Un lugar para leer historias inventadas o no, de las que nunca soy protagonista. Aunque, a veces, me gustaría...
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Nueva normalidad
Encierro, Ernesto Guevara Lynch
Si, el Che Guevara tenía ascendencia irlandesa.
Un antepasado suyo Patrick Lynch, nacido en
Galway, fue el segundo hijo del capitán Patrick Lynch, de Lydycan Castle, y de su esposa Agnes Blake. Los Lynch Blake, fueron uno de los catorce clanes de Galway, que
dominaron la vida política, comercial y social del oeste de Irlanda desde el
siglo XIII, hasta que tras la derrota a manos de Cromwell, en las famosas
guerras de religión, perdieron sus tierras y sus privilegios.
Desde entonces, diferentes miembros de la familia,
comenzaron a huir de Irlanda. Patrick lo hizo en 1740, hacia Bilbao, para
viajar desde allí, a la colonia de Río de la Plata, más tarde Argentina. En
1749 se casó en Buenos Aires con Rosa de Galayn, heredera de una familia muy
adinerada. Uno de sus bisnietos, Francisco Lynch, fue a su vez, bisabuelo del
Che.
Esta familia, de clase media alta, desempeñó
papeles relevantes en la historia de Chile y de Argentina.
El padre del Che, Ernesto Guevara-Lynch, siempre
justificó la ideología revolucionaria del hijo diciendo: Lo primero a tener en cuenta es que por las venas de mi hijo fluye la
sangre de los rebeldes irlandeses.
El Eire también reconoce la ascendencia irlandesa
del Che, y por eso, en 2017, con motivo del cincuenta aniversario de su muerte,
la Oficina de Correos de Irlanda emitió un sello con su imagen, decisión que
causó cierta polémica en el país.
También el exilio cubano en Miami, puso el grito
en el cielo, arremetiendo contra Irlanda y contra la figura del revolucionario
argentino, a quien llamaron “asesino de masas y fracasado en todo lo
demás que hizo, porque el mito en torno a su figura es solo propaganda
comunista”.
No obstante, el sello se emitió con la famosa
imagen creada por el artista dublinés Jim Fitzpatrick, a partir de la foto del
Che tomada por el fotógrafo cubano Alberto Diaz “Korda” en La Habana el cinco
de marzo de 1960.
Encierro, I can´t breathe
“No puedo respirar”, eso decía a los policías que le estaban deteniendo, el ciudadano de Minneapolis, George Floyd, mientras uno de ellos le presionaba el cuello con la rodilla.
Todos sabemos lo que ocurrió después, y como una vez más se desató la furia en los Estados Unidos por un nuevo caso de racismo y de violencia policial contra la población negra.
Me contaba mi padre, cuando yo era niña, algo que
me sorprendía mucho. Cuando de joven viajaba desde La Habana hasta Illinois,
donde estudiaba, en uno los estados del Sur, en el cual se detenía para
visitar algunos parientes, los negros viajaban, todavía, en la parte de atrás de los autobuses separados por una mampara del resto de viajeros, y cierta vez que entabló conversación con un chico negro de su
misma edad, que esperaba también el autobús, vino un policía e increpó al negro
de muy malos modos, por atreverse a hablar con un blanco; a él también le prohibieron
los parientes hablar con los negros por la calle. Esa mentalidad, que tanto me sorprendía entonces, sigue
vigente en el país, y como acabamos de ver, no sólo en los estados del Sur. El racismo y la afición por las armas de fuego son los
grandes problemas de la sociedad americana.
Para completar el
despropósito, Thrump, se autoproclama el presidente de la ley y el orden y
amenaza con lanzar el ejército contra los que él llama izquierda radical, mientras se dirige a la iglesia con la Biblia en la
mano, que estoy segura que no ha leído nunca.
Ocurre que en Norteamérica, el ejército no puede
ser empleado contra el pueblo, a no ser que se trate de una secesión o una obstrucción
contra la autoridad de los Estados Unidos. El presidente solo puede sacar el
ejercito a la calle en la ciudad de Washington, porque tiene un status
diferente y carece de autogobierno, pero en el resto de los 50 estados es la
Guardia Nacional la que cumple la función de mantener la ley y
el orden, en casos excepcionales, y tiene
que ser el gobierno de cada estado quien lo autorice. El presidente no puede
interferir.
Un mecanismo parecido deberían tener los partidos políticos,
Republicano y Demócrata, para impedir que personajes como Thrump, puedan ser
candidatos a la presidencia y ganar, además.
Nada mejor para ilustrar la situación de ahora mismo en USA, que el artículo que escribió George Clooney, y que se hizo viral, como se dice ahora, en pocos minutos. Voy a reproducir algunos de los párrafos más significativos.
“No
sabemos cuándo acabarán estas protestas. Esperamos y rezamos para que nadie más
sea asesinado, pero también sabemos que muy poco cambiará. La ira y la
frustración que vemos una vez más en nuestras calles es solo un recordatorio de
lo poco que hemos crecido como país desde nuestro pecado original de la
esclavitud.
Esta
es nuestra pandemia, nos infecta a todos y en 400 años todavía tenemos que
encontrar una vacuna. Las palabras no puedo respirar quedarán grabadas para
siempre en nuestras mentes-
Necesitamos
políticos que reflejen la equidad básica para todos sus ciudadanos por igual.
No necesitamos líderes que aviven el odio y la violencia, como si la idea de
disparar a los saqueadores pudiera ser algo menos que un mensaje controvertido.
Y solo hay en este país una forma de lograr un cambio duradero: votar”.
Votar sí, pero votar bien, añado yo. Que no vuelva
a ganar el mismo personaje. El resto del mundo no podemos votar en las
elecciones USA, solo sufrimos las consecuencias, y ya estamos hartos de
depender de locos ajenos. Necesitamos respirar también.