Kamala
Harris, es la mujer elegida por Joe Biden, para acompañarlo como vicepresidenta,
en las elecciones norteamericanas de noviembre (el primer martes, después del
primer lunes). Otro día contaré el por qué de esta costumbre.
Biden
y Harris, pertenecen al ala conservadora del partido Demócrata. Este partido
extrapolado a Europa sería un partido de centro derecha, y la parte conservadora
Demócrata sería la derecha, muy derecha, europea.
Kamala,
es una senadora hija de madre hindú y padre jamaicano. Su madre, Shyamala, científica
investigadora sobre el cáncer de mama, las educó a ella y a su hermana Maya, en
la lucha por los derechos civiles. Desde pequeñas la acompañaron a todas las
marchas pro justicia social que tenían lugar en Berkeley, una de las ciudades
cuna de las protestas universitarias de los 60 en Estados Unidos.
Aquella
niña es ahora la candidata del partido Demócrata a la vicepresidencia. La
primera mujer negra y de origen asiático en aspirar al cargo. Harris, se graduó
en Derecho en la Universidad de Howard, donde estudian las élites negras del
país, trabajó como fiscal en el Distrito
de San Francisco, y en 2011 fue nombrada Fiscal General de California.
Los
demócratas venden su curriculum como progresista, pero lo cierto es que está
lleno de contradicciones, y muchas veces sus posiciones están ancladas en el
pragmatismo secular de los yanquis. Por ejemplo: en un sonado caso se negó a
pedir la pena de muerte para un muchacho acusado de matar a un policía, pero
años después apeló como fiscal general, la decisión de un juez de declarar
inconstitucional la pena de muerte. Ya conocemos la fascinación de los
americanos por la silla eléctrica.
Como senadora, apoyó inicialmente las políticas de
Obama, en pro de una sanidad universal, pero luego se fue alejando de esta
propuesta, hasta renunciar a ella por completo.
En
esta Cámara, alcanzó sin embargo, fama de interrogadora dura e inflexible, en casos como el del juez del Supremo Bret Kavanaugh, acusado de intento de
violación. El juez alegó ser víctima de una conspiración por parte de la prensa
de izquierdas alentada por los Clinton. Según él, las acusaciones estaban motivadas
políticamente, al haber sido uno de los acusadores del ex presidente, mientras
trabajaba para los Bush. Esta polémica fue considerada “sin precedentes” en la
historia de los Estados Unidos. La senadora Harris se ganó durante la acusación
las simpatías del grupo Me Too, y de las activistas y víctimas de abusos sexuales.
El Comité Judicial del Senado USA confirmó a Kavanaugh, pese a todo, para
el Tribunal Supremo.
El
partido Demócrata está dividido entre los que creen que Kamala continua siendo
aquella niña que soñaba con la justicia social, y los que piensan que ahora es
una mujer fría que calcula cada uno de sus pasos para llegar a lo más alto.
Sea
como sea, una abogada negra como vicepresidenta demócrata, implicada desde niña
en la lucha por los derechos civiles, siempre será mejor que un presidente
republicano, racista, machista, inculto, impulsivo y bocazas.
Harris
está casada con un abogado judío, Douglas Emhoff, y tiene dos hijastros
adultos. Ha escrito dos libros de género social y político y un libro infantil.
Es de religión Baptista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario