El marqués andaba inquieto. Se aproximaba el otoño y con él la vendimia y no había venido aún el cubero. Le había vuelto a mandar recado, pero así y todo no se había presentado. Desde que años atrás falleciera el cubero del pueblo, compraba las piezas al mejor de Madisboa, quien venía en verano a construir las cubas para el pisado de la uva, a su bodega.
Todos estos pormenores los conocía Josefo a través de Jacinto, que cuando no tenía tarea en la casa
se iba, motu proprio, a echar una mano
a la del marqués. A echar una mano a Carlota, principalmente, a pesar de
haberle advertido el escritor que fuera con cuidado. No deberían causar
problemas. Ya había dejado su amo suficientes en España.
Ilustraré a vuestras mercedes, mientras esperamos al cubero, sobre el
modo de cultivar la viña en un lugar tan
montañoso como este nuestro país, diferente por completo de cómo lo hacen en
las llanuras españolas.
Se cree que fueron los romanos quienes introdujeron el cultivo de las
vides, durante el tiempo que residieron aquí, interrumpiéndose el cultivo tras
abandonar estos la comarca, retomándolo años después los frailes que
descubrieron los socalcos y
comprendieron que la zona era buena para la vid puesto que la habían explotado los romanos. Tras los
monjes y años y años más tarde, los montaraces ya convertidos en hispatanos, se
dedicaron al cultivo y a la producción
de unos caldos blancos típicos de la zona de los que derivó el vinho verde portugués.
Las cepas se siguen plantando en los valles a lo largo del cauce del río
Torte. Estas plantaciones, desde las
mismas riberas del río ascienden montaña arriba, asentadas en las laderas y
protegidas por pequeños muros de
contención en escalón, llegando hasta
bastante altura y dando origen a una serie de formas inimaginables y variadas,
conformando un paisaje diferente y peculiar. Dentro de estos socalcos en hispatano o terrazas en
español, de diferentes longitudes, se abren los agujeros para las plantas.
Entre los socalcos se construyen escaleras que permiten ascender por la ladera
con comodidad. La plantación se hace en marzo dado que antes, el frío, presente
en el país aunque escaso hay que reconocerlo, puede estropear las plantas que
tardan dos o tres años en producir.
La vendimia la hacen las mujeres preferentemente, mientras que los
hombres cargan las banastas con la uva y las van acercando hasta el camino más
próximo por el que descienden a lomos de mulos hasta el valle. Es un trabajo
harto laborioso que ocupa a personas llegadas de municipios limítrofes tanto
desde España como desde Portugal, puesto que en Hispatania no hay mano de obra
suficiente. El marqués poseía una plantación extensa de viñedos sobre la margen
derecha del río, tras la primera curva en dirección Madisboa. La uva es de
racimos pequeños y de color amarillo brillante con irisaciones verdes y
doradas. El vino es un blanco seco, ligero y delicioso, de sabor suave pero con
suficiente cuerpo. Es según los entendidos, un vino de regusto placentero,
elegante y completo.
Por fin la primera semana de
agosto, apareció el artesano. Don Nuño salió al patio a recibirle con intención
de reprocharle la tardanza y quedó sorprendido. El hombre había envejecido
considerablemente desde la última vez.
__¿Habéis estado enfermo?__se
atrevió a preguntar tras los saludos.
El viejo se echó a llorar. Su ayudante que era también su yerno,
respondió al marqués.
__Discúlpele su señoría. Es que…mi esposa, su hija…murió el pasado
invierno.
__Oh por Dios__ exclamó don Nuño, realmente dolido, abrazando al viejo __Cuanto
lo lamento. Lo lamento mucho querido amigo.
__¿De qué enfermó tan joven?__ quiso saber Virtudes.
Hubo un silencio. El yerno tragó saliva antes de responder.
__Murió asesinada__ dijo con la voz rota__ estrangulada. Había ido al
huerto casi al amanecer a buscar hierbas para hacer una tisana. Tenía nauseas.
Estaba…., estaba embarazada__ aclaró ya entre sollozos__ tardaba en regresar y
salí a buscarla, ya digo que no se
encontraba bien, temí que se hubiera puesto enferma en el huerto y se enfriara.
Vi una sombra huir, era su asesino, un fraile, un fraile negro__ El suegro le
tocó el brazo para que se callara. Acusar sin pruebas a un fraile de asesinato
podría acarrearles problemas y ya tenían suficiente con la muerte de la hija y
la impunidad del criminal.
Don Nuño asintió con la cabeza. Se lo figuraba. Era el crimen del
invierno, había estado desde el principio en lo cierto.
__No se inquiete querido amigo. Deje que el muchacho cuente lo que vio.
Aquí hubo también dos crímenes similares e igual que en su caso, alguien vio en
ambos un fraile negro rondando. Es posible con estas coincidencias que demos
pronto con el asesino.
El cubero se calmó y dio permiso al
yerno para continuar.
__Le seguí. Subió a su caballo y salió a galope, pero yo le
seguí…
__¿Iba a caballo?__ Inquirió el marques__ ¿comprobaste si llevaba
espuelas?.
__Si señor. Pude verle con claridad. Calzaba botas con espuelas. Como le
digo salió a galope y yo detrás. Le seguí hasta aquí, hasta Saláceres, estuve a
punto de acudir a vuestra señoría, porque una vez pasado el puente le perdí de
vista.
__¿Por que no lo hiciste?
__Porque me salieron al paso dos jinetes y tuve que defenderme. Aunque
estoy convencido que no querían matarme, pues les hubiera sido fácil. Soy buen
jinete, pero no soy hábil con la espada. Solo pretendían echarme de aquí. Me
hicieron retroceder cortándome el paso, blandiendo y entrechocando sus espadas
y una vez en el camino de Madisboa me dejaron ir. La justicia investigó pero no
dieron con el culpable. En el convento de aquí al lado ni siquiera tienen
caballos, solo mulos. Además la mayoría de los frailes son de edad avanzada y
este era un hombre alto y con buen porte, yo creo que no era un fraile de
verdad.
El muchacho, observador según don Nuño, no paraba de sollozar y se
quitaba las lágrimas bruscamente con la mano, como si las golpeara. Don Nuño
asentía a todo lo que decía.
Naturalmente que no era un fraile. Ahora ya estaba convencido totalmente de que
residía en Saláceres y no había matado en otoño ni en invierno, simplemente
porque le pilló fuera. Mató en España, cerca de la frontera en otoño y en
Madisboa en invierno. Era el mismo asesino. Estaba tan seguro de ello como de que era de día.
__Tómese un descanso mi buen amigo, no hay prisa, estaré encantado de
que sean mis invitados durante el tiempo que precisen.
__No se preocupe señor marqués, nos pondremos a trabajar. Es lo mejor
para no pensar. Muchas gracias por su comprensión, es usted una buena persona.
Virtudes lloraba en silencio abrazada a su sobrina que se frotaba el
trasero sin disimulo.
Don Nuño la envió a avisar a
Josefo.
__Dile que venga a comer, tengo que hablar con él.
Virtudes esperó a que volviera y la interceptó en el zaguán.
__¿Por qué estas todo el día rascando el culo, que te pasa?
__No lo se tía, me toco y tengo unos bultos.
__Vamos a ver.
__¿Aquí?
__Si, aquí, levanta la falda.
La joven levanto la falda y el refajo y se bajo los calzones. Virtudes
no daba crédito. Tenía las nalgas infestadas de garrapatas.
__Son garrapatas. ¿Se puede saber dónde has puesto el culo?__ Preguntó
cogiéndola del pelo.
__No lo sé tía. Suélteme que me hace daño.
Virtudes la arrastró por las trenzas, cruzando el patio por delante de
los cuberos, hasta la cocina
__Anselma pon un poco de grasa en el fuego: Tú, ponte ahí con el culo al
aire. A saber dónde has estado, puta. Siempre con el criado del asturiano que
cualquier día vamos a tener bautizo antes que boda.
__Que cosas dice tía.
En ese momento sonó la aldaba del portalón.
__Hablando del diablo, por ahí asoma. Quédate aquí, yo abriré.
Efectivamente eran Josefo y Jacinto, que no había sido llamado, pero que
acudía con gusto sin que hiciera falta invitación. El ama contestó al saludo
del escritor con un gruñido.
_¿Donde está el señor marqués?
__En la biblioteca. ¿Te pica el culo?
__¿Perdón, como dice, Virtudes?
__No le pregunto a vuesa
merced, le digo a él. ¿ Te pica o no?, porque veo que te rascas y si no, es de
tontos.
__Si me pica. Tengo unos bultos.
__Mira, tira para la cocina que te daré el remedio aunque no debería.
Tendría que dejar que te comieran vivo. Vuesa
merced y yo tenemos que hablar después
señor Mallo.
Josefo quedó un poco intrigado con las cosas del ama y los bultos de su
criado, pero continuó hacia la biblioteca al encuentro de don Nuño. Al
atravesar el patio saludó a los cuberos y se sorprendió de ver llorando al más
joven.
Don Nuño le abrazó con alegría, a pesar de la noticia, y le puso al corriente del asesinato de la
hija de su cubero.
__Ahora estamos seguros. Vive en Saláceres y se disfraza para matar.
Además es hombre principal, la salida de dos esbirros a cortar el paso al
muchacho lo corrobora. Tengo varios candidatos. Vamos a sentarnos.
Nada más tomar asiento entró Cirilo para anunciar al marqués la visita
de una mujer de la villa, la hija del curtidor, que deseaba verlo a poder ser
ahora mismo.
__Es de La Liga, ya sabéis…
__Que pase, la recibiré aquí mismo.
La muchacha era alta, de facciones armónicas y de grandes y dulces ojos
azules. Se azoró un poco al ver a Josefo más que otra cosa porque no esperaba que
hubiera nadie aparte del marqués.
__Sentaros__ dijo el capitán que se había levantado a recibirla__ decidme
que os trae por mi casa, lo cual es para mí un autentico placer.
__Muchas gracias señor marqués__ dijo la joven mirando de soslayo a
Josefo.
__El señor Mallo es un español, buen amigo mío. Podéis hablar tranquila
delante de él.
__Se quién es. Se que el alguacil lo detuvo tras el segundo crimen y se,
por supuesto, que no tiene nada que ver con eso.
__Muchas gracias__ dijo el asturiano.
__Verá don Nuño, sabemos que usted anda tratando de descubrir al
asesino, cosa que nosotras agradecemos en lo que vale, ya que nadie más parece
interesarse en conocer la verdad.
Don Nuño hizo un gesto con la mano para quitar importancia al hecho.
__Nosotras tenemos en cuenta que el asesino se disfraza de fraile para
matar…
__Perdón ¿habéis dicho se disfraza?
__Si señor, puesto que esta atestiguado que calza finos zapatos de
caballero y lleva medias, algo impensable en los verdaderos frailes. Creemos
que es alguien principal que se reviste para matar. No obstante, hemos
investigado a los frailes del monasterio, nunca está de más, y hemos descartado
a toda la comunidad excepto al nuevo botánico.
__¿Como eso?__ se interesó don Nuño.
__Muy sencillo señoría. Le hemos visto. Es alto y distinguido y aunque
lleva abarcas de cuero, sabemos que es el tercer hijo de los marqueses de
Ahumada de Toledo, que profesó por un desengaño amoroso. O sea, que tiene
zapatos y medias, seguro, en su baúl. Se ocupa del huerto medicinal y lleva
plantas y remedios a los otros monasterios.
__Vamos a ver__interrumpió Josefo__ En Salamanca nos dijeron que pasó el
boticario de San Vicente y luego un
fraile con botas y espuelas antes de que apareciera muerta otra mujer.
__Es el crimen del otoño__ aclaró el marqués a la joven de la Liga__ Nosotros
tenemos además la teoría de que mata con el inicio de las estaciones. Tenemos
comprobados los dos crímenes anteriores, cerca de aquí y siempre con un fraile
de por medio. O sea que vuestra teoría también es acertada y habéis sido muy
diligentes. Pero, hay un pequeño incidente veréis, en el crimen del invierno el
novio de la asesinada siguió al criminal desde la capital hasta aquí, pero le
salieron al paso un par de hombres a caballo. No eran frailes ¿comprendéis?. No
creo que el hijo de los marqueses tenga criados en el cenobio.
__Criados no, pero a veces vienen sus amigos a visitarlo. Varias veces
los vimos en el pueblo, se hospedan en la fonda del palentino “La bella
desconocida”. Vienen siempre dos o tres. Son bastante pendencieros, la última vez
tuvieron problemas con Guzmán y desde entonces no han vuelto.
Continuará...
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