Capítulo II
La
casa familiar de Isabel y su abuela estaba al lado de la iglesia. Se veía
diminuta, insignificante a la sombra del torreón con espadaña, que resultaba
absurdamente ostentoso en su altura, casi amenazante. Cerrando la plaza por la
izquierda, perpendicular a la iglesia, estaba la Rectoral. Tenía razón la
abuela, parecía un palacio florentino. Desentonaba bastante del entorno de
casas bajas y humildes de arquitectura típicamente rural.
__Mi pobre casa__ suspiró la abuela__ parece
una pulga.
Sin
embargo no estaba mal; era suficientemente amplia, un poco laberíntica, lo
típico de las casas de pueblo a las que se van añadiendo estancias según
necesidades, sin mucho orden ni concierto, pero acogedora, “con encanto”,
aseveró García, al que instalaron en la única habitación de la planta baja,
dado que con la silla de ruedas era complicado subir y bajar escaleras.
__Sólo hay un aseo con ducha en esta
planta__ se lamentó la abuela con el antiguo inspector__ pero por lo menos
tiene la ventaja de no tener que compartirlo. Nosotros tres nos repartiremos el
baño de arriba.
__No se preocupe abuela__ terció Casimiro__
haremos turnos por la mañana y listo.
__No hará falta conmigo, yo me bañaré una
vez que vosotros os hayáis ido a investigar y mis necesidades las haré en el
corral como cuando era niña. Me rejuvenecerá. Ahora vendrá un operario a
instalar lo que necesite__ le dijo a García__ Mi prima ya lo avisó.
__Perfecto doña Isabel. No se preocupe tanto
por mí.
__ Lo hago encantada, inspector.
Habían traído suministros de comida
suficientes para empezar, pero la prima Elisa les había llenado la nevera que
todavía funcionaba para sorpresa de la abuela.
__No hay máquinas como las de antes. Esta
tiene, por lo menos, veinticinco años. Ahora duran dos o tres, hasta que se
acaba la garantía.
__Que razón tiene abuela__ remató Casimiro
que se había puesto a catar los chorizos.
Aníbal quiso hablar con Elisa niña en su
casa, “porque será menos traumático para ella, en su entorno”. García le
acompañaría, pero la abuela no, porque tanta gente extraña sería ya demasiado
intimidatoria.
__Yo soy su tía abuela.
__Si pero la niña apenas la conoce.
__Pero me conoce y a vosotros no. Debería
interrogarla yo.
__Lo haremos nosotros abuela, en principio.
Después ya veremos __dijo Aníbal conciliador.
Casimiro daría una vuelta por el vecindario
conociendo al personal y enterándose de todo lo que pudiera con respecto al
señorito y su familia y al hijo mayor del señorito y su posible coartada y
sobre todo al porqué de la insistencia _según la abuela_ de cargar el muerto al
tonto del pueblo.
La casa de Elisa estaba a cien metros, más o
menos, en dirección a los campos. Era algo más grande que la de la abuela y
también laberíntica, aunque “con menos encanto” según García. Elisa madre fue
quien abrió la puerta; era una casi cuarentona de muy buen ver en opinión de
Aníbal y de García, por la cara de satisfacción que pusieron los dos y la
mirada de soslayo que se dirigieron. Iba vestida un poco llamativamente,
“enseñando demasiada pechuga, y muy pintada para la ocasión, lo cual no era
para nada necesario”, habría dicho la abuela. “Era un interrogatorio ¡por Dios!
no era el día del Patrón”.
Elisa niña se parecía a la madre, pero mucho
más tímida. Se sentó donde le indicaron, frente a ellos, mirando al suelo y
casi temblando. Aníbal y García supieron de inmediato que no iba a soltar
prenda. Pues va a tener que hablar con ella la abuela después de todo, pensó
Aníbal. No obstante trataron de entablar conversación con naturalidad.
__Hola Elisa, me llamo Aníbal Manero y soy
el novio de tu prima Isabel, la de la capital. ¿La recuerdas?
Elisa negó con la cabeza mirando al suelo.
__Si la recuerdas__ terció Elisa madre__
estuvimos en su casa en la ciudad cuando la abuela tuvo que ir al especialista.
Te llevó al cine y a la playa.
La niña continuó en silencio.
__Me gustaría que me contaras como te
heriste en el brazo. Cuéntame cómo fue. ¿Ibas a casa de una amiga, verdad?
Elisa asintió con la cabeza.
__ ¿Escuchaste un tiro?
Elisa volvió a asentir.
__Y, entonces el perro del pastor te atacó….
La niña se mantuvo en silencio un buen rato.
Elisa madre iba a intervenir, pero una seña de García la detuvo. Elisa hija
levantó ¡por fin! la cabeza y miró a Aníbal.
__No, no fue el perro del pastor. El perro
del pastor se llama Trosky y es un mastín muy bueno. Este era un perro de caza
como los que tiene mi padre, bueno ese…
__Al atacarte el perro te caíste…
__No, no me caí. Me agaché para espantarlo y
la bici zigzagueó__ respondió haciendo el movimiento con la mano__ fue cuando
algo me quemó el brazo. Entonces salí a
toda velocidad hasta la casa de María.
__El hermano mayor de María escucho el
disparo y salió a ver y se encontró con Elisa sangrando y muerta de miedo.
__No tenía miedo. Me quemaba el brazo.
__¿No te habías cruzado con nadie, ni visto
a nadie desconocido o sospechoso?
La chica negó con la cabeza.
__ ¿No habías notado que nadie te siguiera
en los días anteriores?
Elisa
volvió a negar.
__ ¿Tienen relación con el cardenal. Ha
venido a saludarlas?__ Preguntó García, como si lo hubiera inspirado el
Espíritu Santo.
__ ¿Nosotras? No que va…mi madre tiene mucha
confianza en don Antonio, el párroco, el tío del cardenal, pero nosotras no.
Elisa hija comenzó a sudar y se puso
colorada como una amapola. Aníbal y García supieron que algo estaba pasando.
__ ¿Tu tampoco conoces al cardenal? ¿No ha
ido a veros al colegio o algo así?
Elisa negó con la cabeza cada vez más
inquieta.
__Alejandro, el cardenal, apenas de
relaciona con la gente. Dice misa el domingo temprano y eso es todo. Sale de
caza y pasea con su secretario y ya…
__ ¿Nunca has hablado con él?
Elisa volvió a negar con la cabeza, con
vehemencia.
__ ¿Querrías acompañarnos al lugar exacto
donde te dispararon?
Elisa hija asintió otra vez mirando al suelo
y Elisa madre se levanto, diligente, para acompañarles.
Entre tanto Casimiro había entablado
conversación, bajo un tilo solitario en medio de una plaza en la trasera de la
iglesia, con un grupo de campesinos jubilados sin otra cosa que hacer que dar
charlas sobre el crimen de la niña a cualquiera que se dejara, porque entre
ellos ya estaba todo dicho y la llegada del cardenal ya andaba amortizada, con
creces, a estas alturas.
__ ¿Nadie vio nada aquella tarde?
__ ¿Acuala
tarde paisano? Porque hubo dos tardes. Una cuando casi matan a la Elisa y otra
cuando mataron a la Sofía.
__Cualquiera de las dos.
__La primera oímos el disparo y la segunda
pues lo mismo. Este es un pueblo pequeño y silencioso a no ser que pase la
cosechadora del Isidro, que ahora no es el caso porque no es tiempo de
cosechar. Nusotros estábamos aquí, de
casualidad ¿eh vusotros? Y oímos el
tiro primero y el tiro segundo. El primer día pensamos: ya están esos cabrones
matando gatos y nos equivocamos, y el segundo dijimos ¿a que le han pegao otro tiro a la Elisa? Pa´ rematarla mayormente. Raro dijo
este; éste que le señalo es el Honorino, y dijo esto: otro tiro no le han pegao a la Elisa, porque no sale de
casa. Son los cabrones otra vez. Pero se equivocó, era otro cabrón que había matao a la Sofía. La nieta de la bruja.
__ ¿Es bruja la abuela de la niña?
__Es un modo de hablar. Es la dueña de medio
pueblo. Ella por un lao y el cura por
el otro. Don Antonio, bueno, el sobrino, el cardenal ese, han comprado todas
las tierras de la herencia de los Ayalas y andan a la gresca por unas viñas que
encima son malas, con mala uva quiero decir. Esta es tierra de cereal y las
vides de aquí dan un vino peleón. Pero andan a la gresca como si de la uva
fuera a salir vino Sabañón, de ese.
__ ¿No pensarán que han matado a la niña por
ese motivo?
__No lo creo, porque si no, no le hubieran
disparado a la Elisa.
__Puede ser para despistar__ aseveró otro
contertulio.
__Es el Jacinto__ indicó el que hablaba
desde el principio.
__O pudo ser un aviso: disparamos a tu hija
mayor y luego vamos a por la otra…__volvió a aseverar el Jacinto poniendo voz
de misterio.
__Y quien las mató entonces ¿el cura? ¿el
cardenal?
Los
cinco jubilados se encogieron de hombros a la vez.
__Mire usted, don Antonio está en la cama
malísimo de unas fiebres o algo raro que nusotros
creemos le contagiaron en el lupanar de Santirso del Arroyo, porque para
siempre allí cada vez que viaja a la ciudad. Aunque ya está muy viejo y yo creo
que es imposible que se le levante, pero él para siempre, ya le digo…
Casimiro estaba cada vez más asombrado y
divertido. Aquellos viejos eran la hostia.
__Continúe, cuéntemelo todo, por favor,
estoy muy interesado.
__Pues eso, que no pudo ser él y el
cardenal… ¿Cuál era la cortada que no
me acuerdo?
__Estaba diciendo misa. Estaba en la iglesia
rodeado de beatas, cuando mataron a la Sofía.
“Como Michele Corleone, si” aseguró García
más tarde cuando Casimiro narró la conversación con los vejetes.
__Y ¿la tarde que dispararon a la Elisa?
__Don Antonio, malísimo ya en la cama y el
cardenal aun no había llegado. Trascurrió casi una semana entre los dos tiros.
__ ¿Conocen al hijo varón del señorito?
¿Cómo se llama?
__Se llaman igual los dos: Pedro. El
señorito es don Pedro de la Sierra y Sierra. Los padres eran primos segundos.
En los pueblos hay mucha bigamia entre
los ricos.
__ Enogamia__ corrigió otro.
__ ¿Eso no es lo del vino?__ pregunto el
corregido con cierta suficiencia.
__Bueno da lo mismo, les he entendido
perfectamente__ terció Casimiro__ Me decían que conocen al hijo…
__Siiii, menuda pieza. Como el padre o peor.
El resto de viejos aseveró a coro con la
cabeza.
__ ¿A que se refieren?
__ ¿A qué va a ser?
__Yo no les conozco. Díganmelo ustedes.
__A las mujeres, carajo. El hijo es un
faldero compasivo…
__Compulsivo;
nada, no me haga caso, continúe.
__Tiene una novia aquí y otra allá, incluso
casadas. Ya tuvo problemas, ya… Acordaros de lo del notario de Santirso. Menudo
escándalo. Además tiene deudas de juego, creo. Vino por aquí hecho un
energúmeno, para que el padre le adelantara la herencia. El padre que le va
adelantar… si no maneja un duro. Su madre, la bruja, le tiene cogido por los
huevos. Les tiene a raya a los dos: a él y a la mujer. Porque a ella también le
gusta el gasto, uf que si le gusta, pero la vieja es una roñosa de cuidado.
Debería de haberla matado a ella…quiero decir, si lo que quería era heredar… el
hijo de don Pedro…Usted me ha preguntado.
__Si, sí, yo le he preguntado, calma. ¿Dónde
vive, Pedro hijo?
__En Santirso. Es el veterinario del
municipio.
__ ¿Vive sólo?
__ ¡Qué va! Está casado con la maestra.
__ ¿Tienen hijos?
__No, creo que ella es esmeril.
__Y
él tampoco tiene hijos por ahí, como el padre…
__No, que nusotros sepamos…
__No
los tiene entonces. Y… este chico al que buscan ¿Cómo se llama?
__ ¿El Indalecio? Buuuu, eso es un
cabezonada del sargento que es una mula parda. Es buen paisano, pero anda justo
de nuronas, lo dice mi nieto.
__Eso es una orden superior, lo que yo te
diga.
__Es el Nemesio__ presentó el de siempre__
Tiene razón. Aquí hay algo raro.
__Porque el Indalecio no es capaz ni de
matar una mosca__ insistió Casimiro.
__¡Qué va! Se ve que usted no lo conoce.
Anda por ahí observando y huye cuando le hablas. Pero ese es un alma de Dios.
Incapaz de matar.
__Dicen que observa a las mujeres detrás de
las zarzas…
__Mire ¿sabe lo que pasa? Perdió a su madre y anda esperando que regrese. No
se da cuenta que ha muerto y no va a volver. Observa a las mujeres para ver si
está su madre, inclusive cuando se atreve les pregunta por ella. A la Petra con
la que tiene más confianza, le pregunta a menudo, aunque se erpresa con dificultad. No sé cómo se
les ha ocurrido culpale a él…
__Anda desaparecido ¿no?
__Si desde el mismo día que mataron a la
Sofía. En vez de buscarlo por si le ha ocurrido algo, no, le buscan para
cargarle la muerta…Iba a venir un teniente de la USO, pero ¡quiá! ¿Pa`que?
Si ya está todo dicho…Andan aun haciendo batidas buscándole como a un lobo. No
hay derecho. Porque hay algo más ¿sabe usté?
__Yo no sé nada.
Los viejos se cerraron en corro sobre
Casimiro y el que llevaba la voz desde el principio, le informó casi al oído:
__A las niñas les dispararon con una pistola
como las de usa el Jamesbon ese de
las películas, mi nieto lo escuchó en el cuartel. No deja casquillos. Era un
profesional.
Continuará...
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