Estaba
anunciada, la nueva crisis económica quiero decir, porque esto no es una
pandemia ni de lejos. Había un empeño en una nueva crisis y ha llegado. La
economía está bien y tratando de recuperar los derechos sociales perdidos en la
anterior, que más que una crisis económica fue una involución, pero…
Veamos,
yo estoy en mi casa con comida para un mes, porque así me lo han ordenado las
altas instancias, para frenar el famoso virus. No voy a decir que no sea
necesario, aunque reflexiono y creo que mata menos que una gripe estacional,
pero repito: hago lo que me dicen que haga por el bien de todos. No obstante,
pienso en el frenazo en seco de la economía de este país y de otros. Hasta
luego a la recuperación de la dignidad perdida para las clases no pudientes de
los países, hasta luego a la igualdad de oportunidades, a la confianza en un
futuro con trabajo digno y con esperanza. Chao, chao, que dirían nuestros
amigos italianos, nuestros compañeros de
encierro. Porque esto no va ser un se acabó y nos ponemos en marcha y aquí no
pasó nada. Volver al punto de partida va a costar y mucho.
Esto
me recuerda a la “brillante” idea de la primavera para los países árabes, que
trajo como resultado la guerra de Siria y el caos para algunos de ellos como
Libia, por ejemplo. Porque Libia tenía al frente a un mamarracho como Gadafi,
pero funcionaba. Y si hablamos de mamarrachos ¿Qué es Trump para ti? Podía ser
la pregunta. ¿Por qué nadie trata de hacer la primavera en USA? Ah, claro, que
es una democracia. También España lo es y mira como nos manejan.
Hala, feliz encierro y suerte, mucha suerte
para este país nuestro tan sufrido.
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