Navidad

 



En estas Navidades tan atípicas, y tan tristes, que nos ha tocado vivir, quiero desear a todos los lectores del Blog, lo mejor para lo que nos queda de este año y para el próximo, que seguro vendrá con otras perspectivas. Mucho sentido común, y mucha esperanza ya con la vacunación que empieza.

A propósito de la vacuna, estaría bien que, una vez vendida al primer mundo, por llamarlo de alguna manera, se liberara la patente para que el resto de países pudiera vacunarse también. A ver si hemos aprendido algo, y se impone la solidaridad...








La extraña pareja

 



La novia era Pilar Primo de Rivera,  hermana del fundador de la Falange, fundadora a su vez de la Sección Femenina, rama de dicha Falange, creada en Madrid en 1934, y disuelta tras la muerte del dictador Franco, cuarenta años después.

El novio era, nada menos, que Adolf Hitler, el mismísimo führer, el austrohúngaro fundador del Partido Nacionalsocialista alemán, o Partido Nazi, Canciller Imperial desde 1933, dictador y líder de Alemania, desde 1934 hasta su muerte, iniciador de la Segunda Guerra, y artífice del Holocausto.

Ella lo idolatraba a distancia. Era su ejemplo y su guía. Tenía una foto suya de gran tamaño sobre su escritorio, junto a otra de su hermano José Antonio, más pequeña.

Él ni la conocía. Pero alguien dentro del aparato de la Falange tuvo la idea de que ambos podían iniciar, o mejor dicho, renovar, incluso reanudar, lo que Carlos II, el Hechizado, dejó inconcluso, y que el otro austriaco, el archiduque Carlos, malogró haciendo que España perdiera Gibraltar para mayor inri.

¿Qué había que reiniciar? Una nueva dinastía hispano austriaca, que traería un armisticio a Europa, por medio de un enlace tradicional y revolucionario. El ideólogo fue el jefe de propaganda de la Falange, Ernesto Giménez Caballero, uno de los primeros falangistas en abrazar las ideas de Mussolini, con el que se entrevistó en varias ocasiones, fervoroso partidario de la intervención de España en la Segunda Guerra. El plan de Giménez Caballero contaba con la aprobación de Franco y del Vaticano.




Muy amigo de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda nazi, y sobre todo de su mujer Magda, fue con esta con la que el falangista comenzó a fraguar la idea. Una noche mientras tomaba una copa en casa de los Goebbels, se atrevió a formular semejante proyecto. En ese momento, 1938, la candidata ya había realizado su primer viaje a Alemania, que según la revista “Y”, la había recibido con los más altos honores y la más sincera simpatía. Hitler le había dispensado el alto honor de recibir y conversar largamente con la fundadora de la Sección Femenina. Las organizaciones femeninas nazis y, sobre todo, su delegada la señora de Scholz-Klink, la han rodeado de un ambiente de verdadero cariño y camaradería. La revista destacó algo  que para Giménez Caballero, debió ser el destello que iluminó el plan de boda: El führer le obsequió un florero con flores rojas y amarillas y algo que concedía muy raramente, un retrato con marco de plata y efusiva dedicatoria.



Gimenez Caballero

La idea de la unión la confirmó el embajador de Franco en 1941, con motivo del siguiente viaje a Berlin de la falangista, para acudir a un congreso, invitada por las Juventudes Femeninas Hitlerianas.

La hermana del fundador de la Falange, fusilado al inicio de la guerra civil española, se convirtió en una especie de fervorosa embajadora de la Alemania nazi en la España franquista. No había ninguna mujer tan perfecta como ella, ejemplo de virtudes cristianas, capaces de impulsar la transformación católica del nazismo.




Una Navidad en casa de los Goebbels, con cuya esposa había hecho muy buenas migas, “una mujer maravillosa que me impresionó desde el primer momento”, Giménez Caballero que lleva como presente un capote de torero y un Belén para los niños, se atreve a abordar el tema completamente en serio.



Joseph Goebbels

Copio literalmente de su autobiografía: 

Antes de sentarnos a la mesa, durante los aperitivos, enseñé al pequeño y cojito jerarca de la propaganda nazi a manejar el capote, el modo de ceñirlo para el paseíllo, y a los niños les monté el Belén junto a la chimenea. Magda estaba radiante y conmovida. Tras la cena Goebbels tuvo que ausentarse y yo me quedé a solas hablando con la esposa. En un momento que guardó un breve silencio, aproveché para encarecer la urgente reanudación de la estirpe hispano-austriaca, que traería la paz a Europa, y ella me pregunto.

¿Cuál sería su candidata a emperatriz?

Solo puede ser una. En la línea de las princesas hispanas como Ingundis, Brunequilda o Eugenia. Solo una, por su limpieza de sangre, por su profunda fe católica y porque arrastraría a toda la juventud española. ¡La hermana de José Antonio Primo de Rivera!

Magda no respondió, sus ojos se humedecieron, tomó mi mano y me la estrechó, y en voz muy baja me dijo: Su visión es extraordinaria y audaz y su misión también, además es valiente y concreta. Calló de nuevo para proseguir: Mi marido está encantado con usted y el führer desea conocerle. Yo les hablé de esto que ahora vuelve a proponerme de manera concreta y sería posible…

¿Sería posible Magda? ¿Sería Posible? ¡Magda!

Sería posible si Hitler no tuviera un balazo en un genital desde la Primera Guerra Mundial, que le ha invalidado para siempre…Es imposible, gran amigo…imposible.

¿Y Eva Braun?

Un piadoso enmascaramiento para la galería.

Entonces adiós para siempre Magda, dije levantándome y tomando sus manos.

¿Y por que para siempre? Preguntó ella antes de poner sus manos sobre mis labios y luego los suyos.



Magda Goebbels


Ahí terminó la aventura de reinstaurar el imperio. No sabemos si Magda Goebbels, considerada de hecho, la primera dama no oficial de Alemania, y la madre de todo el país, se habría ofrecido para reanudar la estirpe con Giménez Caballero, mucho más apuesto que el cojito jefe de la propaganda nazi.

A finales del mes de abril de 1945, el ejército ruso entra en Berlín. Goebbels desobedece la orden del Führer de abandonar la capital de Alemania,  por razones de humanidad y lealtad personal. El 30 de abril Hitler y Eva Braun se suicidan. Al día siguiente, Magda Goebbels, que había sido la última persona en ver al führer con vida, asesina a sus seis hijos inyectándoles morfina. Tras esto, el matrimonio, sube a los jardines donde habían enterrado a Hitler y allí, arrodillados al lado de la tumba del dictador, muerden una ampolla de cianuro. El ayudante de Goebbels, Günther Swchägermann, ordena a un soldado disparar varias veces sobre los cuerpos. A continuación son rociados con gasolina y quemados.

Cuando llegaron los rusos, el cuerpo de Goebbels aun era reconocible. Los cadáveres no habían sido enterrados.

La espía que amó a Fidel

 




Marita llega a La Habana, y es recibida por el hombre de confianza de Fidel, alguien a quien ella ya conocía. Le vuelve a preguntar por su hijo. “Todo eso ya lo hablarás con Fidel, yo solo debo ocuparme de recibirte y alojarte”.

En la misma suite del Habana Libre, donde vivieron su romance, la espía alemana, que continúa enamorada de Fidel, se siente incapaz de realizar su misión. Al volver a ver el lugar donde fue tan feliz y al contemplar la ciudad desde la ventana, siente como si el tiempo se hubiera detenido, como si no hubieran transcurrido dos años. Se imagina que Fidel regresa de Sierra Maestra o de otro lugar cualquiera, incluso de estar con alguna otra, para volver con ella y solo con ella. Porque aunque visitara a muchas mujeres, siempre volvía. Por eso a ella no le importaba.



Según contó en sus memorias: Fidel no era un buen amante. Se interesaba mucho más por las caricias que por el acto sexual. Era un narciso enfermizo, tal vez muestra de inseguridad o tal vez pidiendo a gritos la aprobación de los demás, como un niño chiquito. Pero así y todo el líder cubano la dejó marcada y su pasión por él perduró en el tiempo.

Castro tiene la certeza de que ella ha venido a matarlo y se lo pregunta a bocajarro mientras tomaban un refrigerio, tras el fogoso reencuentro.

“Has venido a matarme ¿verdad? En inútil que mientas, se que trabajas para la CIA. Acepté recibirte porque tengo curiosidad por saber de qué modo piensan esos gringos de mierda que se puede acabar conmigo”.

Marita se viene abajo y le confiesa el plan del veneno ¿Para qué disimular? Fidel se ríe a carcajadas. Ella se levanta, lo saca de su bolso y lo arroja por el váter. Cuando regresa a la habitación Fidel le pone una pistola en la mano.

“Déjate de mariconadas y mátame como a un hombre. Pégame un tiro, carajo”.

Ella le apunta a la cabeza. Le tiemblan las piernas y las manos. No puede hacerlo. No puede matar al hombre del que continua y continuará toda su vida enamorada.

“No puedes hacerlo”, se burla Fidel. “No puedes matarme, nadie puede matarme”.

Tras el fracaso de la operación, la CIA la saca rápidamente de La Habana, antes de que el servicio secreto cubano la interrogue y descubra muchas cosas que no debe saber. Ella quiere dejar el espionaje. “No sirvo para esto”, manifiesta entre lloros. Pero Sturgis le dice que una vez que se empieza, solo se sale en un ataúd.

La llevan a vivir a Miami, nido de anticastristas, y le presentan a dos individuos con los que va a trabajar y a los que entrenan contra reloj para una misión. Son Lee Harvey Oswald y Jack Ruby.




Oswald no me cayó bien, ni yo a él. Era pretencioso y solitario. Odiaba a Kennedy, lo culpaba del fracaso de Bahía Cochinos. El y todos los demás odiaban al presidente. Yo los escuchaba hablar por las noches siempre de lo mismo.

En noviembre de 1963, Marita y Oswald forman parte de un convoy que lleva armas de Miami a Dallas. Cuando llegan a la ciudad tejana los espera Jack Ruby.

Años después, Marita declara ante la controvertida Comisión Warren, creada para investigar el asesinato de Kennedy, todo lo que vivió con los dos implicados en el crimen y sostiene que el día del magnicidio, hubo dos francotiradores. La Comisión descarta su testimonio por impreciso y porque algunas cosas son imposibles en el tiempo, y porque, además,  consideran que la testigo padece un desequilibrio importante al sostener que tiene un hijo en La Habana, fruto de una relación con Castro, que le fue sacado del útero mientras estaba en coma. La Comisión concluye que el único asesino es Lee Harvey Oswald, con raíces en la Unión Soviética, que fue a su vez asesinado por Jack Ruby, ante las narices del FBI.




Entre el magnicidio de Dallas y su declaración en la Comisión Warren en 1976, Marita es enviada a Venezuela para coordinar la financiación de los actos de sabotaje contra Cuba que propicia el presidente de la nación, el general Marcos Pérez Jiménez. De una aventura con el general, Marita adora el lujo y el glamour, nace su hija Mónica. Posteriormente Marita se casa con un agente del FBI, y de esta unión nace su hijo Mark.



Pérez Jiménez

Marita cuenta que el sexo con Pérez Jiménez no era ni bueno, y que el general se emborrachaba y llamaba a Castro por teléfono para decirle que se estaba acostando con su amante.

Ella afirma haber abandonado la CIA y que la Agencia intentó acabar con su vida en varias ocasiones. Trataron de envenenarla, tirotearon su casa varias veces,  pero lo cierto es que, de un modo u otro, siempre estuvo vinculada a los servicios secretos. Se divorció de su marido y se volvió a casar con el gerente de un edificio cercano a la ONU. En esa época se dedicó a espiar a los diplomáticos rusos en las Naciones Unidas. Al final de su vida, protegida por un mafioso de poca monta, se traslada a vivir a un semisótano en el East Side. Su amante es muy irregular en la prestación de apoyo financiero, debido tal vez, a la naturaleza de su negocio. Ella sobrevive pagada por las agencias policiales locales y federales, incluyendo Aduanas y la DEA. Marita Lorenz siempre vivió al límite.




Afirma haber vuelto a La Habana en 1981. Castro la recibe sin ningún entusiasmo, pero le permite conocer a su hijo. El muchacho se llama Andrés y estudia medicina. Hoy es un afamado pediatra en La Habana. Su hija Mónica conserva las cartas que su madre y él, intercambiaron a lo largo de muchos años. El gobierno cubano siempre negó este punto y afirma que Marita perdió a su hijo aquella noche.



Casi al final de sus días, Marita  regresa a Alemania, con el dinero que le paga una TV alemana por rodar un documental sobre su vida, para morir tranquila. Su muerte tiene lugar el 31 de agosto de 2019 en Oberhausen.

Basada en su biografía, La espía que amó a Castro, Hollywood va a rodar una película. Marita Lorenz será la actriz, ganadora de un Oscar, Jennifer Lawrence. Desconozco quien hará el papel de Fidel Castro.




 

 

La espía que amó a Fidel

 


Se llamaba Marita Lorenz y fue una espía norteamericana involucrada en un complot para asesinar a Fidel Castro.

Había nacido  en Bremen, en la Alemania nazi. Hija de una actriz estadounidense de segunda fila, de nombre artístico June Paget, que llegó al país contratada por el cine alemán. Instalada en Berlin conoce a Heinrich Lorenz, capitán del barco de pasajeros más veloz del mundo, el SS Bremen, con el que se casó. En 1941 el  Bremen fue convertido en un barco para transporte de tropas, hasta que en 1942, mientras se hallaba en el muelle, fue destruido por un incendio provocado por un tripulante antinazi. Se pensó en un sabotaje por parte de la tripulación. Todos fueron arrestados. La Gestapo interroga a Lorenz al sospechar de él por estar casado con una norteamericana. No logran probar nada en su contra, y lo devuelven a la guerra rebajado a teniente comandante. 




Sin embargo, aunque no tuviera nada que ver en el hundimiento del barco, si era cierto que había llevado a cabo tareas de contraespionaje, lo mismo que su mujer, que se había trasladado a Francia para participar en un rodaje y había sido reclutada  por la resistencia francesa. Cuando Marita tenía cinco años, su madre es detenida por los alemanes y ambas son enviadas al campo de concentración de Bergen-Belsen. A los siete años Marita fue violada por un oficial norteamericano de los que liberaron el Campo.




Tras la guerra, la familia se traslada a Manhattan. Su madre trabaja para la inteligencia norteamericana, y su padre que se convirtió en capitán del Crucero Berlin, también colabora con la CIA, siendo ambos piezas clave durante la guerra fría.




Cuando Marita cumple diez y nueve años acompaña a su padre en un viaje a La Habana y allí conoce a Fidel, que tenía entonces treinta y tres años. El líder cubano, con otros camaradas, se presenta en el barco sin invitación. Ella lo cuenta así en una entrevista a Paris Match.

Llegaron unas lanchas llenas de barbudos, me fijé en el mayor de ellos que fumaba un puro y le pregunté qué querían. “Subir al barco para verlo”, respondió. Yo le dije: “De acuerdo, suba”. Estaba subyugada, Fidel desprendía una fuerza seductora enorme. Me preguntó dónde estaba mi camarote. Una vez allí, tras abrir la puerta, me empujó al interior, me atrajo hacia sí y me abrazó. Ese fue mi primer beso con un hombre.

Parece ser que el flechazo fue mutuo, aunque aquel día solamente se besaron. Fidel le telefonea a Nueva York y la invita a una estancia en La Habana. Marita llega a la isla y Castro la hospeda en el Hotel Habana Libre, entonces todavía Havana Hilton. El 20 de mayo de 1959, desde su suite, Marita le escribe a su madre: Estoy bien, tengo todo y soy feliz. Le contó que Fidel se había ido a Sierra Maestra y que al despertar esa mañana se había encontrado la habitación llena de flores.




En ese tiempo Marita se convierte en la amante y la secretaria personal del líder de la Revolución cubana. Tras siete meses de intenso idilio Marita se queda embarazada. Una noche que Fidel estaba ausente, cosa que ocurría a menudo porque tenía otros romances, alguien trata de envenenarla. El ambiente en torno a ella se había enrarecido mucho. Su intimidad con Fidel y la influencia que pudiera ejercer sobre él, despertaron los recelos del entorno del líder. Fidel desde donde estuviera esa noche, encarga a uno de sus hombres de confianza que se haga cargo de ella, la lleve al hospital, y coordine luego su regreso a Nueva York. Cuando se despierta del coma, ya no está embarazada. Los médicos le dicen que el bebé nació muerto, pero ella no quiere creerlo. Llorando desesperada pide que la dejen hablar con Fidel, suplica que no la saquen de la isla, pero las ordenes recibidas son otras, y sin conseguir hablar con su amante, Marita es llevada a un avión en el que regresa a los Estados Unidos. 

Los médicos a los que acudió en Nueva York a su regreso, le dicen que perdió el bebé, pero lo cierto es que el niño nació durante el coma y permanece en Cuba.

Entonces es captada por la CIA, con la ayuda de varios agentes del FBI, que le lavan el cerebro fijándole la idea de que Castro es un monstruo con el que hay que terminar.



Frank Sturgis

Fue Frank Sturgis, a quien el mismo Fidel considera el más peligroso agente de toda la historia de la CIA, quien la recluta, y Gerry Patrick Hemming, jefe de la Brigada Anticomunista Internacional, quien la entrena. Este le repite constantemente, ante sus dudas, que quien sobrevivió a Bergen-Belsen puede trabajar para la CIA.


Gerry Hemming

En 1961, la CIA pone en marcha el plan. Marita contacta con Fidel, y le ruega que le permita verlo una vez más, por la memoria de lo vivido.  La operación esta financiada por Sam Giancana, el mafioso sucesor de Al Capone, quien calcula que la expropiación de sus casinos en la Habana le va a suponer pérdidas de más de 100 millones de dólares al año. Es urgente descabezar la Revolución. Conocen bien las debilidades del líder y saben que no va a negarse a recibir a Marita, a la que no olvidó, aunque tenga cientos de amantes. No se equivocan, el líder cubano acepta la petición de la alemana, y Marita sale para La Habana llevando consigo un veneno que le proporciona la CIA para matar a Fidel.

 

 Giancana


Continuará...

El misterio de una isla, última parte

 


El estado de Irlanda se independizó de modo efectivo del Reino Unido en 1922, excepto Irlanda del Norte que optó por seguir permaneciendo en la Unión. Hasta 1931, año de su total independencia, el Éire continuó siendo un Dominio dentro del Impero Británico. En 1937 promulgó nueva Constitución y adoptó el nombre de Irlanda. En 1949, se eliminaron los vínculos restantes, y el país pasó a ser una República. El Éire no tuvo relaciones con Irlanda del Norte, durante  la mayor parte del siglo XX, pero desde 1999 cooperan en algunas políticas en el marco del Consejo Ministerial Norte/Sur.



Como consecuencia de lo anterior, los escritores irlandeses se vieron obligados a escribir en inglés, dado que para publicar sus libros tenían que acudir a Londres, donde estaban las grandes editoriales, y estas no iban a admitir nada escrito en gaélico, lengua que solo se hablaba y, cada vez menos, en el Éire.



Hoy en día, los nuevos autores están recuperando su idioma materno, y publicando sus obras en Irlanda. Quizá por esto, y pese a haber una buena hornada de autores, y en especial, de novela negra, esta no haya alcanzado una voz propia, como ocurre con la novela negra escandinava, pese a ser, para mi gusto, bastante mejor.



La tradición de novela de misterio y suspense se remonta al siglo XIX, y comienza con Joseph Sheridan Le Fanu, autor de la más famosa novela de terror: Carmilla. Otras obras muy conocidas son La Casa junto al cementerio, Te verde o El conocido.




Rebecca West, seudónimo de la periodista Cecily Fairfield, que  destacó cubriendo para la prensa los juicios de Nüremberg, fue una mujer comprometida con la causa sufragista, y una escritora muy prolífica. Mantuvo un romance con H.G.Wells, el autor de la Guerra de los Mundos, con el que tuvo un hijo, Anthony Wells, escritor de éxito. Algunas de las obras de Rebecca están publicadas en español: por ejemplo, Los pájaros caen, reeditada en 2011.



Ken Bruen. Nacido en Galway. Es el creador del detective privado Jack Taylor, del que se ha hecho una serie de televisión.


Patrick Mccabe. Famoso por sus novelas oscuras y violentas. El aprendiz de carnicero, Desayuno en Plutón, ambas llevadas al cine,  y Bosque frío, novela que a mí me encantó.


Roddy Doyle. Nacido en Dublin. Se acercó al género negro con dos novelas: Chicago Blues y La mujer que se daba con las puertas.


Joseph O´Connor. Hermano de la cantante Sinead O´Connor. Dramaturgo, novelista, y guionista de cine. Su primer éxito como novelista negro fue El crimen del Estrellas del Mar, que a mí me pareció buenísimo. Escribe también novela histórica. Es original y diferente como la hermana.

 

 


Ruth Bader Ginsburg




Ruth Bader, juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, fue una pionera en la lucha por los derechos de la mujer en su país, y por la igualdad legal de género. Su activismo no se desarrolló en las calles, si no en los tribunales, y durante el último año de su vida, su lucha resurgió con fuerza ante la opinión pública por sus sonadas diferencias con los veredictos del Tribunal escorado cada vez más  a la derecha. A sus ochenta años, Ruth Bader, se convirtió en una especie de icono pop o rock, (los jóvenes la apodaron Notorius R.B.G, en referencia al célebre rapero Notorius B.I.G), una inspiración para las mujeres y un modelo de resiliencia ante la adversidad.






Nacida en Brooklyn de familia judía humilde, fue educada por su madre, Celia, en el amor a los libros y al estudio. Su madre falleció, precisamente, el mismo día que Ruth se graduó en el instituto. Fue a estudiar a Cornell con una Beca y con el dinero que su madre había ahorrado en secreto para ella, y allí conoció al que sería su marido Martin Ginsburg, un hombre seguro de sí mismo que no temía a las mujeres inteligentes. La pareja termina sus estudios de Derecho en Harvard. Pese a las excelentes notas de Ruth, ningún despacho de abogados de Nieva York, la contrata, por el simple hecho de ser mujer, y tiene que dirigir sus pasos hacia la enseñanza en la Universidad de Rutgers.

Motivada por las desigualdades que había observado en  su vida y en su trabajo, comenzó a trabajar como voluntaria para la Unión de Libertades Civiles de América, donde creó un departamento solo para la mujer. En 1971, al alto Tribunal falló, partiendo de una de sus demandas, que tratar diferente a un hombre y una mujer es inconstitucional. Bader siempre votó a favor del aborto y de los derechos de los homosexuales y en contra de la pena de muerte.

El presidente Carter, la nombró juez de la Corte de Apelaciones de Washington, y en 1993, Clinton la propone candidata al Tribunal Supremo recibiendo su nombramiento noventa y seis votos a favor y uno en contra.




Con la llegada al Supremo de más jueces conservadores, la voz de Ruth fue quedando en minoría. Pero ella, frágil de aspecto físico, pero con mucha fortaleza y tesón, redactó apasionadas notas de disentimiento, que dispararon su popularidad incluso entre las generaciones más jóvenes.

Superó varios cánceres, y nunca faltó durante sus enfermedades, a ninguna sesión del Tribunal. Falleció por metástasis de su cáncer de páncreas. Al conocerse su muerte, las escaleras de la Corte comenzaron a llenarse de velas y flores. Antes de morir, la magistrada dictó a su nieta una nota con su última voluntad: Mi más ferviente deseo es no ser sustituida hasta que un nuevo presidente tome posesión.




El actual presidente del país, hizo caso omiso de su petición y la señora Bader acaba de ser sustituida por una juez de cuarenta y ocho años, ultra conservadora y ultra católica, que se declara en contra el aborto y del Obama Care.

Los cien de Benedetti

 




El catorce de septiembre, se cumplieron cien años del nacimiento en Paso de los Toros, Uruguay, del escritor Mario Benedetti, uno de los poetas más grandes del último siglo, y posiblemente el más famoso de Latinoamérica. 

Educado en un colegio alemán se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Además de poesía escribió relatos, novelas, obras de teatro y críticas literarias.

Es el poeta más leído en nuestra lengua y también el más cantado. Tiene infinidad de premios, pero ni un Cervantes, ni un Nobel, ni un Princesa de Asturias...








El misterio de una isla, segunda parte

 



Una de mis primeras lecturas, cuando era muy niña,  fueron Los Viajes de Gulliver, del escritor y clérigo irlandés Jonathan Swift, publicada en 1726 (yo la leí unos siglos después). Recuerdo que era una edición ilustrada y que me quedé impresionada por los gigantes de 22 m. de altura y por los habitantes de la isla de Liliput, que eran del tamaño de un alfiler. Bastante más tarde supe que era una sátira del autor sobre los relatos de viajes, muy del gusto de la sociedad del momento,  a los que Swift consideraba un subgénero.

Así entré en contacto con los autores irlandeses, a los que no he perdido de vista, son una constante en mi vida y pienso que en la de muchos de vosotros; ocurre que  a veces se piensa que son británicos. Es una penitencia que arrastran, por escribir en inglés.

Voy a citar a los más clásicos, que todos conocemos.




Oscar Wilde. Si, era irlandés, nacido en Dublín, aunque se estudie como británico, porque cuando nació, Irlanda aun no se había independizado. Fue básicamente dramaturgo y poeta, pero también autor de cuentos y ensayos. Escribió una única novela El retrato de Dorian Grey, que a mí me encanta, y que tuvo en su momento críticas feroces. Es autor de un maravilloso libro de cuentos El príncipe feliz. En teatro sus obras más conocidas fueron Salomé La importancia de llamarse Ernesto. Fue juzgado y encarcelado por homosexual. Una vez libre se exilió en Paris donde murió en la indigencia.



James Joyce. Nació en Dublín. Su obra más famosa Ulysses, es considerada por muchos la mejor novela en inglés del siglo XX. Otros dicen que ni el mismo Joyce sabía de qué iba. Yo prefiero Los Dublineses, conjunto de historias breves, llevadas al cine por John Huston. Joyce es un representante destacado de la corriente de vanguardia denominada modernismo anglosajón, al mismo nivel que T. S. Elliot, o Virginia Woolf. Pasó casi toda su vida fuera de Irlanda, es por esto, quizá, uno de los autores irlandeses más cosmopolitas. Falleció en Zúrich, en 1941.




William  Butler Yeats. Simplemente Yeats. Poeta y dramaturgo, medio inglés y protestante. Su abuelo fue rector de la iglesia de Irlanda y su padre nacionalista ateo. Yeats, considerado un místico, eligió una fe propia, equidistante de ambos. Tras vivir unos años en Londres regresa a Irlanda con su madre y sus hermanos y se instala en el condado de Sligo, en casa de sus abuelos. Allí se empapa de los cuentos de hadas y de las historias de gnomos y duendes que le contaba  su madre. Citaré algunas de sus obras, aunque me gustan todas las que he leído. El peregrinaje de Oisin, El viento entre los juncos, El crepúsculo celta, La torre, L escalera de caracol, La isla del lago de Innisfree…Fue Premio Nobel de Literatura en 1923.




George Bernard Shaw. Nacido en Dublín, dramaturgo, crítico y polemista, con gran influencia en el teatro, la cultura y la política. Autor de obras emblemáticas, como Man and Superman, Pigmalión, Santa Juana…Recibió el Nobel de Literatura en 1925 y en 1938 compartió el Oscar al mejor guión adaptado por la versión para el cine de Pigmalión. Es la primera persona en recibir un Nobel y un Oscar. Está considerado el más importante dramaturgo en lengua inglesa tras Shakespeare.




Samuel Becket. Nació en Foxrock, barrio residencial de Dublín. Dramaturgo, novelista y poeta. Su obra es minimalista y sombría; pesimista acerca de la condición humana y con un sentido del humor entre negro y sórdido. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1969. Su obra más conocida es, Esperando a Godot, personaje que nunca  aparece, y que según algunos críticos es la representación de Dios, God en inglés, que nunca llega, aunque lo esperemos. El autor siempre descartó esta interpretación. La obra es, según los estudiosos, una nueva forma de entender el teatro, y trata sobre dos de los grandes temas de la corriente existencialista: la falta de significado de la vida y el tedio que se siente por el simple hecho de vivir.




Seamus Heaney. Del condado de Derry, Irlanda del Norte. Escritor y profesor. Según muchos el poeta más grande de nuestra era. Sus obras más conocidas son, Muerte de un Naturalista, donde describe los contextos rurales de su infancia, Norte, en la que trata por única vez la situación violenta en Irlanda del Norte, Puerta a las tinieblas, Huyendo del invierno…En el año 2000 publica una traducción moderna del poema épico anglosajón Beowulf, que se convirtió en un best seller. En 2005 apoyó públicamente la oficialidad de la lengua asturiana. Fue premio Nobel de Literatura en 1995.

 

En el siguiente post hablaremos de los autores contemporáneos irlandeses.