Encierro, I can´t breathe





“No puedo respirar”, eso decía a los policías que le estaban deteniendo, el ciudadano de Minneapolis, George Floyd, mientras uno de ellos le presionaba el cuello con la rodilla. 

Todos sabemos lo que ocurrió después, y como una vez más se desató la furia en los Estados Unidos por un nuevo caso de racismo y de violencia policial contra la población negra. 

Me contaba mi padre, cuando yo era niña, algo que me sorprendía mucho. Cuando de joven viajaba desde La Habana hasta Illinois, donde estudiaba, en uno los estados del Sur, en el cual se detenía para visitar algunos parientes,  los negros viajaban, todavía, en la parte de atrás de los autobuses separados por una mampara del resto de viajeros,  y cierta vez que  entabló conversación con un chico negro de su misma edad, que esperaba también el autobús, vino un policía e increpó al negro de muy malos modos, por atreverse a hablar con un blanco; a él también le prohibieron los parientes hablar con los negros por la calle. Esa mentalidad, que tanto me sorprendía entonces, sigue vigente en el país, y como acabamos de ver, no sólo en los estados del Sur. El racismo y la afición por las armas de fuego son los grandes problemas de la sociedad americana.

Para completar el despropósito, Thrump, se autoproclama el presidente de la ley y el orden y amenaza con lanzar el ejército contra los que él llama izquierda radical, mientras se dirige a la iglesia con la Biblia en la mano, que estoy segura que no ha leído nunca.




Ocurre que en Norteamérica, el ejército no puede ser empleado contra el pueblo, a no ser que se trate de una secesión o una obstrucción contra la autoridad de los Estados Unidos. El presidente solo puede sacar el ejercito a la calle en la ciudad de Washington, porque tiene un status diferente y carece de autogobierno, pero en el resto de los 50 estados es la Guardia Nacional la que cumple la función de mantener la ley y el orden, en casos excepcionales,  y tiene que ser el gobierno de cada estado quien lo autorice. El presidente no puede interferir.

Un mecanismo parecido deberían tener los partidos políticos, Republicano y Demócrata, para impedir que personajes como Thrump, puedan ser candidatos a la presidencia y ganar, además.

Nada mejor para ilustrar la situación de ahora mismo en USA, que el artículo que escribió George Clooney, y que se hizo viral, como se dice ahora, en pocos minutos. Voy a reproducir algunos de los párrafos más significativos.


“No sabemos cuándo acabarán estas protestas. Esperamos y rezamos para que nadie más sea asesinado, pero también sabemos que muy poco cambiará. La ira y la frustración que vemos una vez más en nuestras calles es solo un recordatorio de lo poco que hemos crecido como país desde nuestro pecado original de la esclavitud.

Esta es nuestra pandemia, nos infecta a todos y en 400 años todavía tenemos que encontrar una vacuna. Las palabras no puedo respirar quedarán grabadas para siempre  en nuestras mentes-

Necesitamos políticos que reflejen la equidad básica para todos sus ciudadanos por igual. No necesitamos líderes que aviven el odio y la violencia, como si la idea de disparar a los saqueadores pudiera ser algo menos que un mensaje controvertido. Y solo hay en este país una forma de lograr un cambio duradero: votar”.

Votar sí, pero votar bien, añado yo. Que no vuelva a ganar el mismo personaje. El resto del mundo no podemos votar en las elecciones USA, solo sufrimos las consecuencias, y ya estamos hartos de depender de locos ajenos. Necesitamos respirar también.




























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