La granja

Capitulo XIII

 


Jugando/Viorel Sánchez 2010

Hoy he tenido un incidente serio con el cacique. Lo encontré en la ciudad y casi me mata. Menos mal que el boticario avisó al capitán si no,  no lo cuento. El muy bestia.
Venia de asentar al niño. Tuvo que quedárselo. Después de todo es un poco de risa.
Llegó el gobernador de improviso, regresaba de no se donde y decidió hacer un alto y pegar unos tiros en el monte. Se topó con el niño. No tuvieron mas remedio que decir que era de ellos.
__¿Como se llama?
__No está bautizado
__¿A quién se le ocurre?. Mañana lo bautizamos y hacemos un banquete con la caza. Yo seré el padrino. Llevará mi nombre: Félix.
El niño ya tiene más de un año, pero como es muy escuchimizado, no camina y  ni siquiera tiene dientes le han  dicho que tiene cinco meses y le han puesto como fecha de nacimiento mayo de 1948. Je,je,je…casi me pasaporta al otro barrio, pero no lo puedo evitar.

   __¡Por fin!. Lo sabía. Así que tengo un año más. Mira que bien.__ dijo en voz alta mirando al viejo.__ Y tú eres mi padre. Menuda suerte he tenido con los progenitores.
   El enfermo estaba amarillo y rígido. Cerró con dificultad los ojos para no verlo.
Continuó buscando a Petra. La halló junto con una sorpresa.

 3 de Abril de 1954: Madre Teresa
Venta niña de un mes.
Comprador: Antonio Lozano, el mueblero.

   __¡Teresita! Es hija de Teresa y del capitán. ¡Cuando lo sepa don Antonio!
   Se quedó pensativo. Don Antonio y doña Gloria tenían que conocer la existencia de la granja. Por lo menos sabían que Higinio vendía niños. Lo cual era un delito. Aunque no tuvieran ni idea de donde los sacaba, deberían haberse hecho preguntas. Eran cómplices o encubridores o ambas cosas,  mucha gente en la ciudad lo era. Compraban los niños y no hacían preguntas. Todo el mundo miraba para otro lado.
   Además, las mujeres tenían que fingir los embarazos. No podían decir de buenas a primeras que les había nacido un niño, como si fuera verdad que los traía la cigüeña.
Recordó algunos de los procedentes de la granja, que él conocía y que eran más jóvenes. Trató de recordar haber visto a las madres embarazadas. No le alcanzaban hasta tan atrás los recuerdos. Era imposible. Algunas podían fingir haberlos adoptado, pero otras se pasarían varios meses con un cojín atado a la cintura.
   Querían un niño. Higinio se lo llevaba y santas pascuas. Se preguntaba si nadie asociaría la desaparición de Teresa y de otras mujeres con los niños. Porque, posiblemente no todas, pero a algunas seguro que sus familiares las buscaron y denunciaron su desaparición. A la gente tenía que extrañarle que por la  zona hubieran desparecido tantas mujeres. O quizá no. Quien lo sabe. Ahora, conociendo el caso, es fácil conjeturar.
   Cuando llevara el libro a las autoridades media ciudad se echaría a temblar. Aunque los delitos hubieran prescrito, la campanada resonaría en todo el país.
   Había mucha gente conocida a nivel nacional hijos de la granja: Un político que sonaba como ministrable, un presidente de Comunidad Autónoma, una actriz muy famosa, una miss hoy casada con un millonario, un periodista televisivo, el arzobispo más joven del país….
   Se levantó y dio una vuelta por la habitación. Ya no sabía qué hacer. Comenzó a sentirse mal. ¿A quién se lo iba a decir? Pensaba en doña Gloria y en Teresita. Recordó lo que le había dicho doña Gloria, con respecto a la niña
   ”Llegó cuando ya no la esperábamos”. La mueblera había sido una de las del cojín.
Tan religiosa, tan de misa diaria y no se preguntó de dónde salió Teresita. A qué madre se la habían quitado.
   __Son todos iguales.
   En ese momento cambió el concepto que siempre tuvo de don Antonio. No era mejor que su padre. Aparentaba serlo. Nada más.
   ¿De qué serviría ahora levantar la liebre? El viejo se estaba muriendo, el capitán había fallecido hacía un tiempo…excepto don Antonio los compradores que él conocía habían dejado este mundo y los hijos no eran culpables en absoluto. Saber su procedencia iba a suponer un trauma…el sufrimiento iba a comenzar otra vez. Mejor no decir nada. Quemaría el libro. Sí, eso iba a hacer.
   Justicia, iba a hacer justicia. A su manera.
   Buscó a Petra. La encontró enseguida. Había nacido el mismo año que Teresita.
   Tenía una especie de biografía.
   Había sido devuelta lo mismo que él

6 de Junio de 1954: Madre Ana
Venta niña de un mes.
Comprador: Juan Hidalgo, el juez.
4000 ptas. Más barata. Hay que estar a bien con la justicia.


   __Así que, Petra es mi hermana de padre y además mi prima. Buscó el por qué de la devolución.

La niña es enfermiza. Lo cierto es que últimamente los niños de las hermanas presentan a menudo, problemas de salud. Hace tiempo que quieren devolverla, pero ni hablar. Ahora ya lo dejo claro. No hay devolución que valga. Si el niño enferma, cargan con él como debe ser. Es suyo para siempre.
La dichosa cría a la que llamaron Petra, ha tenido una meningitis y se ha quedado muda. Ahora sí que la devuelven. El capitán me ha hecho recogerla. Dice que el juez es peligroso como enemigo. La niña tiene año y medio. A ver qué hago yo con una muda. Se lo dije al capitán. Le da usted pasaporte…En eso quedamos.

   Esa noche no durmió. Le subió la fiebre. No se separaba del libro, lo tenía abrazado como si fuera Marta.
   __Marta… ¿Y si se lo contaba a ella?
   Eso haría. La llamaría por la mañana. Menuda sorpresa cuándo se enterara de adonde lo había mandado. Se quedaría lívida cuando le dijera que él procedía de la granja y le enseñara el libro. No se podría creer la gente que era oriunda de allí, también. Marta no sería capaz de guardar el secreto. No, no sería capaz. La conocía bien, hablaba demasiado. Tendría que entregar el libro  a la policía y eso no era ya lo más conveniente. Pensaría en otra solución.
   El viejo no acababa de morir.
   __Voy a tener que ayudarle.
   Volvió a leer la historia de Petra y como fueron quedando sin mujeres.

El día que la iban a liquidar comenzó a llover a mares. El agua del arroyo rebasó el puente y la carretera se cortó. El aislamiento duró un mes. El capitán no pudo regresar a la granja. Cuando se restableció la comunicación las mujeres se habían ocupado de la niña y el ambiente había mejorado de tal modo, que Higinio decidió perdonarle la vida.
Además como era muda no molestaba. Ellas la criaron y le enseñaron a leer y a escribir. Cada una le entregó lo que sabía. La chica era lista y trabajadora. Aprendió las costumbres de la granja y por lo menos en apariencia, todo lo veía natural.
Jamás se rebeló y nunca protestó. Lloraba  cada vez que alguna mujer se iba. Pero nada más. Nunca me demostró ningún otro sentimiento. Cuando quedamos solos permaneció aquí sin tratar de huir ni nada parecido. Un día me pregunto:
“Que haré yo cuando usted muera”. Le expliqué lo del libro.

   __ ¿Qué pensarían hacer con el libro? No lo dice por ningún lado__. Siguió leyendo la suerte de las mujeres. Estaba intercalada entre la contabilidad.
   Llovía cada vez más y el viento arreciaba también. Soplaba tan fuerte, casi, como un huracán. La lluvia empujada por él formaba verdaderas cataratas contra los cristales.

Carmen. La novia del maquis. Hacía tiempo que tenía problemas para quedarse embarazada. Tuvo varios abortos. En el último el médico me dijo que no podría volver a tener hijos. El capitán se encargó. La enterramos bajo el roble. No la sustituimos. La demanda disminuía.

Dos años más tarde Irene enfermó gravemente. A don Venancio Márquez, el médico, lo habían trasladado. Imposible avisar al nuevo. Murió tras una larga agonía. Estuve a punto de asfixiarla para no verla sufrir, pero no lo hice. Ana la hermana, sufría continuos ataques de histeria. A su último hijo lo ahogó con la almohada. El capitán le dio tal paliza que tuvimos que rematarla.

Olga llegó a la edad infértil. Cuando comprobamos que no podía tener más niños, el capitán le dijo que podía irse y la soltó. Ella salió todo lo aprisa que pudo. Se entretuvo disparando sobre ella hasta que la mató.

   __Según esto sólo quedan dos mujeres que acabaron corriendo la misma suerte. Pero hasta el momento el viejo ganó una pasta. ¿Qué hizo con el dinero? No creo que lo gastara.
   Se sentía cada vez peor, los ojos le pesaban. Se quedó medio dormido en el sillón.
Le despertó  un estruendo terrible. El viento se había llevado algo.
   __Seguramente tiró el cobertizo.
    La luz hacía horas que faltaba y fuera no se veía nada en absoluto. Al día siguiente comprobó que había caído el tanque del agua.
   __Mira que bien, no hubiera tenido que subir de haberlo sabido.
   Perdió la noción del tiempo. No sabía en qué día estaba.
   El viejo resistía.
   Por la mañana le preguntó a Petra, mientras preparaba el desayuno.
   Era domingo.
   __¿Qué habéis hecho con el dinero?
   “Lo que queda está en la caja donde estaban las fotos. Están también los recibos”
   __¿Que recibos?
   “Firmaban un papel en el que constaba que habían recibido un  niño en perfectas condiciones y lo que habían pagado. Están todos ahí. Comenzó a hacerlo después de que me devolvieran. Los compradores firmaban confiados, él no podía utilizar ese recibo contra ellos por la cuenta que le traía. Pero el señor tenía otros planes, me dijo que cuando él faltara, yo podía hacer llegar una copia a su dueño y pedir un dinero a cambio del original.”
   __ ¿Para eso es la fotocopiadora?
   Ella asintió.
   __Que cabrón …Pero eso es peligroso. Podrían venir hasta aquí…Podrías sufrir un accidente. Además tú vivías en la granja, veías a las mujeres encadenadas, eres cómplice…
   “No pensaba hacerlo. Tenemos una casita al otro lado de la frontera que el señor puso a mi nombre. El tiene doble nacionalidad, no sé bien porqué. Voy a cerrar la graja e irme a vivir allí”.
   __Ya pensaremos en algo. Yo dirijo el negocio a partir de ahora. Soy hijo del viejo lo mismo que tú. Tengo derecho a una parte.
   Ella escribió en la pizarra:
   “También muchos de los otros lo son y pensábamos chantajearles”.
   __Ellos tuvieron la suerte de vivir con buenas familias. Tú y yo hemos sido tratados como animales. Considéralo una indemnización.
   “Ellos no tienen la culpa de lo nuestro”
   __Nosotros tampoco.


 Continuará...

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