Es hora de conocer al padre de las niñas y sobre todo a la abuela.
   __La bruja__ afirmó García.
   __Esa misma. Doña Sofía de Sierra.
   __Abuela estos callos están de muerte.
   __Os los ha preparado la Elisa.
   __ ¿La abuela? Guisa de puta madre, como usted. Debe ser de familia.
   __Nooo que va. La Elisa, hija__ respondió la abuela mirando a Aníbal__ Le habéis hecho muy buena impresión.
   __¡Ay la virgen!__ masculló Casimiro con la boca llena.

   Don Pedro de la Sierra y Sierra tenía buena pinta y era apuesto, como diría la abuela, un poco amanerado para Aníbal y con aspecto pusilánime para García. Demasiado atildado. Para ser un picha brava, no respondía al patrón, por lo menos no al patrón que tenían Aníbal y García. Muy amable, bajó a la planta baja para hablar con ambos, porque el edificio no tenía ascensor y en consecuencia García y su silla no podían subir.
   __No, no tengo relación con los que afirman ser mis hijos también…
   __ ¿Ni siquiera con su hija del pueblo?
   __No me consta que sea mi hija…
   __El ADN no deja lugar a dudas. Pero vayamos al grano ¿Por qué cree que mataron a su hija? Tendrá alguna teoría.
   __No tengo ni idea. No tengo enemigos…Por lo menos no hasta ese punto__ rectificó al observar la cara de incredulidad de Aníbal y García__ Si, mi relación con la gente es normal. De verdad que no tenemos conflictos serios con nadie. Se me escapa el motivo.
   __Tengo entendido__ intervino García__ que aunque afirma no tratarlo, su hijo mayor vino a verlo para pedirle dinero.
   __Eso son habladurías del pueblo. Mi…bueno, ese chico y yo no tenemos ningún trato, ninguno.
   __ ¿Nunca vino a verlo?
   __Nunca.
   __ ¿No le conoce ni de vista?
   __De vista sí, porque es veterinario y vino por aquí a vacunar alguna res cuando no estaba el nuestro. Estaba enfermo en aquel momento… yo no hablé con él. Esos asuntos los lleva el mayoral. Pero le vi de lejos, claro…
   __Dicen que son como dos gotas de agua…__sugirió Aníbal, pero don Pedro no se dio por aludido.
   __ ¿Su madre, la…la señora Sierra, tampoco conoce a sus otros nietos?
   __Les agradecería que no insistieran en el apelativo nietos. Para ella su única nieta era Sofía, mi pobre Sofía__ sollozó don Pedro, para asombro de Aníbal y no tanto de García que se lo esperaba.__ Mi esposa morirá de pena. Quiere abandonar el pueblo. Va a dejarme solo…con mi madre…Va a dejarnos solos__ rectificó mirándolos con sus ojos grises de aristócrata llenos de agua.
   __Uyuyuy.__ García y Aníbal se miraron de reojo.__  esto se complica.
   __ ¿A dónde piensa ir?
   __No lo sé. A la capital. Tiene allí familia. Mi vida se acaba…Sin ellas__ añadió tras un largo silencio.
   __ ¿Sería posible hablar con ella?
   __No.
   __ ¿Y con su madre, la…señora Sierra?
   __Tampoco. ¿Para qué? Ellas no saben nada, están peor que yo. Hagan ustedes algo, ya que han venido y busquen a ese chico, al que la mató.
   __ ¿Usted cree eso? ¿Cree que ese infeliz es el asesino?
   __Eso dicen los guardias. Ese muchacho siempre andaba por ahí merodeando, espiando a las mujeres…
   __ ¿No cree que tal vez pudiera haber visto algo? Haber visto al criminal, por ejemplo.
   __Eso dice mi madre. Sin embargo mi esposa opina lo contrario. Como yo.
   Aníbal y García se fueron desencantados. No avanzaban. Les gustaría poder interrogar a la esposa, la que pensaba irse. Tal vez por ese lado averiguaran algo. Caminaron en silencio por la calle principal del pueblo, la que llevaba a la iglesia y al bar. Los dos lugares de reunión. A aquellas horas estaba vacío. Se instalaron en una mesa al lado de la puerta y pidieron dos cervezas.
   Las paredes estaban llenas de fotografías de hombres pescando, posando con la pesca, cazando, posando con la caza menor y no tanto, boxeando, corriendo delante de unas vaquillas, haciendo una paella, vendimiando…
   __Muy deportistas en el pueblo__ comentó Aníbal al camarero cuando trajo las birras.
   __Si.
   __ ¿Está el cardenal entre ellos?__ preguntó García__ Es que no veo sotanas__ se disculpó cuando el otro lo miró de través, como si hubiera soltado una gilipollez.
   __Si, está.
   __¿Dónde?
   __Ahí. En esa.
   __ ¿En cuál, en esta? ¿La de los cazadores? ¿Quién de ellos es?
   __El más alto.
   __Ah, claro, claro. El más alto. ¿Y los otros quiénes son?
   __ ¿Qué más le da si no conocen a nadie? Si son forasteros, no te jode.
Tomaron las cervezas con calma, conscientes del recelo y la antipatía que despertaban en el camarero, sin motivo aparente para ello, porque habían sido muy educados y muy corteses. Salieron del bar cuando vieron pasar a Elisa madre con su típico contoneo caderil. Aníbal la llamó de lejos y ella se volvió apresurada al reconocer la voz del detective.
   __¡Qué casualidad!
   __Estábamos tomando algo__ explicó Aníbal.
   __¿Como está la niña?__ preguntó García.
   __Sigue rara. Se acuesta tarde y se levanta temprano. Apenas habla y come a deshora. No termina la comida del plato y por la noche coge comida de la nevera. Tiene como un caos en su cabeza.
   __Es bastante normal, teniendo en cuenta estos hechos de ahora, más los vividos de niña, de los que no se recuperó totalmente, según ustedes. Todo es cuestión de tiempo.
   __Y de que encontréis al asesino__ dijo Elisa mirando y tuteando a Aníbal.
   __Lo haremos, ten la seguridad__ respondió él, manteniendo el tuteo.
   __Esto se pone feo__ pensó García que quería mucho a Isabel__ Nos vamos que tenemos prisa.
   __Vete tú hacia la casa mientras yo acompaño a Elisa, por si acaso.
   __ ¿Por si acaso se pierde?
   __Por si acaso ocurre alguna cosa. Ahora mismo voy.
   __Verás__ se dijo el inspector que conocía a Manero como si lo hubiera parido.


   La abuela había sido, con diferencia, la que más suerte había tenido en sus pesquisas después de todo. Aunque había sido por casualidad, como sucede las más de las veces.
   __Pues la Dolores no tiene ni idea de adonde pudo ir el chico, porque han buscado por todas partes, incluso ha venido un helicóptero y todo y no han encontrado nada y ella dice que el muchacho nunca iba a ningún sitio en concreto. Simplemente merodeaba. Se llegaba hasta el río, donde su madre lavaba a veces algunas prendas y se quedaba allí durante horas, como si la esperara.
   __Los viejos del tilo dicen que pregunta por ella.
   __¡Pobrecito!
   __Estoy cada vez más convencido de que vio algo importante__ afirmó García.
   __Lo mismo piensa doña Sofía. Me lo ha dicho.
Aníbal y García miraron a la abuela con cara de sorpresa.
   __ ¿Ha visto a la bruja?
   __Me la he encontrado, si, y me ha preguntado por Dolores. La compadece. Dolores fue en tiempos cocinera en la casona y doña Sofía la aprecia. Cree que el muchacho no solo sabe algo del crimen, sino qué sabe todo de todos. Está convencida de que él es el hilo que llevaría, no sólo a ese ovillo sino a otros muchos. Doña Sofía cree que no le buscan para cargarle el crimen, como dejan que creamos, si no para interrogarlo acerca de muchas cuestiones. Que el sargento no es tonto ni nada parecido. Que en el pueblo hay muchos nudos gordianos, desde tiempo atrás y que el chico sabe mucho y que el criminal lo sabe y que puede que también lo busque y que reza para que lo encuentre el sargento o nosotros.
   __ ¿Tiene alguna idea de quién mató a su nieta?
   __Si.
   __ ¿Y?__ apremiaron todos.
   __No me lo ha querido decir. Pero me ha dicho algo que parece un enigma…
   __Diga abuela__ apremió Casimiro.
   __Me ha dicho que os diga que en las fotos del bar está la respuesta.




Continuará…

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