El ascensor

Regresé llorando, como cada tarde desde hacía un mes. Era miedo lo que tenía o tal vez no. No se.  No se lo que era. Me decía a mi misma que la cosa iba camino de convertirse en adicción. Pero no, imposible, porque yo controlo el asunto. Cuando quiera corto y listo. ¿Cuántas veces no obstante, me había prometido no volver a caer?. Todas. ¿Y cuantas veces había vuelto  a las andadas?. Cada día.
Pero, es porque en el fondo, me gusta. Cuando ya no me mole, lo dejo, así de fácil. Terminar no es tan difícil sólo hay que decir no.
Con eso me convencía a mi misma de que todo acabaría cuando yo quisiera y me consolaba durante un rato, pero luego retornaba el desánimo y el desasosiego.
Recuerdo como al principio hasta lo echaba de menos los fines de semana. Ahora ya casi no. Desde luego mejoraba; despacio eso si, pero sin pausa. Los primeros días estaba deseando terminar el trabajo. Incluso era un aliciente adivinar que podría suceder; alimentar la duda de  si  si o si no. Que nervios, cuanta adrenalina junta. Pero con el tiempo me había poseído la zozobra. No sabía muy bien lo que quería. Mi cabeza era un caos.
Ahora, comenzaba el trabajo sin darme tregua, casi, ni para comer. Llevaba un ritmo frenético, parecía una máquina. Me veía como uno de esos armatostes de los campos de petróleo que salen en las películas, todo el rato arriba y  abajo sin parar. Había días que incluso conseguía olvidarme del tema, esos días me ilusionaba pensar que acaso estaba en el camino de la curación. Pero al final volvía a caer, para mi desesperación. Llegaba a casa llorando, ya digo; no cenaba,  no dormía. Si continúo así me muero cualquier noche…Había pensado en hacer terapia, pero me daba vergüenza o acaso pena, para que engañarme.
Hoy iba a ser diferente.
Me había mirado a los ojos en el espejo y me lo había prometido. Me lo había jurado. Hoy se acaba.
Me daba miedo mirar la hora. De reojo veía a los  demás comenzar a recoger papeles, cerrar cajones, apagar ordenadores. Yo me iba quedando rezagada, para luego comenzar una desesperada  carrera contra reloj. Tenía que estar lista y salir como todo el mundo. No podía quedarme dentro a pasar la noche, aunque alguna vez lo consideré la solución.
Salí y me dirigí al aparcamiento. Al principio de todo, ese fue el problema: que iba sola en el coche. Entonces pensé pedirle a una compañera que viniera conmigo. Asunto resuelto.
Pero soy una ilusa. Fui incapaz.
Estaba enganchada lo mismo que el collar del perro a la cadena. ¿ O es al revés? Da lo mismo. Lo cierto es que el uno sin la otra o a la inversa no sirven para nada. Aunque es cierto que no se acoplan ni desacoplan solos, necesitan ayuda exterior.
Yo, sin embargo, no necesitaba ninguna mano que me desenganchara. Yo solita me bastaba. Solo tenía que decir no. Nada mas. Y hoy era el día.
Pero no, no lo fue.
Le vi venir y en vez de subir al coche y salir a toda velocidad, atropellándolo si fuera preciso, me encontré caminando hacia atrás, fascinada, sin dejar de mirarlo mientras el se aproximaba tranquilo; me metí en el ascensor, me arremangué la falda y me quité las bragas. El entró, cerró la puerta y sucedió lo mismo de siempre, desde hacía un mes en el que bajamos juntos por primera vez y de forma tonta hicimos el amor, sin conocernos de nada. Desde ese día hasta hoy y sin mediar palabra, todos los días lo mismo. Luego el salía con su coche y esperaba en la calle a su mujer que trabajaba en otro departamento y en otro edificio. Yo me iba en el mío y  pasaba por su lado como si no nos conociéramos.  Lo cierto era que no nos conocíamos. No sabía ni como se llamaba. No me atrevía a preguntárselo a nadie. No quisiera por nada que los compañeros sospecharan.  ¿Por qué no se lo preguntaba a él?. Porque no hablábamos. Una vez que traté de hacerlo, me tapó la boca con la mano. Lo nuestro era pura pasión o puro sexo, ¿que diferencia hay?.
Así que un día mas, desesperada, me fui a casa maldiciendo mi carácter tan poco firme y mi facilidad para complicarme la vida a lo tonto, por un puñetero polvo en el ascensor con un tío desconocido, del que solo sabía que estaba casado,  aunque lleváramos follando un mes.

8 comentarios:

Angel Luis dijo...

Pero bueno que cosas tan interesantes te pasan por los ascensores...y a mi me dan claustrofobia siempre subo por las escaleras lo mismo es buena terapia pensar en la posibilidad de ligue.
Buen verano guapa.

Maria Jose Mallo dijo...

Bueno...no me pasan a mi les suceden a mis personajes, no confundir, please.

Puede que tengas razón y sea una buena idea para combatir la claustrofobia.Igual debería de patentarla.

Un besin y muy feliz verano para ti también.

Anónimo dijo...

espero que tu amigo de ascensor no se parezca a Jack Nicholson, porque no me gusta nada para ti, no te pega en absoluto.
te vi en el Niemeyer...

Pedro.

Nieves dijo...

Un relato de lo más apropiado para estos calores que estamos padeciendo....jejejjej.

Pero ahora en serio, como siempre me ha encantado tu relato y me ha enganchado hasta la última palabra de la última linea, hasta el punto de hacerme decir ¿ya está? ¿ya se ha acabado? osea, que siempre se me hacen cortos tus relatos, hasta el punto de que habia imprimido tu relato para irlo leyendo en el metro ¡y me pasé de parada!

Por cierto, mi sobrina Cris estuve recientemente en Asturias con unas amigas y vino encantada. Un besin amiga,

Maria Jose Mallo dijo...

No tengo amigo de ascensor, ni soy Jessica Lange ni menos aún Anjelica Huston, o sea que tampoco me va Nicholson, la foto es sólo un buen ejemplo del aquí te pillo aquí te mato.
Por cierto si me ves en el Niemeyer o donde sea, salúdame, que me encanta conocer lectores.
Gracias y un besin.

Maria Jose Mallo dijo...

Hola Nieves. Calores en Madrid, porque aquí enfrió el tiempo unos 10 grados con respecto a la pasada semana.
Me ha encantado lo de que imprimes mis relatos y los lees en el metro. Siento que te hayas pasado de estación...espero que no te haya hecho perder demasiado tiempo.
También me ha gustado que tu sobrina y amigas hayan vuelto encantadas de Asturias. Lo mismo estuvieron cerca de donde vivo, podríamos habernos saludado.
Que tengas un buen verano. Muchos besinos.

Nieves dijo...

Yo también te deseo que tengas un gran verano Maria Jose ¿te vas a ir a algún lado? Por cierto, tienes un pequeño regalito en mi blog. Un besazo,

Maria Jose Mallo dijo...

Ya he visto el premio, muchas gracias, Nieves.
Pienso ir, de momento, por toda la costa gallega hasta Portugal. Y luego nos gustaría visitar algunas capitales europeas.
Muchas gracias y muchos besos.